SD Huesca

FÚTBOL - COLABORACIÓN

La montaña rusa

La montaña rusa
La montaña rusa
P.S.

Al despertar de aquel sueño, en el olimpo de los dioses del balompié, una fuerte tempestad sacudió los cimientos de un club, y de una ciudad, que se había ganado el derecho, por méritos propios, a competir en las catedrales del fútbol español. Sombras oscuras tiñeron de negro esos días de infame recuerdo, sólo iluminadas por la figura de un entrenador valiente y con gusto por el buen fútbol, que aceptaba el reto de entrenar a una entidad en medio de una borrasca extradeportiva.

Los días fueron pasando, entre charlatanes, correveidiles y oportunistas, obsesos del morbo y amigos de las confabulaciones, leñadores con el hacha presta para hacer leña del árbol caído y usureros envidiosos con ganas de saldar viejas cuentas deportivas. La presunción de inocencia se diluía como lágrimas en la lluvia y ciertos secretos circulaban de boca en boca. Los pesimistas se apeaban del tren mientras las luces iban rasgando el negro velo del horizonte. Será la justicia la que dictamine el final de este cuento de verano en estos tiempos complejos de saturación informativa.

Afortunadamente, el sol arribó, al principio con timidez, y los nombres fueron llegando, poco a poco, sin pausa, para construir un nuevo proyecto sobre cenizas de gloria. El fútbol minimizó muchas cosas y la marea azulgrana inundó de nuevo la contienda futbolística bajo el pendón de San Jorge.

Los comienzos se auguraban difíciles y el primer desplazamiento a las islas se saldó con una victoria práctica, por la mínima. Y por fin, el fútbol de balón y portería, el juego de verdad, sin aditivos, regresaba a un campo que siempre será de primera. El balón comenzó a rodar y los hombres de Michel nos brindaron un excelente partido frente a uno de los llamados a estar en el pelotón de cabeza. Los oscenses arrollaron al equipo gallego y mostraron mucho de los que nos pueden ofrecer a lo largo de la temporada. La presión alta, el fútbol de toque y posesión con balón jugado desde atrás… fueron algunas de las claves de una excelente partitura interpretada para una talentosa orquesta que ha comenzado afinada.

El fútbol es como una montaña rusa, las cimas y depresiones se suceden a ritmo vertiginoso, la gloria y el fracaso comparten fiesta en este baile de máscaras y extremos. Cómo plantea el budismo, la virtud reside en el camino medio y es fundamental mantener la mesura. Esto no ha hecho nada más que empezar y, posiblemente, vendrán tiempos difíciles. A largo de la temporada, los equipos atraviesan distintas fases que dirimen su posición en la tabla.

En el fútbol, como en la vida, unas veces se gana y otras se aprende. Hemos pasado un año repleto de experiencias y vivencias, buenas, regulares y malas, de las que es preciso sacar las conclusiones adecuadas y mejorar, sólo así se sigue creciendo. Como expresaba Marcelo Bielsa, "el éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es todo lo contrario, es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes…". Reflexionemos y a disfrutar, que tras el vendaval, la temporada pinta muy bien y nos lo vamos a volver a pasar en grande con nuestra sociedad deportiva.