Fútbol

LIGA DE CAMPEONES

Courtois impulsa al Madrid hacia la Decimocuarta

La estratosférica exhibición del guardameta belga y un gol de Vinicius dan al equipo blanco un nuevo título ante un Liverpool que se estrelló

Marcelo levanta la Copa de Europa rodeado de sus compañeros.
Marcelo levanta la Copa de Europa rodeado de sus compañeros.
EFE

LIVERPOOL0 - REAL MADRID1

Liverpool: Alisson; Alexander-Arnold, Van Dijk, Konaté, Robertson; Fabinho, Thiago (Firmino, m.77), Henderson (Keïta, m.77); Salah, Mané y Luis Díaz (Diogo Jota, m.65).

Real Madrid: Courtois; Carvajal, Alaba, Militao, Mendy; Casemiro, Kroos, Modric (Ceballos, m.90), Fede Valverde (Camavinga, m.85); Vinícius (Rodrygo, m.92) y Benzema.

Gol: 0-1 Minuto 59: Vinicius.

Árbitro: Clément Turpin (FRA). Amonestó a Fabinho (61) por el Liverpool.

Incidencias: final de la Liga de Campeones disputada en el Stade de France ante 78.000 espectadores. El inicio se retrasó 37 minutos tras el asalto de cientos de aficionados sin entrada generando un problema de seguridad. El rey Felipe VI presenció el partido en el palco de honor.

La cuenta pendiente saldada de un portero que gana finales como Thibaut Courtois, protagonista de una exhibición en el Stade de France con nueve paradas que frenaron a un Liverpool poderoso y fue castigado en el único disparo a puerta del Real Madrid, en la coronación de Vinícius, que dio la decimocuarta al rey de Europa tras un nuevo ejercicio de supervivencia. La ‘Champions’ de las remontadas imposibles, la magnitud de un equipo que no juega finales, las gana, la desafió un Liverpool que abrumó con su dominio y llevó al Real Madrid al límite para firmar una nueva gesta. El regreso al trono cuatro años después con Carlo Ancelotti firmando un regreso inolvidable. El técnico más laureado con su cuarta conquista, la quinta de una generación que ya es leyenda.

El VAR salvó al Liverpool. Con cuatro minutos para decidir si la posición era legal o no. Una acción de interpretación que decidieron desde una sala y no el colegiado a centímetros en el momento en el que, tras el recorte de Benzema en la primera llegada de peligro madridista, la lucha de Valverde provocó que tocase el balón, la jugada se trabase y fuese Fabinho el que acababa dando un pase de gol a Karim.

Hasta esa acción, los de Ancelotti habían sido atropellados. Nadie habría creído que el equipo descansado vestía de blanco. El Liverpool anuló sus virtudes con presión alta. Le encerró en su terreno, le obligó a jugar en largo por pura impotencia. Sin encontrar referentes en salida de balón, asfixiado ante las continuas pérdidas. Tan superado como en París ante el PSG, frente al Chelsea en el Bernabéu o en el Etihad. Con Fede Valverde sufriendo pegado al costado derecho y Vinícius en inferioridad física ante Konaté en cada balón que le buscó.

Demandaba a gritos el Real Madrid la aparición de Modric y Kroos ante el nerviosismo con balón de Casemiro. El croata retrasó metros para dar tranquilidad con su toque pero los duelos eran ‘reds’ y el equipo de Ancelotti largo, sin presencia ofensiva. Se amparó a la figura de Courtois, de nuevo decisivo a los 20 minutos con un paradón abajó a Mané que acabó repeliendo el poste.

El Liverpool estaba desatado, el Real Madrid desconocido. Se protegió de la tormenta como pudo esperando la aparición de su líder, Benzema, que avisaba con una carrera fuera de su zona. Hacía falta una acción que metiera el miedo en el cuerpo al rival que seguía perdonando. Alexander-Arnold generando siempre peligro con sus centros, Salah perdonando de cabeza. No hay equipo en el mundo con mayor capacidad de resiliencia que el Real Madrid. Las lecciones de las eliminatorias debía repetirlas lejos del Santigo Bernabéu, sin su misticismo. Y fue cuando apareció la facilidad de Fede Valverde para superar líneas enemigas, soltar un disparo a la nada y sacar oro de una de las claves del partido: la espalda de Arnold. Ahí aparecía Vinícius para poner el broche de oro a su año más goleador.

El golpe era difícil de asimilar para el Liverpool. Su superioridad en todas las facetas del juego había sido improductiva. Courtois siguió con su exhibición y a la contra perdonó el Madrid, de nuevo campeón.