Huesca

PANDEMIA DEL CORONAVIRUS

Joan Guardia y Estela Pablo: "Entendemos las dificultades, pero trabajamos para no perder el curso"

Siendo maestros y padres, pasan el confinamiento con los obstáculos de ambas partes

Joan Guardia y Estela Pablo: "Entendemos las dificultades, pero trabajamos para no perder el curso"
Joan Guardia y Estela Pablo: "Entendemos las dificultades, pero trabajamos para no perder el curso"
S.E.

Los maestros que tienen hijos se encuentran el mismo problema que el resto de los padres que teletrabajan durante este decreto de alarma y defienden que no tienen tanto tiempo libre como le parece a la sociedad. "Tenemos trabajo de doce horas diarias, que afrontamos con mucha imaginación, preocupación y voluntad porque no sabemos cómo evaluaremos una tarea tradicionalmente presencial". Así lo trasladan a este periódico Estela Pablo, maestra interina del aula de 4 años en la escuela de Alfajarín, a donde se trasladaba cada día desde Huesca, y su marido, Joan Guardia, maestro de quinto de Primaria en el colegio San Viator de la capital oscense, ambos son padres de Juan, de 5 años, cumplidos en confinamiento, y Carla, de 7.

"Nosotros no paramos en todo el día, como otros muchos padres tenemos que compaginar las reuniones virtuales semanales que tenemos con los deberes de nuestros hijos", asegura Joan, a lo que puntualiza Estela que "también tenemos que organizarnos entre nosotros para que no nos coincidan las llamadas telefónicas porque, además del claustro, tenemos que programar con el compañero de nivel y eso son largas llamadas, prácticamente, diarias porque la ocasión lo merece, hay que buscar la mejor manera para que los niños asienten los conceptos en sus casas". Destacan que es "complicadísimo" llevar esta situación bien.

Entienden que es difícil para los padres ejercer de maestros, primero porque "nuestros hijos no nos ven con la autoridad que tiene un profesor, sino que nos ven como padres y, en nuestro caso, el pequeño está continuamente pidiendo agua o pipí, cosa que no hace en clase", en segundo lugar, saben que hay falta de tiempo y, en tercero, no todos cuentan con todo el material, "nosotros mismos tuvimos que ir la semana pasada a comprar una impresora y, porque Joan se trajo el ordenador del trabajo que solo teníamos uno para tres". Con todo, apuestan por intentar normalizar la situación y seguir adelante.

Estela y Joan son conscientes de la realidad, "entendemos las dificultades, pero trabajamos para no perder el curso porque pensamos que los niños deben despistarse lo menos posible y seguir con sus rutinas escolares", al tiempo que defienden que "es bueno que los padres ayuden en lo que puedan y hasta donde sepan y en caso de que haya dudas o que no se sepan hacer las tareas, siempre nos pueden preguntar, ya que tienen nuestro email", comentan.

En este sentido, resaltan que los padres se implican, "sí que nos contactan y nos preguntan cómo hacer las cosas". Joan advierte que "los pequeños son lo que necesitan más de los padres porque los mayores una vez que les explicas qué hay que hacer, realizan ellos la tarea".

De todas maneras, a pesar del esfuerzo que hacen unos y otros "creemos que en septiembre habrá que hacer un repaso de todos los conceptos del año anterior, porque no se contempla perder el curso".

Aseguran que es su opinión ya que explican que no tienen información adicional, "cuando hablan los políticos en los medios es cuando nos enteramos". "Es más -continúa Estela- yo aún estoy con las notas del trimestre porque a nosotros nos dijeron que no teníamos que hacerlas porque eran 15 días de confinamiento y ahora, deprisa y corriendo, hay que hacerlas, sin embargo, a Joan desde el primer momento le dijeron que seguían con el curso adelante pero desde casa y ha tenido más tiempo para prepararlas".

Su trabajo diario se centra en buscar una metodología accesible para sus alumnos, a la par de organizar su casa. Envían los deberes una vez a la semana para que los padres lo organicen a lo largo de 5 días. En este aspecto, dice Joan que en su caso "los lunes enviamos los deberes y también las respuestas a los ejercicios de la semana anterior para que los repasen con los resultados y se corrijan" y Estela apostilla que hasta el momento era solo repaso pero "ahora, después de Semana Santa, tenemos que seguir con los objetivos del curso de manera telemática así que nos adaptaremos".

Joan revela que en su centro se están preparando para hacer las explicaciones "online" con todos los chavales y contando con el permiso de los padres, "hasta ahora hemos hecho videollamadas con varios grupos, como padres y como profesores, porque vemos necesario que mantengan el contacto".

Y aunque manifiestan que "los niños se adaptan mejor a esta situación que los adultos, es difícil". En su caso, revela Estela, "la primera semana íbamos como pollo sin cabeza y luego, poco a poco, hemos ido organizándonos, hemos creado un horario con las rutinas diarias entre las que se encuentran además de los deberes, ver la tele en inglés, bailar, jugar a la Wii, que no la sacábamos desde que estábamos solteros, o poner la mesa". Ratifican, según su experiencia, que los niños necesitan rutinas para sobrellevarlo "y aun así se agobian o se ponen tristes y, en nuestra casa, terminan peleándose porque necesitan relacionarse".