ENTREVISTA
María José Hasta: “Mi escritura es fragmentada porque mi vida también lo es”
La autora (Huesca, 1989) habla de su primer libro, Se te oscurece el pelo

Hace tres años comenzaste un taller de escritura en el que descubriste tu vocación literaria. ¿Cómo fueron esos primeros pasos?
—Pasé los ocho meses del taller escribiendo y leyendo. Siempre acompañada, porque todos los textos se compartían y revisaban en las clases. A pesar de lo comprometido que puede ser mostrar a otras personas lo que haces, siempre hubo un ambiente de respeto y admiración. En muchas ocasiones, alguna del grupo había conseguido escribir algo interesantísimo y lo celebrábamos. Fue muy enriquecedor.
Casi sin darte cuenta, en mayo llegó Se te oscurece el pelo, tu primer libro. ¿Cómo te quedas?
—El proceso ha sido largo y he tenido tiempo para asimilar que soy escritora. Aunque el día en que supe de la posibilidad de publicar en Caballo de Troya con Sabina Urraca como editora, sí que aluciné. No obstante, decidí continuar el resto del proceso con calma. Había que seguir trabajando en el libro porque todavía no existía como tal.
La obra retrata a la perfección a la generación millennial de Huesca. ¿Es importante ser un artista de tu tiempo y hacer un relato generacional?
—No fue mi intención hacer un relato generacional. Por otro lado, la concepción que tenemos sobre lo que es “nuestro tiempo” es resbaladiza. Lectoras de generaciones anteriores o posteriores a la nuestra han dicho sentirse identificadas con los personajes. Supongo que hay anhelos y desastres que son transgeneracionales. Aunque reconozco que escuchar a Loona en Interpeñas es algo que te sitúa en una atmósfera y un momento muy concretos.
Por pasajes como este, para los treintañeros de la ciudad es imposible no sentir nostalgia con tus historias porque también las hemos vivido. ¿Tu objetivo era conectar con la gente o escribes sin pensar en ello?
—Cuando escribo pienso en términos de responsabilidad con la obra. Es decir, establezco un compromiso serio entre lo que quiero decir y cómo decirlo. Con honestidad y siempre al servicio de la literatura. Yo soy la que escribe, pero también soy en un momento dado la lectora. Y una muy cruel y exigente. Si consigo conectar con esa, supongo que lo tengo más fácil para conectar con las demás.
Aunque Se te oscurece el pelo sea un libro de relatos, todos guardan cierta conexión. ¿Por qué te lanzaste a este formato?
—La forma del libro viene condicionada por el tiempo que puedo dedicar a la escritura. Normalmente son periodos de no más de dos horas a lo largo de la semana. Eso, sumado a que mi capacidad de concentración en una misma tarea es limitada, hace que de momento no pueda planificar tramas largas. Mi escritura es fragmentada porque mi vida también lo es.
La adolescencia es una de las épocas más terribles del ser humano. ¿Por qué le dedicas gran parte de tus capítulos?
—La adolescencia es como una herida abierta que todos llevamos por ahí, algo muy incómodo. Es problemática porque nos avergüenza y la evitamos lo máximo posible. Incluso las adolescencias de otros nos incapacitan. No sabemos cómo reaccionar ante ellas porque no queremos asumir que llevamos todavía la nuestra colgando. Por todo ello, esta época terrible como dices, es un campo fértil para la inspiración y la escritura.
Aunque esa fase de nuestra vida ya quedó atrás, actualmente impartes clases en un instituto. ¿Los adolescentes de ahora son tan diferentes y problemáticos como dicen o son iguales que los de antes?
—Son prácticamente iguales, aunque tienen un problema que los millennials sólo empezábamos a vislumbrar. A la compleja gestión entre quiénes son y la imagen que quieren dar ante los demás, se suma la identidad -o identidades- con las que interaccionan en redes sociales. Imagino que eso es mucho trabajo.
La amistad también es un elemento fundamental de tu debut. ¿No hay nada más inspirador que las amigas?
—Muy pocas cosas son más inspiradoras que la amistad, por tan asumida como la tenemos y lo compleja que es si le descubres la trama interna. En épocas de nuestra vida es la piedra angular sobre la que se organizan todas las demás necesidades.
Muchas de tus vivencias personales salen a relucir en esta obra. ¿Has dejado algo fuera por pudor o no te importa desnudarte delante del lector?
—Todo lo que hay en el libro es lo necesario para que exista. Lo que se pone o se quita siempre debería decidirse en función y al servicio de la obra. Por otra parte, me importa muchísimo descubrirme ante el lector. Sí soy pudorosa, pero eso nunca debe obstaculizar el alcance de mi meta, que es escribir la obra más bella posible. En ese sentido, algunas veces, cuando peor lo estoy pasando por el qué dirán o pensarán, es cuando mejor estoy escribiendo.
Una cosa es ser humilde, que siempre lo has sido, y otra quitarte importancia, como haces durante el libro cuando opinas que tu hermana o tus amigas son más interesantes que tú. Ninguna de ellas ha escrito esta obra, por tanto: ¿Cómo no va a ser brillante alguien que tiene tanto que contar?
—Esas cosas no las he dicho o pensado, lo han hecho mis personajes. Mi hermana, amigas e incluso yo, como personas de no ficción, brillamos constantemente.
Además de tener uno de los nombres más icónicos de la historia, Sabina Urraca fue tu profesora en el taller de escritura y ha terminado siendo tu editora. ¿Es una fortuna que vuestros caminos se hayan cruzado?
—Ha sido una de las grandes suertes de mi vida. Sin Sabina Urraca yo no escribiría. Nuestra amistad es muy estimulante para mí. Pasar un rato con ella es como si pudiera pegar un salto, caminar siempre por los tejados y no bajarme nunca más.
Tu descubridora también amadrina el otro libro de relatos de la temporada, El último sueño, de Pedro Almodóvar. ¿Lo has leído?
—Todavía no. Sí he leído Leche condensada de Aida González Rossi, La puta y el hurón de Martha Luisa Hernández Cadenas y Los bloques naranjas de Luis Díaz. Todos títulos editados por Sabina y muy recomendables si se quieren conocer obras emergentes y desprejuiciadas. También he leído Cha-Cha-Cha (Dueto), que firman Bego Antón y Sabina Urraca. Un libro fascinante que para mí plantea la pregunta -incomodísima, hiriente- de si conocemos verdaderamente a nuestras madres más allá de su identidad como progenitoras.
La portada de Se te oscurece el pelo es otro de los atractivos de este libro. ¿Qué querías mostrar y ocultar?
—Es obra del diseñador y animador Choche Hurtado. Todos los libros de la colección mantienen esta estética que emula publicaciones de los 60 ó 70, en las que aparecían sobre un fondo neutro imágenes fotográficas recortadas y se usaban letras serif. El cubrir, descubrir y separar los fragmentos fotográficos fue decisión de Choche y Sabina, siguiendo criterios de composición y de relaciones con el contenido de los libros. En mi caso es una imagen en la que muchas mujeres participan en un juego. Como en el libro, no se sabe bien quiénes o cuántas son las protagonistas.
La obra está gustando muchísimo y en poco tiempo ya ha llegado a su segunda edición. ¿Esperabas este éxito?
—No, pero me alegro y lo asumo con los brazos abiertos.
¿Es cierto el rumor de que los beneficios de este libro irán destinados a un gato?
—Algo de ese dinero irá a parar a la tienda de piensos “grain-free”. Sin duda.
Después de esta excepcional experiencia como escritora de relatos, ¿tienes pensado ya un segundo asalto?
—Sigo escribiendo y habrá otros libros. Seguro.
¿Te atreverías con una novela?
—¡Claro que me atrevería! Pero cuando me pongo a escribir nunca sé lo que va a salir, si una novela, un poema o un tapete.