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Quique Ramos, el primer aragonés que arbitrará en un Mundial

El binefarense viaja este fin de semana a Portugal con "mucha emoción"

Alcoba, dirigiendo un combate de los muchos que ha arbitrado en su trayectoria
Ramos, en el centro, dirigiendo un combate de los muchos que ha arbitrado en su trayectoria
S.E.

El binefarense Quique Ramos es uno de los árbitros elegidos para dirigir, la próxima semana en Portugal, el Mundial de Kickboxing. Será el primer aragonés que consigue este reconocimiento y en la localidad de Albufeira será uno de los cuatro colegiados españoles que dirigirán enfrentamientos en la competición de mayor nivel de este deporte.

Una experiencia motivadora, que le atrae y espera exprimir mucho. “Es una satisfacción increíble. No puedo apenas describir porque estar en un Mundial lo es todo. Serán muchas emociones ya desde la gala inaugural”.

Quique sigue la estela de la saga familiar. Su padre, Carlos, es el principal impulsor de este deporte y fundador de las escuelas de Binéfar y Barbastro, y su hermano Ángel fue el primer mundialista altoaragonés. Su trayectoria comenzó en 2010. “Mi padre ha sido un innovador en la zona, y tanto mi hermano como yo entrenábamos y competíamos. Tenía un problema en el hombro y por eso dejé de competir, aunque no de entrenar. Y en 2012 más o menos me dio por probar con el arbitraje y hasta ahora”.

Una década por tanto en la que ha ido aprendiendo y mejorando hasta el punto de ser hoy en día responsable del arbitraje en la Federación Aragonesa y responsable de la Liga Nacional. Además se ha sacado el tercer grado de Cinturón Negro y tiene la titulación oficial de entrenador de primer nivel.

En la Copa de Europa de Amsterdam
En la Copa de Europa de Amsterdam
S.E.

Y también una década en la que, el esfuerzo pero también un poco la suerte, le ha llevado a este primer Mundial. “En marzo fui a Holanda a arbitrar en una Copa de Europa, una prueba de la WAKO, la federación internacional de este deporte, reconocida por el COI. Allí mi jefa de tatami era una griega, que es amiga de la directora de arbitraje de toda Europa, que también es griega. Le habló de mí y eso se tradujo en que me llamaron para arbitrar una Copa del Mundo en junio en Budapest, y hace tres semanas ya fue el boom cuando me dicen que voy al Mundial. El arbitraje ahora mismo es hobbie, pero para mi es un hobbie fundamental y vivir esta experiencia es lo máximo”.

Por hacerse una idea del calibre de esta competición, reúne a 1450 deportistas de 78 países, con 120 árbitros de medio centenar de países.

En todo caso, entre comillas será su segundo Mundial, puesto que en 2019 estuvo en Turquía, pero en este caso acompañando a su hermano Ángel, que participó como deportistas. “Lo vi, hablé con gente y aprendí mucho y de cara a este sé la magnitud y lo que supone. La pena es que esta vez no podrá ir también Ángel porque se está recuperando de una lesión”.

El sábado partirá junto a todo el equipo nacional desde Madrid, y le esperan días muy intensos. “El domingo será el pesaje. Vamos cuatro árbitros, cinco entrenadores y 23 deportistas de España. El mismo domingo los árbitros tendremos un briefing con las pautas y la asignación de áreas, y el lunes empieza. Serán muchos combates, y con los mejores del mundo. Supone presión”.

Un buen momento en la zona oriental

El kickboxing vive un buen momento en la provincia con la actividad centrada en Binéfar y Barbastro. “Tras el parón por Covid ahora tenemos casi doscientas licencias entre las dos escuelas. Además de Ángel hemos tenido otro Mundialista, Amine. Tenemos niños desde los cuatro años hasta veteranos. De hecho por las tardes hacemos tres turnos de entrenamiento, infantiles, cadetes menores y cadetes mayores, y por las noches ya los adultos”.

Una labor de la que se siente muy satisfecho y en la que sobre todo inculcan, además del aprendizaje deportiva, valores, sobre todo el respeto. “Los niños entrenan de manera más lúdica, y si alguno destaca o quiere más los sábados se entrena, pero ya con un compromiso mayor. Y a los que empiezan a tener ese gusanillo por competir, ya cadetes, los llevamos a alguna competición para que vean lo que es y si surge esa chispa. En diciembre termina la Liga Nacional en Ciudad Real y nos llevaremos algunos. Es una responsabilidad porque son menores, pero los padres y ellos están contentos. Al final queremos que lo disfruten, que lo pasen bien, y si despuntan ya llegará el momento de tomárselo más en serio”.