Huesca

FERIA DE LA ALBAHACA

Los toros bondadosos tienen su derecho a ser toreados

Puerta grande para El Fandi con dos orejas a un toro que dejó sin lidiar.

Los toros bondadosos tienen su derecho a ser toreados
Los toros bondadosos tienen su derecho a ser toreados
P.S.

HUESCA.- Dado que el animalismo rampante se ha empecinado con éxito en la prosopopeya jurídica según la cual los animales son sujetos de derechos, vamos los taurinos a exigir que los toros vean colmado el suyo a ser toreados.

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Y que el derecho sea universal para que los toros bondadosos no sean discriminados en razón de su condición. Las reses buenistas de este martes, tan mansas que casi pedían disculpas por embestir, fueron objeto de leso derecho natural a su lidia y muerte en las condiciones que requiere su especie. Estaban como para presentar una queja formal por la actitud de sus oponentes: una terna entre el desabrimiento de Ferrera (con el peor lote, justo es decirlo), el contorsionismo (El Fandi) y la impericia (Toñete). Para ver torear había que consultar Youtube en el móvil.

Los toros de Salvador Domecq, en general bien de presentación y con unas defensas de mayor decencia que en jornadas precedentes, se han dejado hasta en el caballo. Dos de ellos, tercero y cuarto, han apretado al del castoreño y han ofrecido un buen tercio; especialmente reseñable la suerte ejecutada por Alberto Sandoval, picador de Toñete a ese tercero. Claro que también los hubo que pasaron por el peto a beneficio de inventario .

Ha sido una corrida que mereció más, mucho más, incluidos los tres pares de banderillas de rigor. Cambiar el tercio con cuatro palitroques se ha convertido en una costumbre malhadada de la presidencia esta feria. El matador tiene el derecho de pedir el cambio y la presidencia, el deber de medir su decisión y no aceptar como por resorte. El cambio ha parecido injustificado en no pocos casos.

El Fandi, para variar, ha abierto la puerta grande con su quehacer festivalero, de tanta bullanga como pocos quilates taurinos. Ha dejado el toro de su triunfo sin torear aplicándose energético en desaseadas tandas por ambos pitones y desplantes hasta empachar.

En el segundo, ha resultado lesionado en banderillas. Se ha dañado en su pierna derecha y ha abreviado la suerte. Renqueante, ha perdido su ventaja física y sus escaseces técnicas han quedado más al desnudo si cabe, porque El Fandi y ortodoxia no riman ni por el forro.

El toreo del granadino es como ese amigo habitual en toda pandilla: el de las ocurrencias que endereza una quedada que va para peñazo, pero que no sabe frenar cuando llega la conversación seria y en que acierta (como ayer Fandi con el estoque), ya nadie lo toma en serio; amigo necesario pero pesadico.

Ferrera ha parecido un pan sin sal. O lo han sido sus dos oponentes y él se ha contagiado. Al menos, lidias y faenas fueron aplicadas: entregado con el capote, gallardo para llevar el toro al caballo y correcto en concepción con la muleta. Pero rubricó mal, fallando con el acero.

A su primer toro le ha faltado transmisión y al segundo, alma. Tanta carencia de fuelle ha tenido, que el diestro ha pedido educadamente a la banda de música que cesara su Amparito Roca para un cierre de faena cuyo objetivo único era ya dejar al toro dignamente listo en la hora final. Ni fu ni fa, ni bien ni mal, ni chicha ni limoná para el balear.

De Toñete, lo mejor que se puede decir es que ha puesto ganas. Mal en sus dos desaprovechados toros, el primero (tercero del festejo) el mejor de la tarde: bueno de santificación, empeñado en repetir y en humillar y que se ha quedado inédito porque el diestro no ha sabido qué hacer con él. En el que ha cerrado plaza, ha toreado fuera de cacho y con el pico. No se le han visto las razones para estar acartelado.

Y así las cosas, el público sólo ha podido ejercer su derecho al divertimento un rato: unos lo que le duró El Fandi; otros, en la conversación y la merienda.