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Montañismo / Peña Guara

El pico de La Munia, un tresmil rocoso y crestero

Pasadas las lluvias, se consiguió ascender a la cresta de La Munia, de 3.134 metros

Imagen del grupo en la cima de La Munia.
Imagen del grupo en la cima de La Munia.
S.E.

La rocosa cresta del pico de La Munia es un observatorio privilegiado del Pirineo, de cerca el impresionante circo de Troumouse de paredes escarpadas, verticales, con el que enlaza por la Pequeña Munia y el escalón del Sierra Morena, después el Heid, el Gervats, y mirando a los horizontes, el más destacado al Oeste del macizo de Monte Perdido, con el Cilindro, el Perdido y el Soum, el pico de las Olas, visible el collado de Añisclo, el gran paso al macizo de las Tres Marías, con la Suca que quisimos ascender.

Cuando traspasamos el collado de la Munia asoman el Vignemale, el circo de Barrosa, el Pic Long, el Estaragne y hasta el Midi de Bigorre. Por fin nos reunimos los diecinueve participantes en Bielsa junto al acceso a esa pista que desde Chisagües se adentra hasta Pietramula.

Antes de los difíciles kilómetros finales de mala e inclinada pista acampamos en el llano con una agradable cena montañera a la espera de que se cumplan las mejores previsiones meteorológicas que anuncian lluvias para la tardenoche del sábado y mejoría para el domingo.

Después de una noche con sucesivos jarreros de lluvia, por la mañana el tiempo sigue nublado y brumoso y se piensa en un plan B: bajar al sur donde quizá no llueva, pero nos vemos animados por uno de los colaboradores de esta actividad, a confiar en las previsiones, ya que los modelos meteorológicos coinciden en la mejoría.

Con casi dos horas de retraso sobre lo previsto, partimos por los pastos de altura del barranco de Pietramula, donde hay que desviarse hacia el barranco de las Puertas. Ascendemos y alcanzamos el collado de las Puertas y el sol ya está de nuestra parte y va deshilachando las nubes. Traspasamos el desvío al Robiñera para continuar a la cuenca de los lagos de Lalarri o de la Munia donde ya vemos en toda su extensión la cresta de la Munia y el collado al que hay que dirigirse para iniciarla.

El terreno se inclina del todo en el paisaje metamórfico de rocas desgajadas que preceden al collado. Pisamos algunos neveros pero no hacen falta crampones. Allí se acaba el ascender y empieza el trepar, recorrer crestas, una de las actividades más gratificantes del montañismo de altura pirenaico.

El paso del Gato, punto clave de dificultad en el ascenso llega después de ir traspasando por un lado o por otro los perfiles de la cresta buscando siempre el mejor paso. Hay que saber dirigirse para no romper el equilibrio inestable de los bloques que conforman la cresta.

Luego, van apareciendo altos que parecen la cumbre, aún está más allá, un último escalón y por fin llega la cumbre principal de La Munia de 3.134 metros. De regreso destrepamos la cresta, rapelamos el paso del Gato, para hacerlo más seguro al grupo, y tomamos un desvío hacia los neveros de la cuenca del Robiñera, descendiendo largas pedreras inclinadas que nos devuelven a los lagos, al collado de las Puertas y los prados alpinos del barranco de Pietramula hasta el aparcamiento del Cubillar.