Huesca

PANDEMIA DE CORONAVIRUS

La pléyade de disyóqueis que puso alas a nuestro ánimo desde los balcones

Todavía resuenan los aplausos por la gran labor psicológica que desempeñaron con su música

La pléyade de disyóqueis que puso alas a nuestro ánimo desde los balcones
La pléyade de disyóqueis que puso alas a nuestro ánimo desde los balcones

HUESCA.- Durante los cincuenta días en los que esta provincia y su capital han vivido con mayor tristeza y preocupación en su historia reciente, el contagio más edificante llegó desde los balcones en los que un buen puñado de jóvenes disyóqueis resistieron al desánimo y decidieron erigirse en los capitanes de la recuperación anímica en un entorno gris –ni la climatología acompañaba- salpicado por estadísticas desesperanzadoras.

En los barrios de toda Huesca, en las cabeceras de comarca y en los pueblos emanaron, frente a la tristeza invasora, voces e ingenios que secundaron la idea de William Shakespeare: "Si la música es el alimento del amor, seguid tocando".

La jota fue nuestro patrimonio universal e inmaterial, y allí donde hubo un disyóquey no faltó el chute de energía, siempre Os Mainates, siempre los Días de Albahaca de la Ronda de Boltaña, siempre es S"ha feito de nuey y los himnos del clasicismo y de la vanguardia: el Resistiré del Dúo Dinámico y Volveremos a Brindar de Lucía Gil, incluso ésta interpretada magistralmente por músicos oscenses como Rebeca Ferruz en la zona de Los Olivos.

Todo comenzó prácticamente en el minuto cero de la depresión sanitaria. Pasada media hora del mediodía de la primera jornada de decreto del estado de alarma, Roberto y Nacho Becana ejecutaron lo que les rondaba la cabeza bajo la inspiración de lo que observaban en Italia. Una experiencia tan ignota, sin precedentes, que un vecino llamó a la policía porque le molestaba el ruido.

Sin embargo, el efecto llamada procedente del país trasalpino y ya inserto en Huesca constituyó un ejemplo y un modelo para todo un "ejército" disperso y confinado de disyóqueis. A los anteriormente citados, eventuales al servicio de Sonido 54, se sumaron esa misma tarde noche Gato Beat Barrientos –un terremoto allí donde pincha música con una alta carga energética insuflada por el corazón y el ritmo-, Carlos Mored, Andrew Dance, Marcos Satué, Ana Lite, Romeo, Norte Flamento y algunos otros artistas.

La semilla fue creciendo y al elenco de voluntarios animadores se fueron agregando Roberto y Fernando Latre, Edwin, Jhon, Gamiz, Boliche, Minero, Esther Tata, Berni y otros disyóqueis en toda la provincia e incluso en Zaragoza cuatro del equipo profesional de Sonido 54.

El resultado fue absolutamente maravilloso. Los vecindarios esperaban el que, con seguridad, era principal estímulo para la alegría en las tediosas jornadas de confinamiento, donde las zozobras sólo eran acalladas por la emoción de los aplausos a los profesionales a las 20 horas y por los sones que les sucedían, sólo interrumpidos por más ovaciones en la irrupción de las sirenas.

Dar mucho, pedir poco. La expresión popularizada hace décadas con motivo del Día de la Madre se adapta perfectamente a este movimiento espontáneo. "Mi sorpresa fue ver que con lo que nos estaba cayendo al mundo del espectáculo y a nuestro sector, que fuimos los primeros perjudicados y que seremos los últimos en salir de este estado, ellos por su propia iniciativa nos fueron pidiendo que les dejáramos material para poder poner su granito de arena en estos días tan duros con la música".

Quien así habla es Roberto Latre, responsable de Sonido 54. "Como experiencia personal creo que ha sido de las más bonitas vividas en mis 32 años de Dj recorriendo gran parte del territorio aragonés y nacional en pequeños y grandes eventos. Me emocionó ver cómo te llegaban  dibujos de los niños y  regalos de  muchas personas. El día que di por finalizado el poner música fue emocionante  ver carteles de gracias colgados por os balcones y aplausos que me llegaron al corazón".

Vermús temáticos en Carnaval o la Feria de Abril, el Día de Aragón (donde la Plataforma Huesca Suena emprendió un audaz concierto simultáneo por toda la ciudad con tres temas y música en vivo) y las celebraciones de cumpleaños edificaron pequeñas comunidades desde terrazas y balcones. Un símbolo de resiliencia de una tierra que es un junco que siempre sigue en pie.