SD Huesca

ANÁLISIS

Sin reblar... más que nunca

El Huesca debe sustentarse con su idea de juego y afinar la puntería para lograr victorias

Sin reblar... más que nunca
Sin reblar... más que nunca
R.G.

HUESCA.- Sin reblar... más que nunca. Después de nueve jornadas con el bagaje de seis empates, y tras el partido de este sábado, es obvio que el guión le exige al Huesca afinar la puntería y mejorar el porcentaje de acierto en las ocasiones que genera pero también, fundamental, hacer un ejercicio de resistencia.

El encuentro ante el Eibar volvió a situar al Huesca en la paradoja del fútbol. Un montón de claras ocasiones, unas veces desbaratadas por el portero rival (un héroe en El Alcoraz, como en tantos otros campos) y otras por no acertar en la finalización, y la máxima rentabilidad del contrario en "su" oportunidad para sumar un punto suficiente para el Eibar y corto para el Huesca.

Es también evidente que no se vive de sensaciones si no hay victorias, como tampoco éstas no llegan si no se marcan goles. Y en ese bucle anda el Huesca. En el atolladero de los empates. En una lucha sin cuartel por derribar ese muro y, como el polluelo que va a nacer, salir del cascarón y ver la luz.

El Huesca tiene un plan y una idea de juego que ha sido aplaudida desde todos los sectores, a la que solo le falta la guinda de la contundencia para sumar de tres en tres en lugar de hacerlo de uno en uno. Es salir del paso corto para dar el largo. Mikel Rico, en sus declaraciones tras el encuentro con el Eibar, escenificó perfectamente la distancia que hay entre el bien y el mal. "Que el balón vaya cinco centímetros a un lado o a otro hace que sea gol o no y te cambia el partido".

Le sucedió al Huesca ante el Eibar, lo mismo que en el resto de empates en los que tuvo oportunidades para alterar el signo de la "X" en la quiniela. Tanto fuera (Villarreal, Valencia y Elche) como en casa (At. Madrid y Valladolid).

Pero en el vestuario no hay un sentimiento de resignación. Ni siquiera la necesidad de hacer un ejercicio de fe si se toma desde una perspectiva espiritual. Tanto Mikel Rico como el goleador, Rafa Mir, expresaron una confianza absoluta en la idea de juego que está desplegando el equipo e insistir en ello se ve como la mejor respuesta para que lleguen las victorias.

Esa fe será bien entendida desde la resistencia. Los protagonistas incidieron en ella tras el encuentro. El técnico, Míchel, que se mostró tenso en la rueda de prensa, destacó el "partidazo" que hizo el Huesca, apeló a los méritos del equipo para ganar y al esfuerzo "brutal" que habían realizado sus jugadores.

El entrenador azulgrana se mostró molesto con el recuerdo de la ristra de empates que lleva el equipo y pidió mirar hacia adelante. "Basta ya de echar la vista atrás. Hay que ser consecuentes con lo que hacemos y ser realistas, hoy hemos hecho un gran partido. Hay que seguir trabajando, ya entrarán o no, pero vamos a hacer más y saber que las que tengamos las tenemos que meter. Ha sido un partido espectacular, no puedo decir nada malo de mis jugadores. Incluso en las ocasiones que hemos fallado las decisiones han sido acertadas".

De ahí que a sus futbolistas les pida que "se reconozcan en lo que hacen bien". Y a partir de ahí, "ser optimistas" y "no ir atrás otra vez diciendo que seguimos sin ganar".

Lo que nadie quiere, Míchel el primero, es que decaiga el ánimo en la plantilla y pueda haber una bajada de brazos. El técnico está convencido de que no va a ser así. "Ahora es fundamental no caerse, creer en lo que estamos haciendo y por eso hay que ser optimistas y poner en valor lo que hace el equipo".

El parón llega bien porque "tenemos quince días para seguir mejorando sobre lo que hemos visto en el campo, activarnos más en momentos puntuales o afinar más de cara al gol".

Las señales que le transmite el comportamiento del equipo son muy positivas, al punto de que este sábado reiteró lo que ya ha dicho anteriormente por activa y por pasiva. "Estoy convencido de que disfrutaremos en Primera División. No quiero que mis jugadores sufran. Aunque hoy no hayamos ganado deberían irse a casa contentos. Veo lo que han hecho en este partido y durante la semana en los entrenamientos, han hecho todo lo posible para ganar y todo muy bien ante un rival muy complicado. Hay que seguir con optimismo e ilusión, que a mí no me falta y estoy seguro que a ellos tampoco les falta".

De ahí el ejercicio de resistencia, perseverancia, confianza y optimismo que requiere el momento del Huesca. Y que coincide con la reflexión en voz alta que la semana pasada hizo en este periódico el jefe de los servicios médicos del club, Fernando Sarasa, cuando aludió al "trabajo, pasión, unión, solidaridad, compañerismo y perseverancia" para "subir la autoestima, ser competitivos y mantener la ilusión compartida".

Ganar, ganar, ganar y volver a ganar. Es el inolvidable legado de Luis Aragonés antes de que España ganara la Eurocopa de 2008 y él ya veía en el horizonte no solo aquel título sino también el Mundial porque tenía plena confianza no solo en sus jugadores sino en la idea de buen juego que tenía para desarrollar con ellos, como así sucedió.

Cuando en aquel torneo continental la selección superó el muro de Italia en los cuartos de final, logró salir de aquel bucle o cascarón que nos condenaba a oír el socorrido "jugamos como nunca y perdimos como siempre".

El Huesca puede cambiar derrotas por empates, pero todos están seguros de que más pronto que tarde el trabajo, el buen juego y las ocasiones se traducirán en goles y victorias. O eso, o morir con las botas puestas.