Huesca

PANDEMIA DEL CORONAVIRUS

Los alojamientos oscenses esperan con sus puertas cerradas a que pase la crisis del coronavirus

"En cuanto se conoció la situación los huéspedes dejaron sus habitaciones", dicen los establecimientos

Los alojamientos oscenses esperan con sus puertas cerradas a que pase la crisis del coronavirus
Los alojamientos oscenses esperan con sus puertas cerradas a que pase la crisis del coronavirus
P.S.

HUESCA.- El turismo es uno de los sectores que se ven más afectados por el coronavirus, especialmente de cara a las vacaciones de Semana Santa.

La covid-19 ha obligado a quedarse en casa a aquellos que pensaban visitar Huesca o cualquier otro lugar durante estos días, pero también a algunas personas que por trabajo debían estar alojados en la capital oscense.

"El coste de estar cerrados es alto, pero la salud es lo primero", aseguran desde los establecimientos hoteleros de Huesca.

Además, la pasada semana se publicó finalmente en el BOE laampliación del decreto de estado de alarma que obliga a los hoteles a cerrar sus puertas por causa de fuerza mayor. La medida que ya entró en vigor daba una semana a estos establecimientos para dar salida a sus huéspedes, es decir hasta el 26 de marzo. Aunque en la práctica, la mayor parte ya estaban cerrados antes.

En la capital altoaragonesa, hoteles y hostales están cerrados "desde el primer día", informan desde los establecimientos oscenses.

En concreto, en el Hotel Sancho Abarca, José Antonio, uno de los cuatros recepcionistas que continúan trabajando estos días en labores de vigilancia, mantenimiento y atención al cliente, cuenta que se cerró desde el primer momento para evitar poner en peligro al personal o a los clientes. Asegura que están allí para que cuando se pueda abrir esté todo listo "porque aunque no hay ni entrada de mercancías, ni nada, estamos pendientes de las cámaras, del agua... El edificio tiene que seguir en marcha". Además, comenta que tienen un goteo constante de llamadas, por ese motivo sigue estando una persona por turno, las 24 horas: "Algunas llamadas o correos son para cancelar las reservas y otras para cambiar fechas, pero tenemos que estar aquí para dar respuesta a los clientes".

En este sentido, declara que la gente está concienciada con la situación de estado de alarma, pero "hay de todo, mientras unos están cancelando habitaciones que tenían para mayo, hay otras para abril que aun siguen adelante. Imagino que a la espera de saber hasta cuándo se prorroga esta situación".

Por supuesto, desde todos los establecimientos de Huesca comentan a este periódico que las cancelaciones se hacen sin coste alguno para el cliente y en los casos especiales en lo que se ha hecho una reserva no reembolsable por un precio de oferta, muy inferior al habitual, ofrecen una gran flexibilidad de fechas una vez pase esta situación.

Mientras, "es momento de poner el papeleo al día, revisar archivos, ordenarlos y tener todo preparado para cuando esto pase", porque, según añade Antonio desde el hotel La Posada de la Luna, "nuestra esperanza es que el turismo se reactive los más rápido posible, una vez haya terminado el estado de alarma". Advierte de que "ahora nos toca a todos arrimar el hombro y hacer caso para que pase cuanto antes". Por ese motivo, él también aclara que su establecimiento está cerrado "desde el primer día" y en servicios mínimos. "Hay una persona para atender el teléfono porque tenemos cancelaciones y aunque estamos tratando de reducir costes hay labores de mantenimiento obligatorias para que el hotel esté a punto", añade.

Es la política de todos los establecimiento hoteleros de Huesca. Así, desde el hostal Lizana, Fernando asegura que "estamos cerrados desde el primer día para salvaguardar la salud de las personas". En su caso, hay un componente adicional: "Ami padre, aunque ya está jubilado, le gusta pasar por el hostal y es grupo de riesgo, por eso tenemos especial cuidado".

Ahora, Fernando, como los demás, atiende cancelaciones -"tenemos hasta dos meses vista"-, mientras se preparan para cuando esto termine.

"En cuanto se conoció la situación, los huéspedes dejaron sus habitaciones", apostilla Fernando.

Pero no todos los alojados son turistas que vienen para conocer Huesca. Había algunos hospedados fijos, que como comenta "eran trabajadores y, al parar sus empresas, se han tenido que marchar a casa".

Una situación diferente es la de los hospedados fijos que pernoctan en la pensión Bandrés. "Hay varias personas que viven aquí porque, por distintas circunstancias, no tienen otro lugar de residencia", afirma Conchi y, continúa, "tanto por ellos como por mí desde el primer momento dejé de coger reservas".

Y desvela que al tener personas alojadas se intensifica el cuidado y la limpieza: "Aunque ya solía usar lejía, ahora estoy todo el día de aquí para allá desinfectando, porque hay que evitar la contaminación en la escalera, las habitaciones, la ropa de cama...". Explica que intenta aprovechar "a que los huéspedes hayan salido a comprar su comida para limpiar", así dice que "ni siquiera nos vemos, si nos cruzamos mantenemos más de un metro de distancia y, por supuesto, aquí todos salimos lo menos posible".

En cuanto a la situación económica que deja el estado de alarma, Conchi reconoce que en su caso espera que le dé "lo justo para pagar los gastos" pero la gran mayoría "no llegará ni a eso, bueno, en estos momentos, lo principal es la salud y ya nos repondremos después".