El pequeño comercio de Huesca comienza la actividad extremando las medidas de protección

Tímidamente, algunos comercios han comenzado a abrir sus persianas tras 50 días cerrados. Comenzada la fase 0, se permite la apertura de pequeños locales con cita previa para la atención individual de clientes, como para la recogida de comida en restaurantes, pero también peluquerías, librerías, tiendas de ropa o calzado o joyerías. Belén, propietaria del restaurante Fontao, ha abierto hoy por primera vez desde que se decretara el estado de alarma. De los cinco trabajadores que tiene contratados, sólo uno, el cocinero, que se ha incorporado hoy. “De momento hemos hecho un extracto de la carta, tenemos un menú de 10 euros para llevar y los menús se irán cambiando conforme pasen los días”, con menos rotación para poder dar salida al producto. Aunque la comida para llevar representaba muy poco antes del confinamiento, “solo un 5%”, ha decido abrir “para empezar a activar el negocio y porque durante estos días sí me ha llamado gente preguntando si hacía servía comida para llevar”. De momento ha recibido tres encargos, Sobre el futuro más próximo, todavía no puede se atreve a hacer ninguna valoración “iremos en función de las medidas y lo que nos vayan demandando”.

Aunque algunas librerías han permanecido abiertos durante las siete semanas de confinamiento, hoy será el día en el que abra las puertas la Librería Anónima, solo para atender mediante cita previa. Aunque han continuado recibiendo encargos, “para cuando se pudiera”, la posibilidad de salir a la calle, dentro de las restricciones por grupos de edad ha hecho que la gente se anime a realizar encargos para poder recoger a partir de esta semana. Chema Aniés, al frente de la librería, afirma que “se va a empezar a trabajar con muchas medidas de seguridad, de uno en uno y con cita previa para recoger encargos, es una manera de ir empezando”.

El Coso Alto ha dejado la imagen de pocos comercios abiertos. Rosa Usieto, de Joyería TAS, ha bajado por primera vez para limpiar, regorganizar el espacio y empezar a activar el negocio. Dos sillas flanquean la puerta de entrada a su establecimiento, “por si hay una persona dentro del establecimiento y llega alguien, para que no tenga que espera de pie”. Como medidas de prevención, explica Usieto, “tengo gel hidroalcohólico, he limpiado con alcohol las manivelas, y ahora al medio día lo limpiaré otra vez”. De momento dos personas han acudido a ponerle pila al reloj. “Los he cogido con el algodón, los he dejado y hasta mañana no los tocaré y mañana les pondré la pila y por la tarde que se los lleven, dentro de un sobre para que ellos no los toquen hasta el día siguiente”, explica, mientras termina de acondicionar.

También ha sido turno hoy de las peluquerías. María José Barlés, de la peluquería Capri, ha abierto a las 9 de la mañana para atender a cuatro clientas, con las que acordó la cita ya la semana pasada una vez que se anunció la posibilidad de reapertura. “Hemos tenido cuatro clientas por la mañana y dos por la tarde, son trabajos térmicos, teñir, mechas, cortar, eso es muy largo y como solo podemos estar cada peluquera con una clienta, debemos contar con los tiempos de exposición”. La actitud ha sido la de ser “muy prudentes”, manteniendo el espacio entre uno y otro, desinfección de los tocadores. También recomiendan a sus clientas que vayan con mascarillas y guantes, aunque están esperando que les llegue mascarillas para ofrecer a quien vaya sin ella, también “tenemos gel hidroalcohólico en la puerta para que desinfecten las manos, les ponemos toallas desechables, capas de protección, hemos puestos mamparas de separación entre tocadores y otra en la caja”. De momento han dado citas para hoy y para mañana y conforme pase cada día se irá dando cita al resto de clientas, que ya están en lista de espera.