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ESQUÍ DE MONTAÑA

Peña Guara instruye en el esquí de montaña

Dieciocho cursillistas se formaron en enero en los valles de Tena y de Benasque

Peña Guara instruye en el esquí de montaña
Peña Guara instruye en el esquí de montaña
S.E.

HUESCA.- Vamos a empezar esta pequeña historia con una afirmación: la montaña es una movida. Geología, orografía, climatología... Cada palabra con la terminación -gía que se añade complica más la ecuación que supone planificar una salida para disfrutarla. Y de repente, llega la nieve. Un manto blanco cubre nuestros valles y cimas, amortigua los sonidos y refleja la luz creando un nuevo paisaje que a todo hijo de vecino le apetece disfrutar. Y entonces oímos hablar del esquí de montaña. Subir por valles ganando altura, bajadas con la nieve sin tocar, un sueño en nuestra cabeza. Pero no es oro todo lo que reluce, porque si la montaña es una movida, en invierno es una movida muy grande, y en este curso lo íbamos a aprender.

El curso se dividió en sesiones teóricas y prácticas. Las teóricas fueron muy variadas, material y equipamiento, Ates, BPA, comunicaciones, nivología, preparación de itinerarios... Todo ello con un denominador común, la seguridad.

En el primer fin de semana, tuvimos que demostrar que sabíamos bajar y para ello pasamos el día en la estación de Aramón-Formigal. Realizamos todo tipo de prácticas: saltos de colas, autodetención con bastones, derrapajes, la cuña... Todas ellas herramientas necesarias para sacarnos de un apuro.

Todo eran risas y jolgorio mientras íbamos de camino al refugio de Casa de Piedra. Pensábamos que ya nos habíamos ganado el momento de descanso. Pero ahí estaba el gran César dispuesto a ponernos el cuerpo jotero con su charla sobre "Rescate de Aludes". Nos fuimos a cenar y a dormir con la teoría muy clara y al día siguiente habría que ponerla en práctica.

El domingo amanecía soleado. Por fin tocaba sacar las pieles y aprender a progresar. Realizamos una pequeña subida en la zona de Portalet intentando no levantar los pies (¡Hay que deslizar, no andar!) y disfrutamos de la bajada antes de ponernos serios. Había que practicar el protocolo de rescate en aludes y darnos cuenta de lo necesario que es repetirlo hasta el cansancio. Con palas, sondas y DVA en mano realizamos varias búsquedas intentando reducir el tiempo en que sacábamos el "tesoro escondido". Y llegamos al segundo fin de semana. Subimos hasta la punta del Cuyalaret (2.291 metros), aplicando todo lo que nos habían enseñado. La vuelta se nos atragantó un poco, y algunos canteábamos poco con el esquí de abajo, sin hablar de que deslizar se nos olvidaba a ratos... También realizamos un corte de nieve y, por supuesto, volvimos a practicar el rescate en aludes. "Jugar a la búsqueda del tesoro" cada vez se nos daba mejor.

De vuelta a nuestro nuevo hogar de la Casa de Piedra, tuvimos más sesiones teóricas. En ellas, Alfonso e Iván dieron una charla sobre nivología y BPA y también sobre preparación física. Tan importante es contar con la información necesaria, entenderla y aplicarla al terreno, como una preparación física acorde con una actividad exigente.

La mañana del domingo amaneció con un palmo de nieve recién caída que complicaba salir al monte. Pero nos habían preparado una charla con José Antonio Torrijos, alias "Torri", encargado de la búsqueda de personas con perros de rescate. Tras su interesante intervención nos hizo una demostración práctica con su perro León.

Como punto final al curso, nos esperaba un intenso fin de semana en La Renclusa. El sábado subimos al refugio por el camino de invierno. La meteo no nos acompañó y debido a las nevadas, el domingo cambiamos de planes. Subimos al collado de la Renclusa y bajamos esquiando hasta Aigualluts vigilados por el Aneto. El paisaje del que disfrutamos fue espectacular.

Han sido unos fines de semana intensos e interesantes. Estamos muy agradecidos al equipo de monitores por su compromiso con nuestra formación en seguridad y gestión del riesgo. La formación para disfrutar de la montaña con el mínimo riesgo es indispensable. Y sí, nos han puesto el cuerpo jotero, para que podamos tener criterio y tomar las decisiones adecuadas. Que si no se ve claro hacer una actividad por riesgo, almorzar unos huevos fritos se ve cristalino.