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ALPINISMO

Expedición al refugio de Tabernes bajo el velo de miles de estrellas

Los montañeros del Club Litera se adentraron en el valle de la Pez y el pico Cabalera para hacer cima

La expedición de 14 montañeros del Club Litera recorriendo la ruta que les llevó al refugio de Tabernes.
La expedición de 14 montañeros del Club Litera recorriendo la ruta que les llevó al refugio de Tabernes.
Club Litera

Una expedición de 14 montañeros del Club Litera se juntaron en el bucólico refugio de Tabernes. Se trata de una cabaña amplia y bastante cuidada, situada sobre un verde prado, rodeado de altivas montañas y muy próxima a las rugientes aguas del barranco de la Pez. Antes del reto, cena y tertulia les preparó mientras la noche ocultaba las montañas y encendía miles de estrellas que velarían el descanso de los montañeros.

Con las primeras luces del alba, se inició el baile de los frontales para tener todo dispuesto y comenzar a caminar a las 7:00, tal y como habían previsto la noche anterior. Calentando las piernas y desperezando los cerebros, se fueron adentrando por el valle de la Pez hasta llegar a la confluencia de las agua de la Pez y Bachimala.

En este punto se desviaron a la izquierda, para continuar por el sendero que se adentra y asciende, retorciéndose por el bosque de pinos en busca del Puerto de la Madera. Buscaron abrigo para protegerse del frio viento del norte que barre el puerto, e hicieron un pequeño descanso para coger fuerzas y afrontar la subida al pico Cabalera de 2.901 metros, la primera de la jornada. Desde esta cima y tras recorrer una pequeña cresta, tuvieron que descender a un collado y flanquear por la vertiente de la Pez, para volver a coger altura y coronar el Culfreda occidental de 3.034 metros. La cresta continua hacia el norte sobre imponentes abismos, lo mismo si miras a la izquierda hacia el valle de Rioumajou, o a la derecha al valle de la Pez.

Con precaución y disfrutando de un paisaje de montañas infinitas, coronaron el Batoua central de 3.028 metros y el oriental de 3.032, para volver sobre sus pasos a la cima principal y reponer fuerzas disfrutando de las maravillosas vistas que les regaló esta magnífica montaña, que en vez de servir de frontera, nos hermana a los montañeros que subimos desde Francia o España.