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Servato Buil Pardina: "En la escuela de tenis, el deporte va después de los valores"

Cumplidos los 35 años comenzó su relación con el tenis, deporte que en Monzón "fundaron" los Teixidó, Requeno, Mateo, Sanvicente, Ríos, Blanc, Angusto, Tinoco, Carlos Medina...

Servato Buil Pardina: "En la escuela de tenis, el deporte va después de los valores"
Servato Buil Pardina: "En la escuela de tenis, el deporte va después de los valores"
F.J.P.

MONZÓN.- En las pistas de tenis de Monzón, sean las del complejo "Conchita Martínez" sean las de Airon Club, la figura de Servato Buil es una constante. Y no precisamente disputando partidos, sino rodeado de una veintena de chavales de edad diversa (de seis años en adelante) a los que inicia en el manejo de la raqueta y, por encima de todo, inculca lecciones de vida. Lo tiene muy claro y así lo afirma: "En la escuela de tenis, el tenis va el último, después de los valores del respeto, la educación, la actitud y la amistad".

Servato nació en Siétamo y a los siete años se instaló con su familia en Monzón. "Mi padre fue de los que llegaron atraídos por el boom industrial y se enroló en la fábrica de Hidro Nitro -explica-. Yo también trabajé en esta empresa, y luego en Talleres Torres Martí, etapa laboral de la que estoy muy orgulloso. Por mil razones, me siento montisonense de pura cepa".

Amante del deporte, lo suyo fue el fútbol y correr, aunque solo como aficionado, sin grandes aspiraciones salvo la de llevar una vida sana y de superación de retos particulares, que a la postre no resulta un anhelo baladí, más bien lo contrario. El tenis apareció cuando había cumplido los 35 años. Se hizo socio de Airon Club, que disponía de tres pistas (había otras dos en la zona residencial de la Hidro), y allí empezó su romance con la raqueta.

Echa la vista atrás y dice: "En esta vida, igual que pasa con las casas, todo tiene cimientos, y el tenis de Monzón lo fundaron los Teixidó, Requeno, Mateo, Sanvicente (primer entrenador de Conchita Martínez), Ríos, Blanc, Angusto, Tinoco, Carlos Medina... Fueron la base. Trabajaron duro en los clubes. Con ellos empezó todo. Sembraron la simiente de la afición".

COMO UNA DROGA

Con modestia, apunta que él nunca fue un crack (eso sí: lo corría todo y al rival le parecía un frontón), lo que no le impidió jugar sus bazas en el equipo de Airon Club que competía en el campeonato regional, con desplazamientos a Zaragoza, Huesca, Caspe y otras ciudades. "Te metes y el tenis es como una droga: quieres aprender y mejorar más y más. Me encanta la actitud positiva que encierra y las sorpresas que depara. Como no hay cronómetro, todo puede pasar. Recuerdo un set importante que perdía 1/5 y acabé ganando 7/5. ¡Qué emoción! Puro tenis".

A la pregunta de cuál es su ídolo, responde volviendo a echar mano del argumento de la actitud y los valores: "Rafa Nadal, en mi opinión, no es el mejor tenista del mundo. Me vienen a la cabeza Federer, Djokovic, Sampras, Agassi, Connors... Sin embargo, lo tengo en un altar porque encarna la fuerza mental, el sacrificio, el no dar una bola por perdida, la lucha continua. Para mí, el número uno".

Sobra decir que el apartado femenino lo copa Conchita Martínez, de la que fue vecino. "Tengo mucha amistad con sus padres -señala-. También tuvo que recorrer un camino complicado y a una edad temprana, cuando todo son dudas. Primero marchó a Lérida, luego a Suiza. Iba bien servida de cualidades y le echó ganas. Volvemos a lo mismo: sin tesón, no alcanzas el premio".

JUBILACIÓN DE LUJO

No se ha dicho todavía lo más importante: Servato es voluntario de la escuela de tenis de Airon Club. En diferentes turnos y bajo el mando de Javi Fernández ("otro fenómeno en todos los sentidos", apostilla), se les ve con entre ochenta y noventa chavales. En total, unas cincuenta horas al mes, a las que últimamente suma las que dedica a un grupo de mujeres que frisan los cuarenta años y, remarca, "son otro buen ejemplo de actitud, de ganas de probar nuevas sensaciones, experimentar y marcarse retos".

El veterano tenista se confiesa: "Me lo paso muy bien, tanto, tanto, que le pido a Dios que no se me lleve para seguir disfrutando. Ya estoy en el cielo. Ayudo a los niños y eso me parece un regalo. Lo que das, recibes. No me supone ningún esfuerzo iniciarlos, al contrario. Y en todo momento con la máxima de que en la pista somos rivales y fuera de ella, amigos".

Pregunta de libro: ¿y qué ocurre con los "pasotas", con los que están un poco por la obligación de contentar a los padres? Respuesta del avezado profesor: "Antes había muchos gatos monteses y ahora muchos gatos de casa. Antes nada era fácil y ahora se lo encuentran todo hecho. También hacen lo que ven hacer. Ahí es donde me esmero, en hacerles entender que sin trabajo, sin el ánimo de dar pasos adelante, ni hay metas ni progreso ni nada de nada".

Servato se ha formado con decenas de libros y vídeos (incluso dirige a los recogepelotas del Torneo Internacional Conchita Martínez). Su altruismo enriquece la leyenda de la cuna de deportistas. Su eterno optimismo irradia buenas vibraciones a cuantos le rodean. Vive una jubilación dorada y desea que no se acabe. "Desarrollo una actividad que me divierte y no paro de hacer amigos, ¿qué mas se puede pedir?", remata.