SD Huesca
Por
  • Nacho Alastruey

Resurrección y Pascua

El equipo azulgrana se ha llevado un triunfo sufrido y suma su segunda victoria seguida a domicilio.
El equipo azulgrana espera una nueva victoria en casa.
LOF

En una reciente narración televisiva el periodista de Movistar Xavi Rodríguez elogiaba y agradecía la acústica de El Alcoraz. El comentario, en boca de uno de los periodistas más y mejor documentados de la categoría (dio gusto escuchar lo mucho que conoce sobre el Huesca) me invitó a reflexionar sobre lo mucho que estamos viviendo durante esta indigesta campaña.

Por un lado, es más que evidente que el equipo no ha enganchado en ningún momento a la afición ni por juego, ni por actitud ni por supuesto por resultados. No es menos cierto que las responsabilidades de este mal desempeño no emanan exclusivamente de la parcela deportiva del club, al igual que es un hecho que los aficionados tampoco hemos tenido nuestra mejor campaña.

Quiero pensar que lo que estamos viviendo esta temporada no es más que una necesaria cura de humildad a todos los niveles. No sé en qué momento perdimos el Norte y quizás nos creímos más de lo que somos pero la Segunda División, magnífica categoría que no me cansaré de elogiar, nos está zarandeando como quien intenta espabilar a alguien que está temporalmente ido de la consciencia y sobre todo de los excelentes valores que nos trajeron hasta aquí.

La buena noticia es que hoy el fútbol nos brinda una nueva oportunidad para despertar todo aquello que hemos dejado un poco de lado pero sigue latente: la humildad, el respeto a los rivales y sus aficiones y sobre todo ese sentimiento de fe, ambición y cohesión común al que las palabras “sin reblar” dotan de tangibilidad.

No seré yo quien diga que lo de esta tarde es “un partido más”. Para el Huesca, este derbi es la oportunidad de reencontrarse consigo mismo y de reconciliarse con la categoría, agarrando esa mano que todavía le tienden los puestos de playoff. Es también, por qué no decirlo, momento de disfrutar una rivalidad bien entendida, afeando y despreciando todo aquello que jamás debe tener cabida en la sociedad y teniendo muy presente que nos une muchísimo más de los 90 minutos que nos separan.

9.000 gargantas pondremos a prueba esta tarde la acústica del Alcoraz en un domingo para resucitar las sensaciones perdidas, aspirar a todo y de paso hacer la Pascua a los vecinos en buena lid y, por supuesto, sin reblar