SD Huesca
Por
  • Luis Costa

Empezó la fiesta

Ambriz, en el banquillo del Alcoraz
Ambriz, en el banquillo del Alcoraz
Laliga

Y, sin terminar el mes de octubre, cayó Ambriz. El mexicano, la apuesta del club para volver a Primera División y que llegó bautizado por la dirección deportiva como uno de los mejores técnicos de Sudamérica, deja de ser entrenador de la SD Huesca en la jornada 12.

¿Cuánta culpa tiene el mexicano en todo esto? Pues una parte. Porque la realidad es que el equipo, excepto el espejismo de las dos primeras jornadas, nunca ha llegado a trasmitir nada. Cada semana que pasaba los síntomas eran más preocupantes y el equipo decrecía con el devenir del calendario. Nos costaba un mundo generar ocasiones, nos costaban mucho las transiciones (sin ir más lejos, los dos goles en Burgos) y últimamente nos costaba robar incluso en campo propio. La solidez defensiva nunca sostuvo al equipo y, estas últimas jornadas, ya no controlábamos ni a partir de la posesión. Un sin fin de defectos que, finalmente, han desembocado en la destitución de Nacho Ambriz. Suya es buena parte de la culpa de las situaciones analizadas semana tras semana en estas líneas, porque es cierto que el equipo nunca ha dado la sensación de ser un bloque trabajado. Pero también es verdad que Ambriz no lo ha tenido fácil.

Lo primero que tuvo que hacer fue adaptarse a una categoría muy compleja y muy especial. De allí que, a muchos, nos sorprendiera la apuesta del club. Y lidiar con la planificación de la plantilla. Por poner un ejemplo: de las 12 jornadas en las que ha estado al frente del equipo, sólo en 7 ha tenido a dos centrales naturales para poder alinear. Nunca a tres. Y, en casi la mitad de las jornadas, sólo ha contado con un central puro. Es decir, que no ha tenido la opción de probar con una defensa de 5 porque la plantilla no está preparada para ello.

En la parcela ofensiva, Pitta y Gaich fueron las herramientas que le trajeron. Uno llegó tocado, el paraguayo, mientras que el internacional argentino aterrizó el último día de mercado. Por tanto, Ambriz tuvo que sobrevivir con Dani Escriche las 4 primeras jornadas. O lo que es lo mismo, hasta la llegada de los nuevos fichajes, su único ‘9’ fue un jugador que se desenvuelve mejor de segundo punta que de delantero centro; y un atacante con muchas virtudes, pero entre las cuales el gol no es la más destacada. Pitta y Gaich llegaron para solucionar el problema, pero ninguno de los dos, a día de hoy, ha demostrado garantías para luchar por el ascenso -aunque ojalá nos equivoquemos y ambos acaben mostrando su mejor versión-. Y así, como la defensa o la delantera, podría seguir citando otras muchas de las piedras que Ambriz se ha encontrado en el camino del banquillo de la SD Huesca.

Por ello, vuelvo hacer la pregunta: ¿cuánta parte de culpa tiene el mexicano del presente azulgrana?

Nacho Ambriz no es el único responsable. Los dedos no sólo señalan al banquillo. La afición, cada vez más exigente, no entiende muchas cosas de las que ven, porque no hay que olvidar que somos el 4º presupuesto más importante de la 2ª División. Y que la planificación y la dirección deportiva son claves en el sobrevenir del club. ¿Sabéis qué presupuesto éramos el año del primer ascenso a Primera? El 19º.

Todos sabíamos que Nacho Ambriz sería el primero en caer, porque lo fácil siempre es cortar por ahí. Lo que no todos saben es que la fiesta acaba de empezar.