Huesca

PROPUESTAS A LA CRISIS

Joaquim Güell: "Nos preocupa que la dialéctica política acabe haciéndose más grave con la fractura social"

La Fundación Joan Boscà congrega a 75 organizaciones de España en un manifiesto que pide consenso desde la Constitución

Joaquim Güell: "Nos preocupa que la dialéctica política acabe haciéndose más grave con la fractura social"
Joaquim Güell: "Nos preocupa que la dialéctica política acabe haciéndose más grave con la fractura social"
S.E.

HUESCA.- "Por un acuerdo de convivencia y de relanzamiento económico y social" es el título del manifiesto emitido por la Fundación Joan Boscà (impulsora de Societat Civil Catalana) y más de 75 organizaciones de España (en nuestra provincia el Foro Huesca Excelente) donde apelan al espíritu de la Transición, a la Constitución y al Estado de Derecho para vencer al ambiente de crispación y propiciar acuerdos entre los partidos constitucionalistas ante la triple crisis sanitaria, económica y social. Joaquim Güell, presidente de la Fundación, aprecia indicios esperanzadores con los incipientes consensos parlamentarios. Y espera que el ejemplo de la sociedad civil expresado en el escrito remitido a todas las fuerzas políticas detenga todo contagio desde la confrontación política a la ciudadanía y que se imponga la moderación como vehículo de la acción institucional y partidista.

El manifiesto es un llamamiento al acuerdo en una coyuntura extrema de un país crispado.

-Nuestra vocación inicial es la defensa de los valores constitucionales en la integridad territorial y el tema catalán. Hemos dedicado muchos esfuerzos y recursos a impulsar iniciativas y proyectos que defendían el constitucionalismo frente al independentismo. Principalmente en Cataluña con Societat Civil Catalana y otras organizaciones de otros ámbitos: historiadores de Cataluña, abogados, iniciativas jurídicas, académicas... Y en otras zonas de España hemos ayudado a financiar Sociedad Civil Balear, Sociedad Civil Navarra, Sociedad Civil Valenciana. Esa ha sido la prioridad de la Fundación Joan Boscà desde su inicio. Pero la situación política en España nos preocupaba mucho. Veíamos el auge de los populismos de izquierda y derecha junto al populismo nacionalista y, en consecuencia, una polarización y crispación muy fuerte en la política española. Desde el Patronato, queríamos recordar a los políticos, a los que no podemos sustituir ni lo pretendemos porque es muy difícil ser un político profesional, que en estos momentos de crisis sanitaria, económica y social hace falta que alcancen acuerdos básicos para tomar medidas esenciales en esos aspectos. La idea es que fueran moderadas, centradas, que no fueran experimentos y no cuestionaran el sistema económico y político que nos hemos dado. Es algo muy elemental.

El armazón que liga el manifiesto es el espíritu de la Transición.

-Exigimos referencia a la Constitución y al espíritu de concordia que hizo posible aquellos acuerdos, y seguimos creyendo que es un caudal político enorme que no hay que desperdiciar. Y es un ejemplo para lo que hay que hacer y que los partidos recuerden que es posible. Es un legado fundamental, sin ninguna duda.

¿La herramienta constitucional es el gran principio que suma a más de 75 organizaciones?

-Nosotros apelamos a los partidos constitucionalistas y no prejuzgamos quién se considera tal, y pedimos que haya políticas concretas en el marco constitucional, centradas y moderadas. Y estamos encantados de que se sumen cuantos más partidos mejor. Pero hacemos claramente una apelación a los partidos constitucionalistas. Primero, nos dirigimos al gobierno porque creemos que tiene la primera responsabilidad, y luego a los otros partidos que defienden la Constitución para que se sumen a los acuerdos. Hay una cierta jerarquía en las responsabilidades. Y esos primeros acuerdos que se han producido entre los dos grandes partidos y algunos otros, porque el papel de Ciudadanos también es relevante, para nosotros es una señal: hubo acuerdos en el ámbito sanitario, en el europeo en la defensa de la candidatura de Calviño, en el institucional y, además, hubo elementos que fueron bastante significativos, como la intervención de Borrell en el Congreso explicando la responsabilidad que contraíamos con la ayuda europea y centrando el tema con mucha claridad. Y por ejemplo De Cos en el Congreso, con recetas económicas consensuadas y contrastadas. Por sincronía, no porque tengamos una influencia decisiva, la semana del manifiesto se produjeron algunos avances relevantes.

¿Uno de los grandes valores de las entidades representadas es la transversalidad?

-La fuerza elemental de ese manifiesto, que es bastante elemental en el contenido, es la cantidad y diversidad de las entidades adheridas. Primero, geográfica, de muchas partes de España. En segundo lugar, ideológica y política. Tenemos gente de izquierda y derecha, empresarios, gente del mundo sindical... Es un espectro muy amplio. Y diversidad en cuanto a su objeto: entidades académicas y a profesionales. Y que se hayan sumado le da mucha fuerza al manifiesto que demuestra que es un clamor de la sociedad civil. No son los sospechosos habituales emitiendo un comunicado más. Son gente que no se dedica a esto y cree que en las circunstancias actuales esto es prioritario.

¿Ese elenco demuestra independencia aunque no neutralidad en asuntos como el económico?

-Somos independientes, pero vamos a pronunciarnos. Queremos poner en valor la moderación, que es un valor que no parece que vaya con unos tiempos en los que todo el mundo grita, se polariza y se extrema. ¿Qué es en las políticas económicas? Son políticas moderadas las que son el resultado de muchos intentos y errores en muchas circunstancias distintas y muchos países y momentos económicos distintos. No hacer una política fiscal confiscatoria, ni de déficit público estructural sino coyuntural porque estamos de acuerdo en que tiene que aumentar para atender a mucha gente que se ha quedado atrás, pero hemos de evitar que se convierta en algo estructural. En materia laboral, no derogar una reforma que ha funcionado bien en los momentos buenos porque se creó mucho empleo y en los malos porque la figura del ERTE ha ayudado a suavizar la crisis. Hagamos cosas razonables que han sido probadas. No pretendemos una política económica concreta, pero sí tratar de recordar cuáles son las medidas básicas que hay que hacer. Eso es lo que dijo el Banco de España.

Esto es, pretenden poner sobre la mesa una base de mínimos.

-La expresión es perfecta: una base de mínimos.

¿Les inquieta que la confrontación se extienda de los partidos a la ciudadanía?

-Apelamos a la moderación porque se aprecia una fractura de la convivencia en el ámbito político que puede trasladarse a una ruptura con la intolerancia entre la ciudadanía.

Estoy totalmente de acuerdo. En la crisis dura del 2008, había una exageración de la polarización respecto a lo que la sociedad sentía, yo no siento que haya una fractura social aunque haya un elemento de la política como retórica. En todos los regímenes democráticos hay una dialéctica dura, no me escandaliza: en el Parlamento británico o en nuestra Transición. En la Transición se hacían cosas muy duras y gordas, pero no impedía irse después a los Pactos de la Moncloa y llegar a acuerdos. Una cosa es la retórica política, el ejercicio político, y otra cosa es la fractura que se traslada a la sociedad. Sí nos preocupa que esa dialéctica política acabe haciéndose más grave con la fractura social.

¿Es urgente afrontar la reconquista de espacios de convivencia?

-El objetivo es reconquistar esos espacios y es un síntoma de que la sociedad civil no está tan fracturada. Cuando hablamos una asociación de historiadores del sur de España o empresarios, hay un consenso mayor que el que los políticos parecen dar a entender que hay. La sociedad civil no siente esa fractura y no la quiere. Nuestro objetivo es que no se produzca.

"LOS INDEPENDENTISTAS NO HAN LEVANTADO EL PIE DEL ACELERADOR"

Cataluña, otoño, elecciones. ¿Dónde radican sus preocupaciones?

-Tengo una preocupación enorme respecto al resultado de las próximas elecciones. Es muy probable que por primera vez haya una mayoría de diputados y de votos independentistas. No nos damos cuenta de las consecuencias de ese hito en el relato independentista. Poder afirmar que tiene una mayoría de votos a favor de la independencia tiene una potencia enorme y lo van a usar muchísimo más de lo que somos conscientes.

Es muy importante movilizar el voto desanimado constitucionalista después de que un partido como CS fuera el primero y no tuviera consecuencias concretas en términos de gobierno. Me preocupa que ese voto desilusionado contribuya a esa mayoría de votos independentistas. Cuando decimos que se ha apagado o calmado, lo decimos desde una perspectiva un poco madrileña para pasarlo a segundo plano. Pero si lo analizas desde el punto de vista de la voluntad y planes de los políticos independentistas, no han levantado el pie del acelerador.