SEGURAMENTE la victoria del sábado frente a la Real Sociedad sea la de más prestigio de la SD Huesca en su corta trayectoria en el olimpo del fútbol español. No sólo por la entidad del recién laureado rival (también se ganó al Sevilla hace dos campañas) sino por la forma y el momento de lograrla.

No obstante, como venimos repitiendo cansinamente, lo único que cuenta es el partido de este sábado por la tarde en Cádiz al que acudimos, eso sí, con risueño rictus tanto en la cara como en el brazo. Y es que la SD Huesca, en el marco de esa magnífica iniciativa de homenajear la Historia de los equipos rivales a través del brazalete de capitán, ha utilizado la sonrisa de Michael Robinson como uno de los iconos de la tacita de plata. 

Cuesta mucho encontrar acciones de marketing que alcancen un consenso tan aplastante como lo está alcanzando el Huesca con sus brazaletes. Un simple vistazo a las reacciones de las aficiones rivales basta para ser consciente del incalculable rédito en términos de imagen que se está logrando a través de un valor tan honesto como el respeto elevado a la máxima potencia por la creatividad y el excelente gusto del estudio oscense “La Colmena Creativa”. Chapeau.

Cádiz nos aguarda con su enviable clima, sus infinitas playas, sus freidurías, su guasa y, en lo futbolístico, con sus deberes hechos a falta únicamente del plácet matemático. Pero que nadie se confíe: tanto el escenario - ese Ramón de Carranza de los Juan José, Carmelo, Mejías o el mítico Mágico González- como los precedentes históricos exigen mantener firme ese respeto al rival desde el primer minuto hasta al último. Y es que cualquier atisbo de relajación dejará las risas en la Bahía y a nosotros la cara de haba.

Pasado el tiempo de chirigotas, carnavales y torrijas, llega la hora de la verdad. Es el momento de ser serios y demostrar en el terreno de juego que no reblamos en nuestro empeño de mantenernos en Primera División. A por los tres puntos hoy y mañana, cuando terminen los enfrentamientos del resto de implicados, ya reharemos - con la sonrisa puesta, eso sí- las cuentas y cábalas de lo que viene por delante. A por el Cádiz.