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TRIATLÓN

El nuevo reto mundialista de Joserra

El oscense Callén disputa este sábado el Campeonato del Mundo de Ironman en Utah

José Ramón Callén, al término del ironman de Cozumel, el pasado año.
José Ramón Callén, al término del ironman de Cozumel, el pasado año.
S.E.

La suma de puntos obtenidos el pasado año en Vitoria y Cozumel (México) le ha llevado a José Ramón Callén al campeonato del Mundo de ironman que se celebra este próximo sábado día 7 en St. George, en el estado de Utah (Estados Unidos). Es la primera vez que este mayúsculo reto sale de su “hábitat” natural, Kona (Hawaii), debido a la situación sanitaria que vive.

El triatleta oscense es uno de los aproximadamente 3.000 privilegiados que pueden estar en la línea de salida de la competición que todo especialista en esta exigente disciplina sueña. Logró el billete en el denominado Grupo Plata (escalón intermedio entre el Oro y el Bronce). En St. George le esperan los 3.800 metros de natación (en un lago integrado en una reserva natural), los 180 kilómetros de bici (en zona desértica y volcánica con rocas rojizas en el parque nacional de Zion) y un maratón con sus 42 kilómetros en un trazado que también entra en el mismo parque de Zion pero que tiene un perfil más urbano y al que los deportistas deben dar dos vueltas.

Joserra Callén es responsable de la biomecánica del ciclismo en Podoactiva y entrenador personal, una labor a través de la cual dirige la preparación de deportistas de todos los niveles de quince países de todo el mundo. Desde Dubai a Japón, pasando por México o Costa Rica, una larga relación que le permite no solo llevar a cabo un minucioso trabajo específico con cada uno de sus pupilos sino que con ellos también intercambia experiencias y, sobre todo, disfrutar, que para él es una palabra imprescindible en su doctrina.

Joserra lleva en sus piernas dos décadas haciendo ironman. Acumula un total de 27 desde el primero que hizo en Lanzarote en el año 2002. Ha ido sumando pruebas cada temporada de forma ininterrumpida, excepción hecha de 2020, en la que el calendario se vio totalmente paralizado por la pandemia del covid y recobró su pulso la pasada campaña, con el doblete de Vitoria y Cozumel.

El mejor tiempo de las 27 competiciones en las que ha participado fue en 2017, en Cozumel, donde invirtió 9 horas y 59 minutos en completar las tres disciplinas. En su dilatada trayectoria y amplia experiencia cuenta con una participación mundialista en el paraíso de Hawaii, en 2014, ironman que hizo en un tiempo de 12 horas y 26 minutos.

“El objetivo número uno es acabarlo y disfrutarlo. Ya es un súper reto por las distancias y por las condiciones del tiempo que podamos encontrar. Pero la felicidad máxima es cruzar la línea de meta con un sonrisa de oreja a oreja”, afirma Callén ante lo que viene, porque en su filosofía “el primero es el campeón y los demás son los vencedores”.

El ironman es “un estilo de vida que te lleva a vivir cada día” y es fundamental “creer en uno mismo”, observa, “y vivir desde dentro el ironman te ayuda”.

En su opinión, “lo más difícil es llegar a la línea de salida por todo lo que hay detrás y lo que supone alcanzarla. Para ello tienes que trabajar y cumplir en el día a día”. En su preparación dedica de 15 a 20 horas semanales. Alterna las tres disciplinas “porque es la gracia que tiene este deporte” ya que lo que se busca es la regularidad en cada una de ellas y en las tres en conjunto.

“Con el tiempo he aprendido a disfrutar igual de las tres. Y, de hecho, las marcas que hago son muy igualadas porque esa es la tendencia”, comenta, y no oculta que los peores momentos llegan en el último segmento, el de la carrera a pie. No en vano, “es una máxima exigencia que llega cuando más fatiga has acumulado por la natación y la bici”. Y también sabe lo que es el temido “muro” del maratón. “Sí que lo he sufrido, aunque también te digo que puedes escribir historias de todo tipo. Hay días que te sale todo perfecto y otros que no. Y tienes que adaptarte porque eso no lo has entrenado y mentalmente hay que saber gestionarlo a través de la motivación interior”.

El ironman, comenta, requiere “invertir el tiempo y la energía necesarios par el conjunto de los retos” e incide en lo “fascinante” que resulta para él tanto realizarlo como “una enorme ilusión” poder desarrollarlo en los entrenamientos con quienes siguen sus directrices en el que sin duda ha convertido en su “proyecto personal”.

José Ramón Callén se ve absolutamente lleno practicando una actividad que va más allá del deporte. “Supone un crecimiento personal a todos los niveles: cultural, social y de salud. Descubres personas fantásticas con las competiciones y vas con la bici a lugares que en condiciones normales no llegarías”.

“Un ironman hace que un deportista llegue mucho más allá de aquello que puede llegar incluso a soñar. Hay que disfrutar de cada día, de cada persona y del proceso del entrenamiento diario en las diferentes disciplinas y sentirnos felices de que el cuerpo acompañe a un viaje tan maravilloso”, expone en el que bien podría ser su libro de cabecera, tendente al objetivo final, que es el que tiene entre ceja y ceja en la cita mundialista de St. George, “acabar cueste lo que cueste”.