SD Huesca

FÚTBOL - ENTREVISTA

"Cuando el Huesca vuelva a Primera, vais a tener una invasión de "pericos""

José María Fuster-Fabra, prestigioso abogado barcelonés, explica el idilio del Espanyol con la ciudad oscense

"Cuando el Huesca vuelva a Primera, vais a tener una invasión de "pericos""
"Cuando el Huesca vuelva a Primera, vais a tener una invasión de "pericos""

HUESCA.- José María Fuster-Fabra es uno de los más preclaros exponentes de la abogacía española en la actualidad. En su hoja de servicios, una gran entrega a las causas de víctimas del terrorismo, de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, e incluso de la mujer de Sandro Rosell, expresidente del Barcelona, con éxito por cierto.

Humildemente –y en cierto modo en vano por cuanto es uno de los más reputados ejercientes del Derecho-, afirma que "entre los abogados de España en el Derecho Penal ocupo el mismo puesto que el Espanyol: el año que me va bien me puedo meter entre los últimos participantes de Europa y el que me va mal estoy a punto de bajar a Segunda".

En el fondo, reconoce, "mediáticos" son sus clientes. "Yo de rebote". Tal es así que, con "la hoguera de las vanidades ya quemada", prefiere una entrevista de fútbol que sobre asuntos de candente actualidad de tribunales.

Tiene el carné dos mil y pico del Espanyol, que se remonta al comienzo de los ochenta. Sus hijos, eso sí, fueron socios apenas retirado el cordón umbilical. Recuerda que su padre, magistrado, recibía sendos carnés de Barcelona y Espanyol, y él iba a ambos. Pero, con su primer suelo, se pagó el abono perico.

Con un fino humor, asegura que eligió equipo "por sentimiento. Tengo amigos que han cambiado de mujeres mucho, incluso alguno que ha cambiado de acera, pero cambiar de equipo de fútbol es mucho más complicado, aunque a mí me gusta el fútbol en general. Sin sentimiento no tendría razón de ser. Si lo miras fríamente, el fútbol son once tíos que cobran por ir detrás de una pelota".

Jugó de joven a fútbol, aunque "mal". Hasta tal punto que sus "únicos éxitos fueron de un equipo de los que entramos en el 87, tras la reforma universitaria, de profesores de la facultad, de la UB. Eramos un equipazo, dos jugadores que llegaron a estar en pretemporada en el Espanyol. Casi fui mejor como jugador tardío que temprano. Afortunadamente, mi hijo ha salido mejor que yo. Juega en el Racing Sarriá en cadetes. Es bastante bueno".

Aloja José María Fuster-Fabra sus raíces en apellidos catalanes muy reconocibles en Barcelona. Ni los oculta ni se vanagloria. Lo mismo sucede con el club de sus amores. "El Espanyol es un equipo que no tiene complejos. Fundado por catalanes, algo que otros no pueden decir. Lleva los colores en la camiseta del almirante Roger de Llúria, el adalid de los almogávares, los mejores soldados catalanes que ha habido nunca. Tenemos una legitimidad absoluta de origen y, además, es un club catalán, barcelonés y sin ningún complejo para llamarse Espanyol. No necesitamos hacer alarde de nada y que se nos utilice para nada. Es un club transversal, cada uno puede tener sus ideas, y nos une el color blanquiazul. No es instrumento político de nadie, ni debe serlo. Un equipo de fútbol orgulloso de ser barcelonés, catalán y español".

IDILIO CON HUESCA

Recuerda José María Fuster-Fabra buenas relaciones del Espanyol con clubes como el Numancia, pero este año se ha establecido una muy especial con el Huesca. "Yo he sido un poco la punta de lanza, pero a raíz de esa carta en DIARIO DEL ALTOARAGÓN que escribí que se hizo tan viral, me ha pasado que cantidad de oscenses han contactado conmigo en Cataluña, me han buscado. A algunos curiosamente los conocía y no sabía que eran de Huesca. Resulta curioso que la gente de Huesca que hay en Barcelona mayoritariamente es del Espanyol. Se produjo una afinidad entre aficiones en los partidos de ida como el de vuelta, con gritos de "Sois de Primera, sois de Primera", que salió de la grada de animación, que es una grada crítica con el equipo contrario. Es donde está mi hijo, la Grada Canito, "la curva". Y, sin embargo, con el Huesca se ha establecido un idilio. El otro día, en la cena de la Toga Perica, que somos abogados, jueces, fiscales, notarios,… hablábamos y todo el mundo decía que su segundo equipo era el Huesca, y que todo el mundo quería que volviese el Huesca, y cuando vuelva nos desplazaremos la peña en pleno. Nos hubiera gustado darle un reconocimiento. Hay equipos que no sabes por qué, porque son cuestiones sentimentales, que de repente se produce un idilio entre aficiones. Pasó en su momento con el Numancia, hacía muchos años que no pasaba y este año ha sido con el Huesca".

Recuerda la sucesión de detalles que fueron calando en él y en la afición perica. "Primero, el detalle de señorío del equipo rival de encontrarse un cartel en la Oficina de Turismo en el que se daba la bienvenida a la afición del Espanyol. Yo eso nunca lo he visto, no digo que no exista. Huesca no es una ciudad que te llame la atención como es Granada, que vas a ver La Alhambra… Muchos de los que fuimos del Espanyol fue puramente por proximidad. Luego, la ciudad es muy bonita. El casco antiguo es muy agradable para pasear. Y todos los del Espanyol coincidíamos en la amabilidad de la gente. Íbamos todos con nuestras bufandas y, además de que no hubo incidentes, le preguntabas a la gente por un restaurante y te acompañaba. Y nos recomendaban. Mi hijo estuvo en la grada de animación del Espanyol y yo fui al palco porque iba con una autoridad, un amigo que es del Espanyol, y nos trataron con una educación y un trato señorial. Mi hijo decía que quedaron alucinados cuando, en el minuto 21, fue la grada del Huesca la que inició el aplauso y nos aplaudieron a nosotros cuando decíamos lo de Dani Jarque y ellos los coreaban. Los idilios empiezan por estos pequeños detalles y eso cala en la gente. En el fútbol, siempre sale en los telediarios lo negativo, los enfrentamientos… Ahí fue todo. Si, como espero, el Huesca vuelve a Primera, el año que viene vais a tener que ampliar el Alcoraz por lo menos el día que juegue el Espanyol. Mucha gente que no fue, a lo que hemos hablado de lo que fue el desplazamiento, la gente, la ciudad, la gastronomía, la amabilidad…. Vais a tener invasión de pericos".

Tan hondo fue el efecto, que José María y su hijo Pepe han seguido al Huesca, no han parado de hacer cálculos de posibilidades de salvación y, en el desenlace fatal, la decepción. "Estábamos tan tristes como cualquiera del Huesca. El otro día había la posibilidad de que el Espanyol B jugara el playoff a Segunda División. Estábamos viendo el partido y al final no se clasificó porque ganó el Cornellá, y mi hijo me dijo que a ver si sube el Espanyol B y podemos ir a Huesca a verlo".

Lógicamente, otro punto de unión ha sido el entrenador del Espanyol, Rubi. "De hecho, se formó en el fútbol de élite en el Huesca, con lo cual hay otra conexión con el Huesca. Rubi ha acertado plenamente. En los últimos partidos, paradójicamente la lesión de un grandísimo jugador del que soy fan, que es David López, ha motivado una defensa con Rosales, un buen lateral, Naldo que ha crecido muchísimo como central, Hermoso que está en la selección y Pedrosa que es el futuro lateral izquierda de la Selección Española, porque es un jugador extraordinario. Rubi no es nada divo, es un tipo humilde que sabe mucho de fútbol. Ha habido momentos en los que la gente llegó a hablar del descenso y él se mantuvo creyendo en el equipo. Al final, ha hecho de la necesidad virtud. Eso es de gran entrenador".

LA MALA SUERTE DEL HUESCA

Desde la gran amistad que se ha sellado, José María Fuster-Fabra habla con entusiasmo. "El Huesca ha tenido muy mala suerte. Desde que lo seguí a raíz del partido con el Espanyol hasta el momento en el que se consuma el descenso, esencialmente es la mala suerte. Partidos que le han remontado, a veces veías que el equipo jugaba mucho mejor que el rival pero tenía falta de finalización,… Tampoco le han favorecido nada los árbitros en general, pero favorecen o quitan no tanto en función de los grandes momentos del VAR, sino que me han hecho ocho faltas y me han pitado a favor una, y sin embargo he hecho dos y me han pitado las dos y me sacan una tarjeta… Lo veías y decías que hay equipos que no juegan mejor que el Huesca, y sus resultados han sido mejores. Aun con todo, ha sabido caer con dignidad y el último partido remontó".

Y, sin embargo, queda un patrimonio. "El Huesca tiene una afición de Primera. Lo del día del Valencia es propio de una afición de Primera. Equipos muy importantes, cuando descienden, como el Atlético de Madrid, el Deportivo, Osasuna o el Zaragoza, caen en depresión porque es tan fuerte el golpe cuando planificas una temporada para todo menos para bajar. Sin embargo, cuando un equipo mantiene la ilusión, tiene mucha fuerza y se autoconvence de que puede conseguirlo. Y, en vez de castigar a jugadores o directiva, los aprecian, y genera sensaciones positivas. El año que viene, el Huesca arrancará con la ilusión de subir a Primera. A lo mejor otro equipo que haya podido descender se hunde y tarda más en reaccionar".

No escatima elogios para la directiva, "extraordinariamente seria, rigurosa y de gente que conoce el fútbol". Le regaló una camiseta en la ida en Montjuic, que guarda como un tesoro. Elogia a la afición, "entregada con sus jugadores" que se van a "impregnar de esa ilusión".

Despedimos la conversación con José María Fuster-Fabra con una convicción final que explica esta especial interrelación. "El fútbol ha sido mi pasión de siempre. Es una liberación, es sentimiento, es rivalidad y reúne toda la serie de factores positivos. Lo negativo es cuando se utiliza la violencia. La rivalidad es buena y sana". La fórmula en el final presagia que la amistad no acaba: "Hasta siempre". Pues eso.

"PERICO Y ANTICULÉ" POR LAS CIRCUNSTANCIAS

No se siente bien tratado el españolismo, ayuno de apoyos y de cariños institucionales. José María Fuster-Fabra es positivo. Quiere que pierda el Barcelona "hasta en los entrenamientos".

Es de los que gritan en los derbis, "aunque nunca insulto". Cuando caen del lado "perico", es para él "una grandísima alegría". "Yo creo que cuando el Huesca juega contra el Zaragoza no es lo mismo que cuando lo hace contra el Cádiz. El fútbol es rivalidad, y la rivalidad es buena".

Eso sí, si la balanza se tuerce, recuerda a sus familiares y colaboradores azulgranas. En todo caso, ha variado su animadversión por las circunstancias. "He cambiado. Antes de que pasaran algunas cosas que están pasando en Cataluña, yo siempre pensaba que el Barça al fin y al cabo era un equipo de mi ciudad y español. Visto cómo se ha utilizado por parte de algunos, no puedo tener una cercanía con ellos. No es todo el mundo, mi hermana no es así: es del Barça, catalana y española. Pero como el Barça lo han querido convertir algunos en otra cosa, mi sentimiento cuando juega con otro equipo ha cambiado completamente, porque es algo que se utiliza en contra de mis valores".