SD Huesca

FÚTBOL - OPINIÓN

Sin querer queriendo

Sin querer queriendo
Sin querer queriendo
LOF

Discurre la Segunda División nerviosa y titubeante, con pocas certezas y equipos sin fiabilidad a falta de dos jornadas para su desembocadura. Se alternan, cada tres días, las alegrías y las tristezas en un apresurado final de temporada. Las sorpresas se suceden sin el apoyo, o los pitos, cercanos de unas aficiones que observan incrédulas el devenir de sus equipos en la parte noble de la tabla.

Y en estas tribulaciones, como quien no quiere la cosa, los de la tacita de plata se han plantado en Primera en este año distópico y bizarro, en el que parece que nadie quiere subirse al ascensor de la liga de las estrellas.

En lo referente a los nuestros, el Huesca ya no es aquel equipo vigoroso de Anquela que se coló en la fiesta del "play off", ni esa maquinaria engrasada y rutilante de Rubi, que causó admiración tirando abajo las puertas de la Primera División.

En ambos casos, las prestaciones dadas superaron ampliamente las expectativas iniciales. Ahora, somos una de las escuadras más potentes de la categoría, a priori, y el nivel de exigencia debe ser mucho mayor.

Ni los resultados, ni los regalos de los contrarios, deben esconder las carencias de un equipo con mucha calidad pero excesivamente plano y sin tensión que sólo ha mostrado su potencial en momentos puntuales. Por tanto, es fundamental hacer autocrítica y obrar en consecuencia, para no desaprovechar esta nueva oportunidad que nos ha brindado el destino. El fútbol es orden, talento y compromiso, un cóctel de éxito que amarguea si desaparece cualquiera de sus tres ingredientes esenciales.

Dependemos de nosotros mismos y en lontananza oteamos dos escalas previas para regresar a la Primera División, dos encuentros clave en los que recuperar sensaciones y poner en valor todo el fútbol que portan vuestras botas.

Las palabras se las lleva el viento y sólo los hechos perduran, siguiendo la máxima del entrenador italiano Fabio Capello, "el fútbol es un deporte simple en el que a algunos les gusta hablar. A mí me gusta ganar". Las finales no se juegan, se ganan... pero el buen juego es el medio más eficaz para conseguir la victoria.

En la distancia estamos con vosotros y lo vamos a conseguir. La gesta es de tal magnitud que merece la pena darlo todo. Volver a soñar con el olimpo del balompié es el primer paso para sacar los seis puntos, tanto en el Alcoraz como en el Molinón.

Partido a partido, pelota a pelota, paso a paso, para demostrar que merecemos estar el próximo curso entre los mejores del mundo y volver a pasear la provincia de Huesca por las catedrales del fútbol patrio, para cincelar en las piedras del camino que los del pueblo nunca reblamos.