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SENDERISMO/ PEÑA GUARA: TAA

Ruta desde Panticosa por paradisíacos ibones

La actividad se retomó tras el verano con una ruta que se dividió en dos

Espectacular telón de fondo para la foto de los montañeros oscenses
Espectacular telón de fondo para la foto de los montañeros oscenses
Peña Guara

El pasado domingo se reinició la temporada senderista de la sección de Peña Guara Turismo del Alto Aragón. Una veintena de senderistas subieron al autobús a las 7 de la mañana rumbo al balneario de Panticosa. Sobre las 8:30 horas les recibía ese impresentable esqueleto arquitectónico que aspiraba a parking del balneario.

Todos aquellos que han vivido el esplendor del balneario se preguntan ¿qué coño se ha hecho aquí? ¿Es posible que solo a los montañeros nos dé vergüenza el estado de ese, antaño, paradisíaco entorno? ¿Alguien tiene intención de reparar este desaguisado? ¡Qué pena y rabia da!

Hacia las 9 horas arrancaron, siguiendo el GR1 por las escalinatas de Casa Belío. Felizmente la sabia naturaleza aplacó la desazón que siempre les produce la visión del balneario y les envolvió con su mágica presencia.

Continuaron por el balizado sendero en dirección a Bachimaña por el camino de Los Machos. En poco tiempo abandonaron el camino para, en desvío hacia la derecha ya sin balizar, proseguir hacia las balsas de Lumiacha. A partir de ese momento, por considerable pendiente, van alcanzando la primera balsa. Poco antes de llegar al ibón de Coanga unas docenas de preciosos sarrios les saludan recordándoles que es el tiempo de reponer fuerzas. Tras almorzar continúan subiendo hasta alcanzar el ibón de Coanga (2315m.). Allí decidieron hacer dos grupos, pues la inactividad estival pareció hacer estragos entre los senderistas. El grupo más erosionado se dirigió al refugio nuevo de Bachimaña (2170 m. )y descendió, siempre bien custodiado por los guías. La otra mitad prosiguieron por el recorrido previsto hacia los ibones de Arnales. Aquí la madre naturaleza les devolvió con creces lo que el hombre les arrebató en el balneario. La belleza del lugar les retuvo ensimismados durante un buen rato.

Al fin prosiguieron dejando atrás las mallatas de Argualas y se adentraron en el precioso bosque que les condujo al ibón del balneario.

El buen ritmo que impuso el guía Alejandro Alfaro hizo que coincidieran los dos grupos al llegar. Así, pasadas las 15:30 horas se juntaron para comer en ese oasis de sensatez que es el refugio de La Casa de Piedra.

En definitiva, una hermosa jornada que dejó a los senderistas un inmenso buen sabor de boca.