SD Huesca

Huesca, 0 - Getafe, 2

El guionista Bordalás

Pacheta y Bordalás
Pacheta y Bordalás
Agencia EFE

BORDALÁS engaña aunque se enoje y sobreactúe cuando se le atribuyen todas las maldades en torno al fútbol español. No es director, no es entrenador, no es intérprete pese a sus lustrosos peinados. Bordalás es guionista... y de los buenos. Todo tiene un sentido, desde el minuto uno, y todo se atiene a lo programado. Claro, hay ocasiones en las que el fútbol, que tiene una pizca de travesura caprichosa, le juega malas pasadas... pero no ha sido así en la puesta en escena en El Alcoraz vacío, donde ha asestado unas puñaladas que ni en Psicosis mostrándose despiadado con el Huesca que, bondadoso él, lo había recibido con un uniforme especial de anfitrión con motivo del Día de Aragón. La verdad es que los de Pacheta se han metido mucho en el papel de la fiesta.

José Bordalás ha escrito el guión porque, antes que nada, ha detectado el miedo circunstancial que atenaza al Huesca. No parecía ni siquiera un equipo de Pacheta. Nervioso, sin tensión y con muchas concesiones. Los primeros minutos han marcado la tónica. Prácticamente ni un solo balón dividido ha acabado en las botas de los azulgranas. Luego, el mazazo del gol. En un equipo con tres centrales, dos delanteros rematan a placer. Primero, Mata, manos blandas de Andrés y Enes Unal se da un garbeo con la sangre en las fauces para perpetrar la puñalada letal.

Y ahí, justamente ahí, en el minuto 20, ha muerto el partido. Bordalás tiene muy bien entrenados a sus actores. Ora afectación para simular faltas, ora pérdidas de tiempo -consentidas, por supuesto- hasta jugar apenas un puñado de minutos en lo que restaba de primer parcial.

Que Pacheta intenta reaccionar, está claro. Que está sometido a la condición de falible, también. No se entiende muy bien el relevo de Seoane, que incluso en su versión menos óptima da sensación de que algo puede pasar. Y, ¡zasca! Enes Unal se eleva al mirador del área, apenas encimado, y suelta un zapatazo al que reacciona tarde y mal Andrés.

Queda vida. Y yo creo, pero éste era uno de los partidos más asequibles. Restan cinco y aquí no rebla nadie. “Pachetina” y a jugar