Huesca

PANDEMIA DE CORONAVIRUS

El comienzo del próximo curso escolar se ve todavía "demasiado en el aire"

Diferentes amypas manifiestan inquietud ante un inicio de las clases sin medidas concretas

El comienzo del próximo curso escolar se ve todavía "demasiado en el aire"
El comienzo del próximo curso escolar se ve todavía "demasiado en el aire"
R.G.

HUESCA.- Queda menos de un mes para que comience el curso escolar y desde algunas asociaciones de padres y madres de alumnos (amypas) de centros de educación Infantil y Primaria de la capital oscense se manifiesta "inquietud" porque "está todo demasiado en el aire", ta y como expresaba Sara Comenge, presidenta de la Amypa del Ceip Pirineos-Pyrénées. David Constante, presidente de la del Ceip Sancho Ramírez, e Idoia Campo, de la asociación del Ceip Pedro J. Rubio, comparten la sensación de "incertidumbre".

En especial se refieren a la organización de los espacios de los centros, al servicio del comedor, "un tema peliagudo", reconoce Constante, y que para Campo "va a ser el reto" para el nuevo curso. Pero también sobre el protocolo que se va a seguir en cuestiones epidemiológicas, frente a posibles positivos. Un aspecto que enlaza con la idea de grupos burbuja, "que está bien", afirma Comenge, pero que le genera dudas sobre qué pasa en casos como el suyo, con dos hijos. "Si en el aula de mi hijo mayor hay un contagio ¿afectará también al aula de mi hijo pequeño porque ellos conviven?".

Desde que a finales de junio Educación anunciaran las directrices generales del plan de contingencia, la comunidad docente está a la espera de medidas más concretas para el desarrollo que cada centro debe hacer de su propio plan. En el Sancho Ramírez, cuenta Constante, "trabajamos en una especie de plan de contingencia para el programa Abierto por vacaciones, que al final no salió, en el tema de entradas y salidas controladas o los grupos burbuja". A finales de agosto están previstas reuniones de la comunidad docente para saber cómo se concreta.

ESPACIOS Y PERSONAL

Pero mientras, las dudas sobre varios aspectos siguen ahí. Referente a la organización del centro, hay dos factores que entremezclan: los diferentes espacios disponibles entre aulas y espacios multiusos y los ratios de alumnado de cada centro.

La medida de despejar las aulas del mobiliario no necesario, según estableció Educación, ha hecho que en las aulas del Pedro J. Rubio, la última fila de pupitres esté pegada a la pared. "En nuestro centro, estamos hablando de ratios de 26 alumnos por cada vía", y ve imposible llevar a cabo desdoblamientos de grupos. "Yo entiendo que haya centros con ratios bajas y se lo puedan permitir pero en este colegio es imposible" y "no tenemos espacio cercanos donde podamos hacer el traslado de los niños", explica Campo.

"En la última reunión del Consejo Escolar, la dirección trasladó a la representante municipal la necesidad de entablar conversaciones con las administraciones locales para hablar de la posibilidad de utilizar otros espacios, de titularidad municipal o provincial para poder hacer grupos más reducidos y más distanciamiento", explica Comenge.

La organización específica del servicio de comedor genera preocupación en varias formas. "¿Cómo solucionar si hay dos turnos de comedor?". Eso dependerá también del alumnado que solicite el servicio, lo que tampoco se puede prever debido al cambio socioeconómico que han podido experimentar algunas familias, pero que "si se mantiene los mismos niños" se requerirá de más personal, concluye Constante.

Más personal para cuidar a las niñas y los niños si hay más de un espacio, pero también personal de limpieza, si finalmente "van a tener que comer en las aulas. ¿Quien va a venir a hacer la limpieza de esas aulas? Sobre esto, "tampoco se sabe si el Ayuntamiento va a proporcionar esa limpieza", añade Comenge.

EL RETO DE LA CONCILIACIÓN

También se duda de si habrá servicio de madrugadores y clases extraescolares "porque las madres y padres de alguna manera se tienen que planificar. De momento no hay extraescolares; ¿qué haces con los hijos cuando los padres trabajan hasta cierta hora?", se pregunta Campo.

Y ahí llega el eterno reto pendiente, la conciliación, tema en el que también insiste Comenge cuando expresa el deseo de las familias de que sus hijos e hijas puedan tener un curso presencial. Ganas de que vuelvan por "la importancia de la escuela para la educación de nuestros hijos" pero también porque "las familias lo necesitamos. Los escenarios que se han vivido en el confinamiento han sido nefastos. La conciliación no existe. Es un caos, y eso, en familias que tenemos la suerte de tener todos los recursos", plantea.

Porque si además, a la escasez de recursos, por ejemplo tecnológicos, como pasó en el confinamiento, se le suman la imposibilidad de padres y madres de servir de apoyo a sus hijos con las tareas, porque deben estar trabajando o no conocen cómo utilizar dispositivos o aplicaciones, la brecha entre un alumnado que tiene realidades sociales muy diferentes puede agrandarse. "El problema no está, o al menos no sólo, en el número de ordenadores se tenga en casa, sino en que se sepa utilizarlo, también el estudiante, y de que las familias podamos hacer ese esfuerzo para que se conecten. La brecha cada vez es mayor", advierte Comenge.