SD Huesca

FÚTBOL / PRIMERA DIVISIÓN - EL ANÁLISIS

Desesperación, no desesperanza

La afición del Huesca tiene toda la legitimidad para estar desesperada, pero en esta jornada 11 no puede perder la esperanza

Desesperación, no desesperanza
Desesperación, no desesperanza
GOFI

En un artículo en el New York Times hace más de veinte años, el Woody Allen más críptico y demoledor aseguraba que, de los dos caminos a tomar, uno conduce al desaliento y a la desesperanza más absoluta y otro a la total extinción. Roguemos al cielo sabiduría para elegir el que más nos convenga. En estos momentos, la afición del Huesca tiene toda la legitimidad para estar desesperada por la impaciencia o la exasperación, pero en la jornada 11 no puede perder la esperanza.

Hubiéramos firmado que, en la jornada 11, las derrotas serían contra Real Madrid, Real Sociedad y Sevilla. Campeón de Liga, líder de la Liga, campeón de la Europa League. Los de Lopetegui son el equipo que más problemas ha causado al Bayern de Munich en toda la temporada. Una combinación de mitos mundialistas, de estrellas y de magníficos jugadores. Y ayer lo demostró en El Alcoraz, donde, lisa y llanamente, los de Míchel apenas pudieron oponer incomodidad. Y lo hicieron. Sin embargo...

Las sensaciones se tambalean. Los nuestros han hecho disfrutar a grandes clubes esta temporada, que admiran al Huesca porque, además, después de algunas exhibiciones importantes (Villarreal, Valencia...) no hemos ganado. Eso genera mucha simpatía. Sin embargo, nadie se engañe. Uno de los problemas es que no hemos podido con Cádiz, Elche, Eibar, Valladolid y Osasuna. Salvo en El Sadar, con aparente superioridad en el resto.

El Huesca parecía un equipo feliz, que disfrutaba del balón, de hacer rondos con el contrario sin que la olieran... hasta que la olían y nos atizaban. La dinámica ha cambiado, quizás depresiva, quizás por la progresiva forma de equipos con un gran potencial.

Es difícil pensar que fuera un espejismo. Pero hoy los de Míchel no dan más de sí. Los delanteros se ofrecen y se ofrecen, y hasta crean ocasiones de donde apenas hay condiciones. Y los nuevos aportan poco, y los veteranos se agotan.

Pero caer en la más absoluta negatividad no es el camino. Hay margen de maniobra... siempre que se maniobre. Y ahí, amigos, reside lo opinable.