Deportes

BÁDMINTON - CAMPEONATO DEL MUNDO SENIOR

Una semana inolvidable en Huelva

Los binefarenses Edu Marco y Belén Foj han disfrutado a tope del torneo internacional

Belén y Eduardo, durante su partido de dobles mixtos.
Belén y Eduardo, durante su partido de dobles mixtos.
S.E.

Los jugadores del Bádminton Binéfar Edu Marco y Belén Foj regresaron este jueves de Huelva tras una experiencia imborrable. Ambos disputaron el Mundial Senior de Bádminton en categoría Senior 40 y no pudo ser mejor. En primer lugar en lo deportivo, puesto que superaron todas las expectativas y los dos, cada uno en su cuadro individual, llegaron a octavos de final. Y también en lo extradeportivo, puesto que la experiencia de vivir un ambiente de competición del máximo nivel, pero con ese ingrediente de camaradería que hay en las competiciones de veteranos, también deja un sabor muy dulce.

“La experiencia ha superado con creces lo que esperábamos. Ha sido algo superbonito. Hemos conocido a mucha gente, hemos hecho amistad con jugadores, incluso con rivales, y también dentro del equipo español, que ha sido una piña. Todo ha sido muy agradable” explicaba Eduardo Marco.

Luciendo con orgullo la bandera de Binéfar en el pabellón.
Luciendo con orgullo la bandera de Binéfar en el pabellón.
S.E.

Aunque en 2018 Edu jugó el Europeo, y ganó un partido, para Belén era su primera experiencia internacional, y para él casi como si lo fuera también. “En el Europeo gané un partido y me pareció algo extraordinario, pues imagina ganar cuatro en un Mundial. Llegar a octavos en una competición de ese tamaño no es nada fácil, y tanto Belén como yo lo hemos conseguido”.

La espinita, si es que hay alguna, fue el dobles mixtos, donde tenían las mayores expectativas, puesto que llevan años jugando juntos. “Fue el primer partido y creo que salimos con nervios, un poco asustados. Sí que poco a poco nos fuimos tranquilizando y el partido fue de menos a más, pero el no empezar bien luego fue demasiado”.

Ronda tras ronda

Y la sorpresa fueron los individuales. “La verdad es que jugué muy centrado, sobre todo sabiendo a qué debía jugar, y si te va saliendo vas ganando en confianza. El primer partido contra el ucraniano empecé cómodo, seguro, fui metiendo volantes y al ver que te salen las cosas, te centras más y juegas mejor. En segunda ronda con el letón me pasó algo parecido, era un rival muy técnico, y me descolocó en algunos puntos, pero con la cabeza fría y poco a poco pude ganar”.

Edu, en uno de sus partidos del cuadro individual en su categoría, Senior 40.
Edu, en uno de sus partidos del cuadro individual en su categoría, Senior 40.
S.E.

En tercera ronda, dieciseisavos de final, le tocó con un cabeza de serie, el polaco Krawiec, y siguió la racha. “Aposté por jugar muy rápido, algo que no le iba bien, y me sentí cómodo para poder ganarle”. Ya en octavos, ante un rival francés, terminó la historia. “En ese momento creo que sí que tuve algo de miedo escénico, porque has avanzado ya mucho. Él era un jugador seguro y muy técnico, y yo tenía que hilar muy fino. Vas buscando líneas en cada punto y al final los fallos pasan factura. Pero desde luego que muy contento”.

Sobre su compañera Belén, se mostraba orgulloso. “En primera ronda jugó muy segura ante la rival francesa. Estuvo muy centrada y se lo llevó en tres sets, estuvo muy disputado. Muy contento por ella. En la siguiente ronda le tocó una jugadora india cabeza de serie y ahí poco pudo hacer”. Lo mismo le ocurrió a él en el dobles masculino junto al turolense Francisco Javier Marta, ya que ganaron un partido pero perdieron en el segundo con otros indios.

Deporte, pero también compañerismo

En el cómputo global, una experiencia que le anima a seguir. “Estar ya en un evento de estos, con jugadores que son profesionales, incluso hubo una Olímpica en Tokio, y que tú puedes estar... Mola mucho. Es un deporte minoritario, y en un alto porcentaje lo tienes que pagar de tu bolsillo, pero con la ilusión de este Mundial claro que te planteas ir el año que viene al Europeo”.

Y otro detalle, que suele ser habitual en las competiciones de veteranos, la camaradería y deportividad. “Al final haces amistad con todos y se ven cosas que no se dan en el deporte profesional. Con el polaco hubo un volante en duda, que salió fuera, pero el árbitro lo dio dentro y punto para él. En la siguiente jugada lo tiró a la red para devolverme el punto, y yo lo hice también con el francés. Todos podemos equivocarnos, pero se ve esa generosidad. Al final competimos para pasarlo bien y siempre hay unos valores detrás”.

Ya a la vuelta, y durante el torneo, las muestras de apoyo y cariño han sido incesantes. “Después de cada partido, cuando ya te relajas y coges el móvil, ves centenares de mensajes de los chicos de la escuela de Binéfar, de amigos, de instituciones... te abruma. Ya en Binéfar estos días por la calle he recibido muchas felicitaciones. Gusta mucho, pero también te da un poco de vergüenza”.