El Bada Huesca se ha quedado sin plaza en la Final a 8 de la Copa del Rey, tras perder en Torrelavega por 35-33. Varios fallos en lanzamientos claros de 6 metros con opción de tomar ventaja en el marcador castigaron al Bada Huesca, que vio como los locales no perdonaban y pasaban de un 29-30 a un 34-30 que fue definitivo. El duelo había sido muy igualado en todo momento y a los oscenses les ha faltado aprovechar sus oportunidades para romperlo. El empuje de los aficionados cántabros también se ha notado en el impulso local.

Aunque ha comenzado algo mejor el Torrelavega, contagiado del ánimo de un público muy animoso, el Bada Huesca ha encontrado pronto el sitio y en cuanto ha conseguido correr ha pasada de un 5-3 a un 5-6. Los oscenses no han conseguido aprovechar tres exclusiones locales tempranas, al estar peor en ataque contra cinco defensores que contra seis.

El Torrelavega ha insistido mucho en su juego directo y en tratar de acelerar el juego de forma constante, el Bada ha conseguido en buena medida controlarlo, pero sin acabar de pararlo. El duelo se movía en igualdad, con pequeña rentas para los locales, sobre todo cuando han abierto su defensa, han incomodado al Bada y han sido capaces de correr. Pero el Bada también tenía recursos en su primera línea con la decisiónde Ignacio Suárez o con los balones a Montoya o a los extremos desdoblados para mantenerse en el choque (17-16).

La segunda parte ha mantenido la igualdad. El Bada estaba bien en ataque, conseguía marcar aprovechando el dos contra dos de Dija con Montoya o el lanzamiento de Domingo, pero los locales mantenían el pulso goleador con su habitual decisión, verticalidad y juego con el pivote. Y así han ido pasando los minutos. El equipo oscense ha tenido la oportunidad de romper el choque en algún momento, pero entonces ha fallado. Y es algo que le ha sucedido en el desenlace. Dos lanzamientos muy francos de 6 metros, cuando el equipo iba por delante, se han convertido en goles al contraataque del Torrelavega. Se ha crecido el equipo cántabro, que no ha perdonado y ha estado fino en esas acciones, mientras los oscenses se precipitaban y veían como se les iba el partido de la manos.