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Madrid se mantiene fiel a Nadal y ovaciona el triunfo de Alcaraz

La joven “realidad” española ganó a la leyenda en cuartos

Rafa Nadal felicita a Carlos Alcaraz al final del partido por su victoria.
Rafa Nadal felicita a Carlos Alcaraz al final del partido por su victoria.
EFE

El público de Madrid siempre ha sido fiel a Rafa Nadal. Pero tras 18 temporadas de lealtad inquebrantable, cabía sospechar que este año los espectadores de la Caja Mágica se vieran tentados por vivir un affaire con Carlitos.

Carlos Alcaraz, Carlitos. La nueva sensación del tenis mundial se enfrentaba al ídolo de la afición, a su propio ídolo, en los cuartos de final del torneo de Madrid y sembraba de dudas la grada. A quién apoyar, con quién ir, quién me gusta más.

Sobre la pista ganó Alcaraz (6-2, 1-6 y 6-3). Pero entre el público, Nadal fue el dueño de los corazones. Djokovic espera a Alcaraz en semifinales.

Nadal perdió el primer set y el mayor apoyo al ganador de 21 Grand Slams se hizo más evidente. Los ‘vamos, Rafa’ taparon a los ‘vamos, Carlos’. Los aciertos de Nadal fueron ovacionados; los errores de Alcaraz, recibidos con discreto entusiasmo.

Con 6-2 y 1-2, Alcaraz fue asistido por los médicos para vendarle el tobillo derecho tras una caída. Con 6-2 y 1-3 se armó un revuelo en la grada y alguien pidió a voces un médico. El partido volvió a interrumpirse un buen rato, hasta que la espectadora indispuesta se repuso y fue sacada de la pista. Nadal propuso antes que el partido se retomase, pero el juez optó por esperar. En la reanudación, el segundo set cayó fácilmente del lado del balear.

Llegó la deseada tercera manga. Las declaraciones de amor se hicieron explícitas: “Te quiero, Rafa”, “Y yo, y yo, y yo...”, “Te quiero, Carlos”. El amor estaba en el aire.

Después de que Alcaraz firmase el 5-2 en ese último set, una persona, a lo sumo dos, quedaron sin gritar “¡Vamos, Rafa!” en la ‘Manolo Santana’, la pista que lleva el nombre del padre del tenis español, fallecido en noviembre; su viuda, Claudia Rodríguez, le representaba en este partido memorable.

Tras dos horas y 27 minutos de partido, una dejada perfecta, una de las suyas, dio a Carlitos su primera bola de partido. Una derecha paralela cerró el choque y el estadio se vino abajo. Por el ganador, un jugador llamado a hacer historia en el tenis. Y por el perdedor: qué ovación para despedirle, cuántas ojos aguados se vieron entre el público.

“Es mi ídolo”, dijo Alcaraz nada más verse con un micrófono delante. 35 años Rafael Nadal; 19, cumplidos la víspera, Carlitos. Demasiado joven para ser su padre, demasiado mayor para ser su hermano, Nadal ejerce respecto a Alcaraz el papel de faro guía. La mentalidad, la humildad, la educación, el entorno... Todo lo que tiene que ver con Nadal sirve de ejemplo en todas las academias de tenis del mundo.