Balonmano

BALONMANO - LIGA ASOBAL

Se cumplen nueve años del día que todo cambió para BM Huesca

El club logró ascender a la máxima categoría en casa tras una agónica fase de ascenso

Se cumplen nueve años del día que todo cambió para BM Huesca
Se cumplen nueve años del día que todo cambió para BM Huesca
D.A.

HUESCA.- Esta semana se cumplen nueve años del ascenso del Balonmano Huesca a Asobal, un hito histórico para el club y la ciudad que se vivió intensamente en aquel mayo de 2011 y que luego ha permitido al club asentarse entre los mejores de España e, incluso, debutar en competición europea y ser el primer club de la ciudad que lo haya conseguido.

Y no fue un ascenso cualquiera, ya que tuvo todos los ingredientes para considerarse algo épico, que ni el mejor guionista podría haber previsto así.

Desde la distancia, aquella temporada el club apostó por un nuevo técnico, el ilicitano José Francisco Nolasco, y con él por un nuevo estilo de juego, diferente y arriesgado. El club llevaba varias temporadas luchando por lograr el ascenso pero, por unos motivos u otros, no había manera, y se buscó este golpe de timón en un proyecto a dos años.

Pero la apuesta no pudo salir mejor, y en solo una temporada se logró el objetivo, aunque eso sí, con mucho sufrimiento. El estilo defensivo del equipo, muy abierto y presionante, buscando el robo de balón para poder correr, fue afianzándose y al final llevó al éxito. Eso sí, por el camino más largo. Y es que Octavio Pilotes Posada de Vigo fue demasiado líder para los oscenses y se llevó el ascenso directo como campeón.

A partir de ahí, el entonces denominada Obearagón Huesca logró una meritoria segunda plaza que le daba derecho a organizar en casa la fase de ascenso, en la que jugaban cuatro equipos, del segundo al quinto, en formato de final four.

Aquel fin de semana del 28 y 29 de mayo la ciudad se volcó con el equipo, y los dos días la entrada de aficionados superó de largo los tres mil. Nunca se había visto así el Palacio para ver balonmano.

La semifinal fue contra Cangas, un clásico de la Asobal y un equipo siempre temible. Y costó lo indecible, hasta el punto de que hubo que llegar a la prórroga para doblegar a los gallegos por 37-34. En la otra semifinal, Anaitasuna batió el Teucro con autoridad y pudiendo incluso reservarse en los minutos finales.

Y en la gran final, más de lo mismo. Mucha igualdad, sufrimiento, una afición que empujó de lo lindo y otra prórroga tras acabar con empate a 21 el partido. El alargue también terminó empatado y hubo que recurrir a los penaltis. En la primera tanda el meta oscense Julio Rodríguez paró uno que abría las puertas del ascenso, pero el meta navarro detuvo también uno y hubo que llegar a la muerte súbita. Allí, una acción para la historia, la parada de Julio a Carvajal que dio el ascenso y desató la locura, a la vez que abrió una etapa, que continúa, dorada para el club.

NOLASCO, EL GRAN ARTÍFICE

Buena parte de culpa de este ascenso la tiene el técnico, que nueve años después sigue al pie del cañón y dando más éxitos al club, José Francisco Nolasco.

El técnico recuerda aquella temporada, en primer lugar con la decisión de aceptar fichar por Huesca. "Desde fuera siempre veía a Huesca como un candidato a todo, un equipo potente, pero que al final no se sabe bien porqué nunca culminaba. El club quiso un cambio drástico y entonces llegué yo. Mi idea era clara, con una defensa abierta y otro estilo de juego, para que en dos años se pudiera luchar por subir. Al final en el primer año nos vimos arriba". Un objetivo adelantado un año que al final costó mucho. "La intención entonces fue ser primeros y subir directos, porque las fases son complicadas. Al final no pudo ser y vimos que esa fase ya era un premio. El objetivo estaba cubierto, y a partir de ahí, a lucharlo".

La historia ya es conocida, y el técnico reconoce que así todo supo mucho mejor. "Al final pudimos subir en casa y cumplir una meta anhelada desde muchos años antes. Era un proyecto paciente, a más largo plazo, pero al final fue corto".

Nolasco no tiene más que buenas palabras para aquella plantilla. "Era un club grande con jugadores con historial como Alex Alvarez, Bartolomé, Ancizu, Julio Rodríguez, y llegaron otros menos conocidos como Grau, Salinas, Bertos y Emilio Esteban. También hubo riesgo en la apuesta, pero hicimos piña. Costó al principio sobre todo la idea de juego, pero al final resultó".

Y continúa hablando sobre el fin de semana de gloria. "Con Cangas tuvimos que darlo todo, desgastarnos, y Anaita estaba más fresco. Eran favoritos, pero ahí se vio el carácter del equipo y de la afición. Pero fue un fin de semana de un sufrimiento tras otro, algo épico en lo que hizo falta tirar de alma".

Y a partir de ahí, un camino siempre hacia arriba en el que llegaron más alegrías. "Fue un hito. La directiva tenía claro que uno de los objetivos fundamentales era crecer, y subir era el mejor camino. Después de nueve años no hay que olvidar de dónde venimos, lo que costó y lo que ahora cuesta cada temporada. El club ha crecido y se ha creado una tradición en la ciudad. Ahora hay más cantera, también niñas incluso con equipo en Primera Nacional, y el crecimiento ha sido exponencial, lo que da más importancia a aquel ascenso. Ahora, además, en tiempos difíciles, tenemos un club sólido y saneado, y eso es fundamental para seguir mirando hacia adelante y gran mérito de las personas que lideran al Balonmano Huesca".