Huesca

CRISIS DEL CORONAVIRUS

Las entidades sociales de Huesca han doblado sus ayudas por el coronavirus

Los más afectados son trabajadores precarios y de los sectores con más restricciones

Las entidades sociales de Huesca han doblado sus ayudas por el coronavirus
Las entidades sociales de Huesca han doblado sus ayudas por el coronavirus
R.G.

HUESCA.- Las principales entidades sociales repiten su diagnóstico de hace unos meses y creen que lo peor de la factura que dejará o está dejando el coronavirus en el terreno laboral y social todavía no ha llegado. Y eso que hasta ahora han dado ya más ayudas que en todo el año pasado y aun así han organizado iniciativas especiales para poder seguir respondiendo a la avalancha de peticiones desde que irrumpió la pandemia y se tomaron medidas para contenerla. A modo de ejemplo, Cruz Roja ha tenido contacto con "más de 50.000" altoaragoneses -uno de cada cinco habitantes- desde que comenzó la pandemia para sus diferentes programas, no solo de ayudas materiales o económicas.

Sifro González (Cruz Roja) señala que de marzo a octubre hubo un aumento "considerable" en las ayudas como en el número de beneficiarios. En ambos casos, las cifras se han duplicado "en este corto periodo" y las ayudas más demandadas han sido las de alimentación y vivienda, seguidas, en menor cuantía, por vestuario, higiene y limpieza.

Jaime Esparrach, de Cáritas, resalta que el perfil mayoritario de los ciudadanos atendidos por la crisis causada por la covid no es muy distinto al de la crisis iniciada en 2008 porque la gente en situación frágil sigue siendo la más afectada, "gente con pocos recursos, con empleos inestables o en economía irregular, en situación irregular...".

El coordinador de Cruz Roja agrega que "los primeros castigados" por esta crisis han sido "algunas personas que tras las crisis de 2008 habían conseguido salir adelante". Advierte de un aumento de casos de mujeres víctimas de violencia de género y señala que hay perfiles nuevos en esta crisis, relacionados con los sectores más afectados por las restricciones, como hostelería, mercadillos y cultura y ocio.

Julia Lera, del Banco de Alimentos, coincide en que los más afectados están siendo los que tienen trabajos temporales o muy precarios. También detalla que entre los solicitantes predominan las personas de edades intermedias, muchas personas solas o familias con niños pequeños y las familias monoparentales con mujeres como cabeza, "pero también mucho hombre solo sobre los 45 años".

Lera apunta una diferencia respecto a la crisis de 2008 y es que hoy el golpe ha sido "muy brusco" y ha afectado también a "personas con un trabajo medianamente estable. Ahora un erte lo hace cualquier empresa".

Sobre los erte se detiene Pilar Paúl, de Cruz Blanca, quien señala que muchos solicitantes de ayudas "están incorporados al mercado laboral pero no pueden hacer frente al día a día porque no han cobrado el erte". Lo mismo ocurre entre quienes "han solicitado una prestación que les corresponde y han dejado de percibir el IAI (Ingreso Aragonés de Inserción) pero no han recibido aún el IMV (Ingreso Mínimo Vital). Hay mucha gente pendiente del IMV", dice Paúl, sobre una ayuda con una tramitación "muy difícil".

Al respecto, Esparrach entiende que los servicios sociales estén "bloqueados" por el volumen de trabajo para una plantilla corta, pero demanda celeridad. Asimismo, quiere precisar que el IMV es una ayuda de "subsistencia, un mínimo para sobrevivir". "Con esa cantidad no es suficiente para mantener una familia con alquiler, luz, suministros...", aunque admite que es "una mejora de mínimos" frente a los 426 euros que había anteriormente.

González explica que el retraso en los erte en primavera hizo que muchas personas recurrieran a los ahorros, pero estos se han agotado y ahora, con nuevas restricciones y el fin de muchos ertes, "vuelven a solicitar ayudas".

Y las previsiones no son nada halagüeñas. El agravamiento de la pandemia, y con él las nuevas restricciones, el número de solicitantes volverá a aumentar tras el respiro del verano. También es generalizado el temor al fin de algunos ertes y su conversión en despido definitivo, pero todas las entidades aseguran estar preparándose para responder a esa mayor cifra de solicitudes.