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Del Balneario de Panticosa a Bujaruelo por el GR11

Larga y agradable jornada del Centro Excursionista Ribagorza

Grupo participante en la excursión en el Cuello Brazato, con el Vignemale al fondo.
Grupo participante en la excursión en el Cuello Brazato, con el Vignemale al fondo.
S.E.

Con motivo del Día del Senderista en Aragón, el Centro Excursionista Ribagorza organizó una excursión desde el Balneario de Panticosa hasta San Nicolás de Bujaruelo por el GR-11 o Senda Pirenaica. En la actividad, participamos 14 personas, que salimos de Graus a las 6:30 horas para dirigirnos en un microbús, y en un largo desplazamiento por carretera, hasta el Balneario de Panticosa.

Aparcamos a la entrada del histórico recinto termal, a 1.638 metros de altitud, y buscamos la señalización rojiblanca del GR-11 que viene desde el refugio de la Casa de Piedra. Junto a “La Fontana del Balneario”, conectamos con el sendero y comenzamos hacia la derecha una ascensión zigzagueante por un bosque de pinos. Salimos al poco rato a un espacio abierto y contemplamos frente a nosotros algunos de los tresmiles de la zona, como los picos Garmo Negro y Argualas, todavía envueltos en algunas nubes bajas.

Al cabo de unas dos horas, llegamos al embalse de Brazato, a 2.380 metros de altitud, donde hicimos una parada para descansar y comer algo. Muy cerca del camino nos asomamos a ver el ibón bajo de Brazato y continuamos ascendiendo por camino más pedregosa hacia los ibones altos. Al cabo de unos cuarenta minutos llegamos al Collado o Puerto Viejo de Brazato, situado a 2.566 metros y punto más alto del recorrido. En este punto se sitúa el cambio de vertiente entre los valles de los ríos Gállego y Ara. Las vistas del lugar son extraordinarias: hacia el oeste, los ibones de Brazato; hacia el este, los ibones de Batanes y la majestuosa figura del pico Vignemale o Comachibosa frente a nosotros.

Tras una parada para hacer algunas fotos, iniciamos el descenso por el valle de los Batanes, siguiendo el curso del barranco de ese nombre, que un poco más abajo, casi a los pies del Vignemale, vierte sus aguas en el incipiente río Ara. En la intersección de ambos ríos, sobre las 14:30 horas, hicimos la parada para comer. Reiniciada la marcha, y ya siempre en largo pero paulatino y tendido descenso, continuamos el sendero por la margen izquierda del río Ara y por camino cómodo entre verdes prados. A nuestra izquierda, en la zona fronteriza con Francia, dejamos los picos Cerbillona y Tapou, ambos tresmiles, y pasamos junto a la cabaña de Labaza.

Continuamos por algunos tramos de bosque y llegamos al refugio de pastores de Ordiso, donde giramos a la izquierda para continuar por una pista, entre hayedos. Tras pasar por las praderas de Laña Larga, donde el río Ara se remansa, llegamos a San Nicolás de Bujaruelo (1.338 metros), con su precioso puente y los restos de la antigua ermita medieval. Allí nos esperaba el autobús y un largo viaje de regreso a Graus.

Habíamos recorrido 22 kilómetros, con 1.090 metros de desnivel positivo y 1.351 de negativo. El tramo se subida fue de unos 7 kilómetros y de 15 el de bajada. Invertimos en el itinerario 8 horas y 45 minutos, contando las paradas. Habíamos celebrado el Día del Senderista en Aragón, disfrutando de una larga pero intensa jornada.