Huesca

AIRE LIBRE

El búho chico y su labor en el control de plagas

Más de cien personas se sumaron a una actividad del Grupo Ornitológico Oscense sobre naturaleza y aves en el cerro de San Jorge de Huesca

El búho chico y su labor en el control de plagas
El búho chico y su labor en el control de plagas
GOO

Más de un centenar de personas de todas las edades disfrutaron de una mañana llena de actividades relacionadas con las aves y con la naturaleza, en las que la colonia de búho chico (Asio otus) que reside en el cerro de San Jorge de Huesca fue la protagonista destacada, especialmente para los más pequeños, en esta jornada festiva y reivindicativa.

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El evento tuvo lugar el pasado 4 de enero, con motivo de la Primera Jornada de divulgación ambiental que organiza el Grupo Ornitológico Oscense (GOO).

La intensa niebla con la que amaneció Huesca no fue impedimento para los miembros del GOO, que desde las 7 de la mañana se afanaban en preparar carpas, mesas llenas de libros y material educativo, carteles, cajas nido y expositores, comenta Nacho Arizón, presidente de este colectivo.

Durante la jornada se colocaron nueve redes japonesas o verticales en los alrededores con las que se realizó una jornada de anillamiento científico de aves. En torno a las ocho de la mañana comenzaron a llegar los visitantes tanto de la capital altoaragonesa como de los pueblos de alrededor e incluso de Zaragoza.

A las diez de la mañana salieron los primeros grupos participantes en la excursiones guiadas por Pablo Vallés y Kees Woutersen, expertos guías y ornitólogos del Grupo Ornitológico Oscense, que explicaron la importancia del cerro de San Jorge como pulmón de la ciudad su historia y su valor medioambiental.

La visita culminó en el puesto de observación de la colonia de búhos chicos, donde se colocaron varios telescopios para todas las edades, con el fin de evitar molestias para estas aves durante su observación.

Se incidió en la importancia de esta colonia urbana de invernantes, compuesta por unos 20 ejemplares y los reproductores que se asientan en esta zona (entre 4 y 6 parejas) en el control de plagas, ya que un grupo como este pude llegar a consumir más de 10.000 ratones y topillos al año, que en caso de no ser depredados se reproducirían y multiplicarían por 10, creando así un grave problema sanitario.

Según comenta Arizón, "algunos de los participantes en la visita preguntaron por la incidencia que podrían tener las obras de ampliación del campo de fútbol de El Alcoraz y se sorprendieron al saber que las mismas comprendían la tala de más de 50 pinos para la construcción de palcos VIP y una gran zona de hostelería, justamente la zona donde se ubica la colonia de búhos chicos invernantes, durante al menos los últimos 20 años".

Estas obras se encuentran en la actualidad paradas por carecer de licencia y un estudio de impacto ambiental obligatorio en los casos en que se puedan ocasionar daños o molestias a especies protegidas como el búho chico.

Mientras, los más pequeños pudieron disfrutar del cuentacuentos con temática ambiental, preparados para la ocasión, así como de los talleres de dibujo y de construcción de cajas nido con materiales reciclados.

También se realizó un taller de disección de egagrópilas, "pequeñas bolas de restos no digeribles de pelo y huesos, que las rapaces regurgitan por el pico, y que al diseccionarlas nos permite conocer la dieta de estas aves", explica el presidente del GOO.

Asimismo atendieron en respetuoso silencio a las explicaciones de los anilladores sobre las distintas especies de aves capturadas como jilgueros (Carduelis carduelis), pinzones (Fringilla coelebs), currucas cabecinegras (Sylvia melanocephala), acentor común (Prunella modularis), carbonero común (Parus major), petirrojo (Erithacus rubecula), mosquitero común (Phylloscopus collybita) e incluso el esquivo buitrón (Cisticola juncidis), única especie en la península que naciendo en abril o mayo puede acabar la temporada criando a su propia prole, todo un ejemplo de precocidad.

Las aves fueron marcadas una a una con anillas metálicas numeradas, adaptadas al tamaño del tarso de cada una con el fin de ser recapturadas y así conocer sus movimientos migratorios, longevidad etcétera. Según Arizón, todos estos datos se recopilan en una base mundial. "Por esta razón nos referimos a ellos por su nombre científico en latín, ya que este es común para todos los países", describe.

Los participantes vieron las pautas y sutiles diferencias en el plumaje, color del iris, etcétera, que utilizan estos expertos para identificar la especie, proceder al sexado y datado de la edad de las aves capturadas y aprendieron a distinguir la base su alimentación según el tamaño y forma del pico.

También fue curiosa la explicación de cómo acumulan grasa corporal para sus viajes migratorios, y de esta forma tener "gasolina" suficiente para recorrer más de 3.000 kilómetros en 14 días aprovechando las corrientes de aire y viajando muchas veces de noche para evitar así a los depredadores.

"Desde el Grupo Ornitológico Oscense nos mostramos satisfechos con el desarrollo de la actividad, así como con la respuesta del público a quien agradecemos públicamente su asistencia en un día tan desapacible", subraya Arizón.

El objetivo de la jornada, recuerda, "fue divulgar nuestras actividades y contribuir a valorar justamente los espacios verdes urbanos, auténticos pulmones y reservas de biodiversidad".

El GOO también agradece a los representantes del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, del Seprona de la Guardia Civil y de la S.D. Huesca, "que no han querido perderse la oportunidad de conocer un poco más este interesante espacio verde de nuestra ciudad, ignorado muchas veces, pero que sin duda acoge especies de animales y vegetales tan interesantes como el búho chico, estrella indiscutible de la jornada".