Baloncesto

BALONCESTO

Candela Lascorz y su aventura americana  

La oscense afronta su segunda temporada en la Universidad de Vincennes

Candela Lascorz, en un encuentro con el equipo de su universidad.
Candela Lascorz, en un encuentro con el equipo de su universidad.
S.E.

La joven jugadora oscense de baloncesto Candela Lascorz ha vuelto recientemente a Estados Unidos, en concreto a la Universidad de Vincennes, en el estado de Indiana, para comenzar su segundo curso universitario y también el segundo como jugadora del equipo de baloncesto dentro de la Junior Challenge, una liga paralela a la NCAA para deportistas de primeros años.

Su primera experiencia al otro lado del charco ha sido muy positiva, con los inconvenientes de la pandemia, pero le ha dejado un gran sabor de boca y por eso repite en este segundo curso.

La jugadora ha aprovechado el verano para realizar muchas horas de entrenamiento en Huesca
La jugadora ha aprovechado el verano para realizar muchas horas de entrenamiento en Huesca
S.E.

En los estudios, empezó estudiando Bussiness, algo así como Económicas o Empresariales, y luego cambió a Relaciones Públicas. “Estoy muy contenta. El sistema es diferente, con mucho más elemento práctico, y a mí me va mucho mejor. He aprendido mucho y me ha ayudado mucho con el idioma. Eso sí, las clases eran online, no había casi actividades, así que en el plano social he estado bastante más aislada porque el campus estaba muy vacío”.

A un paso de la final de conferencia

En lo deportivo, muchas cosas buenas y algún pequeño inconveniente. “De entrada me costó adaptarme al juego, mucho más físico, pero el equipo me acogió muy bien. Era la única no americana pero la verdad es que las compañeras me lo pusieron muy fácil para integrarme y para ir conociendo más el juego. Con el entrenador, aunque es exigente, la relación también ha sido muy buena”. El pero llega por la dichosa pandemia. “Un contagio suponía que todo el equipo tenía que estar diez días en cuarentena, en los que ni entrenas ni juegas. Éramos un equipo semiprofesional, por lo que trataban de aislarnos todo lo posible y así evitar riesgos. En todo caso yo pasé el Covid aquí y tuvimos hasta tres cuarentenas”.

El virus también marcó la competición. “El comienzo de liga se retrasó de noviembre a enero y luego todo fue mucho más condensado, con partidos cada dos días y muchos viajes. Después de la liga regular perdimos en las semifinales de conferencia, por lo que no pudimos ir a los Nacionales. Al menos el empezar más tarde me ayudó a ponerme en forma con el trabajo físico y a coger las ideas y el modo de jugar del equipo mejor. El estar en el equipo de la universidad también conlleva que te exijan siempre dar el máximo, en lo deportivo y en lo académico”.

El choque cultural e idiomático fue grande, pero como todo, se supera. “Una vez llegas aquí valoras mucho más España. Hay gente de muchas culturas, distintos orígenes. Al principio choca, te sale la vena europea, pero te adaptas fácil. Con el idioma, yo llegué con un nivel no muy alto, pero entre las compañeras de equipo y las clases, con mucha gente de muchos países, fui haciéndome. El hablar y escuchar constantemente hace que avances rápido, y al final incluso acabas pensando y soñando en inglés”, manifestaba Lascorz.

Un nuevo curso para dejar atrás la pandemia

Lleva ya una semana en Estados Unidos de nuevo, y las sensaciones de cara al curso que va a arrancar esta misma semana no pueden ser mejores. “En lo académico vuelven la mayoría de actividades que no se hacían, y las clases van a ser presenciales. Tengo muchísimas ganas porque el primer curso fue un poco de aislamiento, solo con el equipo. Ahora voy a tener mucha más vida social y eso ayuda también en lo deportivo y en lo académico”.

En lo deportivo, buenas vibraciones. “En el equipo este año vamos a estar cuatro españolas y una letona, además de las americanas. El equipo es más internacional y ayuda a tener a alguien más de tu país. Creo que tenemos un gran equipo y el objetivo será llegar a los Nacionales. Hemos hablado ya todo el equipo y las sensaciones son muy buenas”.

Según el sistema de juego universitario en Estados Unidos, Candela vivirá su segundo y último año como junior, y para continuar debería cambiar de universidad y equipo el próximo curso. Sin embargo, debido a la pandemia se permite que las jugadoras junior lo puedan ser una temporada más. “Aunque en lo académico soy Sophomore (de segundo año, una veterana) en lo deportivo todavía soy freshman (rookie, debutante), así que podría seguir un año más aquí. En todo caso, hay muchos factores, y veremos qué temporada hago y si llegan ofertas. Habrá que valorarlo todo y decidir si opto por el transfer a otro equipo o sigo otro curso en Vincennes”.

De vacaciones, poco o nada

Durante el verano, desde el mes de mayo en que llegó de nuevo a Huesca, no ha parado. “Tuve una semana de descanso pero enseguida me puse a entrenar. No hay que perder el contacto con el balón y el trabajo físico porque cuando vuelves a Estados Unidos para la pretemporada tienes que estar bien. Desde el principio he entrenado con Nacho Gella todos los días, cinco días por semana. Llevo años con él y me ayuda a pulir defectos y a tener constancia. No he parado, pero con él todo es ameno y familiar”.

Y hablando de familia, reconocía que las nuevas tecnologías hacen todo mucho más fácil. “La familia es la familia, y se echa de menos. Ahora con las telecomunicaciones los notas cerca, porque puedes comunicar en cualquier momento. Es duro sobre todo al principio, estar sola tan lejos, pero la experiencia ayuda mucho. Creo que he aprendido mucho de esta experiencia, el no tener a mis padres para solucionarme las cosas. He madurado mucho. Se les echa de menos, pero en algún momento hay que volar del nido”.