CRÍTICA MUSICAL
Dos horas y media de puro groove
R de Rumba ofreció una excelente sesión DJ en el Juan Sebastian Bar

AL MAL tiempo, buena cara. Eso es lo que debieron pensar los de la Peña Alegría Laurentina, quienes, ante el decreto de cese de actividad en el Jai Alai, al igual que habían hecho dos días antes con el concierto del bluesman Mack McDonald, el sábado decidieron pasar también la sesión prevista de R de Rumba al Juan Sebastian Bar, donde un público con ganas de fiesta bailó y disfrutó al son del cóctel de ritmos preparado por el mítico componente de Violadores del Verso, leyenda viva del hip hop nacional. Y precisamente, se echó a faltar entre el público a la escena local del hip hop oscense, que brilló por su total ausencia. Algo realmente incomprensible. Pero bueno… nada que sorprenda a estas alturas.
Tras el nombre de R de Rumba se esconde en realidad Rubén Cuevas, productor y DJ de Violadores del Verso, con toda seguridad el grupo más importante que ha dado el hip hop en español, que llegó a actuar en la capital oscense en dos ocasiones, en 2004 y 2009, ambas en el marco del festival Periferias, donde también se ha podido ver a este zaragozano en solitario en su vertiente DJ.
Su sesión del sábado en el Juanse, como es habitual en su trayectoria, fue un gozoso recorrido por las distintas ramas del árbol del groove, ese algo intangible (similar al duende de los flamencos) que poseen las músicas y ritmos de raíz negra. Así que la gente pudo disfrutar de una sesión a base de mucho hip hop, pero también de soul, funk, electro, p-funk, raggamuffin, R&B, g-funk y mucho más.
Por supuesto, a lo largo de la velada sonaron varios temas de Violadores del Verso y de sus componentes en solitario, Sho-Hai y sobre todo Kase.O. Pero el radar hip hop se extendió desde el rap de la old skool hasta el ultimísimo rap latino (el vibrante Dance Crip del argentino Trueno, el combativo 1977 de la chilena Ana Tijoux), pasando por la escuela groovy de De La Soul y los Native Tongues. Todo ello, por supuesto, bien mezclado y agitado, y aderezado con su excelente técnica en el scratch.
Además, también hubo hueco en su sesión para los rare grooves (Cross the tracks de Maceo & the Macks), el sexy funk de Prince (Musicology), el reggae (Could you be loved de Bob Marley, el delicioso Pass the Dutchie de Musical Youth), el p-funk (George Clinton y su Atomic Dog) o incluso el reguetón de Pepe:Vizio con esa adictiva Marcha.
Pero quizá el momento estelar de la tarde fue el insólito mash-up que realizó al mezclar el mítico y clásico The Message de los pioneros Grandmaster Flash & the Furious Five con el cadencioso Back to life de los injustamente olvidados Soul II Soul. ¡Bingo!
La sesión dio para mucho más, lógicamente, y el público se fue animando conforme iban pasando los minutos. Al final atacó también el flanco del trap y los sonidos urbanos, poniendo así el broche de oro a dos horas y media de puro groove.