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CICLISMO/XXI ORBEA MONEGROS

Nájera: “Ha sido una de las ediciones más difíciles y duras”

El director de la prueba hacía balance sin eludir los aspectos negativos y con una clara voluntad de servicio al corredor

Nájera, en el centro entre Armando Sanjuán y Juan Escalzo.
Nájera, en el centro entre Armando Sanjuán y Juan Escalzo.
A. H.

Los Monegros ya han vuelto a la calma tras el agitado sábado en el que se celebró la XXI Orbea Monegros de BTT, una fiesta de la bicicleta que cada año lleva hasta el desierto a ocho mil ciclistas que quieren enfrentarse al reto de completar una ruta dura, con un entorno difícil y en el que la climatología cada año endurece de una manera o de otra la ruta.

En este 2023 fue sobre todo el calor, y lo seco del terreno, los factores que endurecieron una marcha en la que los bikers tuvieron que enfrentarse a auténticas nubes de polvo en algunos tramos. Pero es parte de la aventura, el picante de esta maratón, ya un referente en Europa de la bicicleta de montaña.

Problemas con el agua

El director de la prueba, Juan Carlos Nájera, hacía autocrítica de lo que no fue del todo bien en esta edición, sin ocultar nada en una actitud que le honra. “Ha sido una de las ediciones más difíciles que yo recuerde, aunque siendo tan cercana es normal que parezca siempre la que más esto o más aquello. El calor marcó mucho y fue complicado para todos”.

Nájera señalaba como el principal problema la falta de agua, solo en uno de los avituallamientos, el primero, pero que fue algo que desató críticas. “El primer avituallamiento se quedó sin agua y fue algo complicado de gestionar. Es un fallo nuestro, está claro, pero también hay que decir que a veces la gente no piensa y cuando llegaban los ciclistas se refrescaban todo el cuerpo, los pies, y no pensaban en que detrás iban a venir más ciclistas y el agua era limitada. Sale de manera instintiva el refrescarse, y nosotros como digo fallamos, pero el uso del agua no fue correcto”.

A esto también contribuyó la decisión de la organización de prescindir de envases de plástico. Por eso el agua estaba en grandes depósitos que se repartían mediante numerosos grifos, y ahí llegó la dificultad para controlar el gasto. Eso sí, desde primera hora del día antes de la salida se recordó por megafonía que el agua era sólo para beber. Y se reforzó la cantidad de agua en varios puntos. “En lo cotidiano todos malgastamos algo de agua, y metido en una marcha así, con el calor, el esfuerzo, el polvo, llegas al avituallamiento y no piensas en el uso, si es adecuado o no. Es algo humano, pero no obviamos que al final hubo quien no tuvo agua”.

Y explicaba que el calor fue determinante. “Se juntó el fuerte calor, pero también el polvo y el viento, la gente sufrió más de la cuenta por esas condiciones. En el cómputo global sí que hemos tenido más opiniones positivas, más felicitaciones, pero yo me quedo con las negativas porque al final son las que importan. El halago debilita y la crítica te puede fortalecer. Al final se trata de aprender. Lo que está claro es que al final todos, los que llegaron delante y los de detrás, coincidían en que sufrieron más que otras, fue más dura”.

Hubo accidentes, y hasta tres fracturas de clavícula, algo normal e incluso un dato menor que la media año a año. “Cuando tanta gente participa siempre pasa algo y no es nada grave. En eso estamos contentos”.

Los voluntarios, siempre la cara positiva

Y con ese pero del agua, la labor de los voluntarios en todos los puntos, un año más, fue fundamental. “Siempre son importantes, son parte del espíritu de la prueba, cuando va bien y más cuando no va tan bien. Este año además ampliamos el apartado festivo, porque no queremos que sea solo cuestión de dar pedales por el desierto, también que sea una fiesta, por eso había dos DJ, batukada y los gaiteros y gigantes de Sena en diferentes puntos. Queremos que la gente disfrute de todo”.

Sobre el hecho de la declaración de actividad de Interés Turístico en Aragón, satisfacción. “Es un orgullo y un reconocimiento. La prueba tiene un gran impacto en la comarca y más allá. Trasciende el territorio y deja un poso que hace que todo el año acudan ciclistas. Es importante consolidar Monegros como un producto turístico de actividades al aire libre y esto ayuda”.

La principal novedad este año fue, el viernes, la nocturna Midnight Challenge, y Nájera mostraba su satisfacción. “El viernes por la noche, cuando íbamos a empezar, te paras a pensar y dices, con todo lo que tenemos montado mañana, quién nos manda meternos en otro jardín justo el día anterior. Pero cuando los que llegan te cuentan lo que han disfrutado, que es algo totalmente diferente para completar el fin de semana, cambias de opinión. Ibón Zugasti, el participante más popular este año, me dijo que no se había enterado de que se hacía, porque hubiera participado. Mucha gente me lo comentó y estamos por tanto satisfechos y dispuestos a seguir”.

Y sobre la edición de 2024, la número 22, de momento la clara intención de seguir, pero sin entrar en pormenores. “Estamos cerrando todavía apartados, porque un evento como este no acaba ni el sábado ni el domingo. Habrá tiempo de sentarnos, pero ya antes de que esta edición empezara tenemos ideas y posibilidades nuevas. Ahora las iremos madurando para ver si son factibles”.