Itinerarios nevados para aficionar al esquí de montaña

El invierno comenzó con buenos augurios de nieve, con unas prematuras nevadas que tapizaron las montañas y quizá decidió a apuntarse a más de uno al curso de esquí de montaña que todas las temporadas imparte el Club Peña Guara en enero.

Aún cayó alguna nevada más en enero y después se instaló el clásico anticiclón propio de ese mes extendiéndose por todo febrero sin dar tregua y con temperaturas tan suaves que aquellos espesores fueron menguando. Por la altitud y el sol aún bajo del invierno permanecieron laderas bien innivadas que permitieron desarrollar las tres travesías promocionales sin apenas porteos, buscando laderas al sol porque el endurecimiento de las nieves no renovadas era cada vez mayor, y buscando las cuencas que a buena altitud guardan la nieve durante más semanas.

En grupos muy numerosos siempre cercanos o superados los 30 participantes, en una primera promocional acudimos al clásico Espelunciecha, que nunca decepciona, por los altos llanos de Anayet, paisaje inmejorable y bien nevado, reluciente por la nieve helada en laderas donde hubo que aplicar buenos cantos y cuchillas para terminar enlazando con el ascenso al Arroyeras para cerrar el círculo de la clásica de comienzos de temporada.

Al siguiente fin de semana, el calor había hecho lo suyo y hubo que trazar con más estrategia; el circo de Aneou está al norte del Portalet pero presenta buenas laderas orientadas al sur propicias para travesías sin gran compromiso, aunque por esas altas temperaturas reinantes se estaban descarnando por lo que ascendimos al Gradillere, de laderas endurecidas descendiendo por su vertiente norte el valle de Bious, que se conservaba con buena innivación. Hubo que tantear el descenso con una avanzadilla de expertos y por fin descendimos todo el grupo hasta el arroyo de Bious, en su parte alta para hacer transición y remontar hacia el cordal del pico Canal Roya, siempre tan transitado, dejando a un lado, al oeste, el collado de Astún.

El descenso por laderas que aún no habían visto tanto el sol, nos depositó junto a las cabañas del centro pastoral de Aneou y el puente en el que descalzamos esquís a pocos metros del aparcamiento cercano al Portalet.

Para la tercera promocional la zona del Balneario de Panticosa suele ser una opción segura donde la nieve se conserva en cuencas, a modo de neveras, ya que los picos alcanzan casi los tres mil metros donde aún bajan las temperaturas para conservar la nieve.

El pico Fenías, de 2.839 metros, es un clásico para el que se requiere salvar más de 1.200 metros de desnivel y pendientes pronunciadas que ponen a prueba las destrezas de cada uno. No fue necesario descalzarse esquís en el tramo final muy empinado, después de haber ascendido la cuenca anterior con pendientes acusadas a base de buenas zetas, superando escalones desde la Mallata Baja, que en tres tramos depositan al pie de la muralla final que parece muy empinada y que se ascendió en amplias zetas. En ellas al final hubo que poner cuchillas, para contemplar, sobre la cresta a más de 2.800 metros de altitud, el paisaje inmenso de las murallas del Tendeñera y las cumbres rocosas del macizo de Panticosa, hasta el gran Vignemale, compensando todo el esfuerzo.

Enfrente, el collado Fenías por el que en temporadas anteriores hemos traspasado con gran esfuerzo por constituir el final de alguna de las altas rutas realizadas.

Están programadas varias altas rutas, una por los valles occidentales que ha habido que cancelar porque estaba cayendo la esperada nieve a principios de marzo, otra por el valle de Arán, la clásica de Altos Pirineos por el valle de Tena y la grande por los altos collados y cimas del macizo del Aneto Vallibierna a finales de abril con base en el refugio de Llauset, que esperamos disfrutar con las nieves que han renovado el espacio nevado de las montañas por las que transitamos con esquís.