Huesca

SAN LORENZO 2020

Los oscenses mantienen la simbología laurentina pero echan de menos a los danzantes

Algunos grupos pequeños han cambiado este año el desayuno por el vermut

Los oscenses mantienen la simbología laurentina pero echan de menos a los danzantes
Los oscenses mantienen la simbología laurentina pero echan de menos a los danzantes
P.S.

Un día 10 triste pero a la vez alegre, pues la imposibilidad de celebrar el día de San Lorenzo como se acostumbra se combina con la alegría de que, a pesar del coronavirus, sigue siendo día 10 de agosto. Así han vivido las y los oscenses la mañana de este día de San Lorenzo.

Tradiciones que no se han podido llevar a cabo como es la costumbre. "Solemos venir a ver a los danzantes cuando suben a la Catedral y también cuando bajan y después, nos vamos desayunar pero como este año es diferente pues hemos cambiado el desayuno por el vermut", explicaba Alicia  y Ana, mientras esperaban a una amiga en las inmediaciones de la Basílica de San Lorenzo, en torno a la que, desde primera hora, la ciudadanía se congregaban, en fila, manteniendo el distanciamiento social, y bajo la vigilancia de los cuerpos policiales, para poder pasar a venerar al santo.

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El mismo cambio en las costumbres que ha vivido Lorenzo, que a la hora del medio día tomaba el vermut en uno de los establecimientos de la zona centro. "Mi padre, mi abuelo, también se llaman Lorenzo", contaba para explicar el significado que este día tiene en la familia. "Solemos ir a ver los Danzantes y nos vamos a almorzar. Este año, no nos hemos juntado, pues mis abuelos son mayores y aunque mis padres son aún jóvenes, hemos creído era mejor no reunirnos".

Este joven oscense comparte los sentimientos encontrados que provoca en general la imposibilidad de celebra al santo. "Te pone triste ver este ambiente tan tranquilo. También por mi abuelo, que es mayor y lo vive mucho, pues ha sido mulillero en la plaza de toros", explica, "aún así nos juntaremos con los amigos a lo largo del día".

Calles ambientadas como en un domingo animado, que nada tiene que ver con un día de San Lorenzo al uso, si no fuera por el blanco y verde que se mantiene en la vestimenta. "Sigue siendo día 10", explicaba Bibi San Vicente, quien no dejaba de mostrar la tristeza que da un día tan extraño: "Si te habla mi corazón, siento tristeza, pero a la vez, con responsabilidad y alegría", y con el deseo "de que el año que viene disfrutaremos el doble", afirmaba San Vicente, que insistía en la importancia de mantener, "para los oscenses, la simbología, la pañoleta, esa serie de cosas", mientras se intenta mantener, "en grupos más reducidos", la tradición del almuerzo a las puertas de La Confianza.

Como un grupo de turolenses, con vínculos familiares en la ciudad de Huesca, que como todos los años han visitado la ciudad y que esperaban a las afueras de una pastelería para comprar el típico pan de San Lorenzo. "Tenemos la familia aquí y solemos venir unos días antes, y este año no lo queríamos dejar", al menos para compartir "el sentimiento de estar juntos, de llevar el vestido blanco y la pañoleta, el ramo de albahaca".

Un sentimiento que se lleva "muy en el corazón", que "sin Danzantes es muy distinto todo, pero tiene que ser así. Ahora nos daremos una vuelta y tomaremos un vermut, pues ya hemos hecho el almuerzo clásico".

Y aunque todo es distinto, Nuria y su grupo de amigos han querido ir a almorzar "al mismo sitio de siempre", una terraza en la calle de Las Cortes, desde donde suelen ver pasar a los Danzantes, "aunque hemos tenido que poner las mesas separadas". El plan para el día, "comer en casa con los amigos”.