El Campus José Torres Gella, cita estival obligada

La posibilidad de jugar al fútbol en la Liga Fantástica es viable en el XXIV Campus José Torres Gella, que combina aprendizaje y deporte en las instalaciones del Campo Municipal, donde la ilusión diaria y el trabajo colectivo de 26 personas entre monitores y monitoras con 160 niños y niñas se sobreponen al maltrecho estado del campo de juego. Tal vez sean los últimos que pisen el campo en esta temporada porque la próxima Liga no se jugarán encuentros de competición oficial por parte de la UD Barbastro, como ya ha reiterado en diversas ocasiones.

Hasta ahora, la convocatoria del club ha tenido una excelente respuesta entre las familias para conseguir que el Campus de Fútbol esté entre las actividades deportivas con mayor número de niños y niñas entre edades de 4 años hasta juvenil de primer año, explica Julio Salinas, que coordina, de nuevo, las actividades, con Kike Rausell, Carlos Renau, la “extensión del Villarreal” donde seguirá por sexta temporada consecutiva. En cambio, Salinas sigue a la espera de posible destino.

En la historia de 24 años ha sido el director más habitual desde que se puso en marcha este campus en recuerdo de José Torres, que fue presidente de la UD Barbastro y entre los defensores de la cantera local. En la distancia del tiempo, Rafael Torres sigue con el proyecto que ya es una realidad, de sobras. En el campus hay monitores que estuvieron desde críos y este año se “estrenan” algunos, entre ellos Javi Salamero, que está “muy contento” de su primera experiencia.

“La convocatoria del campus salió más tarde de lo habitual, por diversas circunstancias, y ha sido la UD Barbastro quien se ha hecho cargo y nos ha confiado la organización. La trayectoria de 24 años es el mejor aval porque permite la posibilidad de disfrutar y relajarse después del curso definido por trabajo y estudios. Se compagina con la pasión por el fútbol” explica Salinas.

El regreso a la normalidad se valora mucho porque depara jornadas de convivencia, “en el Campus hay aprendizaje pero se orienta hacia otras tareas, propias de una dinámica donde se trabaja en equipo y se inculcan valores personales, desde abajo. La solidaridad diaria se muestra a la hora de sacar, recoger material, en los desayunos y en mantener todo en las mismas condiciones. Cada día se trabajan diferentes aspectos, respeto entre ellos que ayudan en la vida cotidiana”.

Hasta ahora, “estamos muy satisfechos por la acogida desde que se abrieron las inscripciones, muchas familias se han organizado por la necesidad de compaginar horarios en dos semanas y se han ampliado”. La jornada comienza a las 9 horas con acogida del grupo de monitores y mientras, un grupo de colaboradores distribuyen el material para las actividades entre juegos de la mañana donde se acumulan puntos por hábitos sociales por encima de resultados deportivos. Desayuno, baños en el caso de los más pequeños y la última parte de la mañana se dedica a jugar la Liga Fantástica que ya es veterana en el campus. “A diario hay novedades propuestas por el grupo de trabajo. No queremos un Campus hermético ni estático sino lo contrario, flexible, dinámico y abierto”.

“Optimizar recursos”

En cuanto a jugar al fútbol en un terreno donde ya no es posible hacerlo para la primera plantilla, el máximo responsable de esta actividad señalaba que “el terreno es el que hay y lo utilizamos, adaptándonos a los medios que nos han facilitado. Al final, se trata de optimizar recursos aunque es evidente que las actividades del Campus son diferentes a otras propias del primer equipo”. Respecto a si entrenaría en este campo con un equipo de competición, “se construyó cuando ni siquiera había nacido, es cierto que ha dado mucho de sí desde que se jugó el primer partido (2 de octubre 1966) y ahora cualquiera ve que no está en las condiciones adecuadas para jugar en condiciones”.