SD Huesca
Por
  • Luis Costa

No es hora de lamentarse, sino de levantarse

Las imágenes del partido.
Imagen del partido Cádiz-SD Huesca
LOF

Volvimos a fallar cuando más cerca estábamos. Volvimos a tropezar en los mismos errores que nos han traído hasta aquí. Y, sobre todo, volvimos a ofrecer nuestra peor versión contra un rival que nos cedió el protagonismo. Y, en este volver, volvemos incluso a depender de otros resultados, una jornada más, para mantener la categoría.

El pasado sábado, ante un Cádiz con la permanencia ya en el bolsillo, vimos una de las versiones más pobres desde que Pacheta se sienta en el banquillo. Y, seguramente, también de toda la temporada.

De nada han servido las derrotas previas contra equipos de similares características a los gaditanos (como Alavés o Getafe, las más recientes) porque nada cambió Pacheta en su planteamiento inicial. Si en su día se criticó en estas líneas a Míchel por no manejar más registros, creo que Pacheta el sábado dejó claro que él también maneja un único plan y que de ahí no se va a mover sea cual sea el rival: la defensa de cinco es innegociable.

Y pasó lo habitual contra todo equipo que nos da el balón: inoperancia ofensiva y muchas grietas en defensa, a pesar de esa línea de cinco. ¿Y por qué es lo habitual? Por varios motivos.

Porque este Huesca hace daño cuando roba en campo rival, pero esta jornada tuvimos enfrente un equipo que apenas tuvo el balón en su propio campo. Porque defendemos bien cuando no tenemos la posesión, pero cuando la tenemos, tras pérdida nos cuesta mucho volver a la estructura inicial. Y, por último, porque el balón parado ha sido, es y será un problema.

Por todo ello, el sábado en el Carranza me hubiera gustado ver un dibujo diferente. Otro plan con el que Pacheta intentase ganar la partida a Cervera. Ver a un equipo que genere ocasiones a partir de la posesión. Y, sobre todo, ver a un equipo que se jugaba la vida con un punto más de intensidad que quien ya tenía los deberes hechos, porque hay acciones que marcan una temporada. Y el segundo gol de los gaditanos es inconcebible para un equipo de Primera División.

Dicho todo esto, sigo confiando en que la permanencia sigue en nuestras manos. Y soy todavía más optimista viendo el calendario que nos resta porque, como ya he dicho otras veces, son rivales que potencian nuestras virtudes y minimizan las carencias resaltadas en estas líneas. Ganando los dos de casa puede valer y nos vamos a jugar la vida contra rivales que lo tienen prácticamente todo hecho.

Así pues, no es hora de lamentarse sino de levantarse. Porque ahora, sí que sí, sólo vale ganar.