Huesca

CRISIS ECONÓMICA

El 70 % del ocio nocturno de Huesca podría echar el cierre definitivamente

El sector reclama la hibernación total de sus gastos e impuestos para sobrevivir

El 70 % del ocio nocturno de Huesca podría echar el cierre definitivamente
El 70 % del ocio nocturno de Huesca podría echar el cierre definitivamente
R.G.

HUESCA.- El 70 % de los locales de ocio nocturno de Huesca podría echar el cierre definitivamente al no superar la profunda quiebra económica que está sufriendo el sector a causa de la pandemia de la covid-19.

Con la música y las luces apagadas desde hace más de 220 días y sin ninguna perspectiva de apertura, estos negocios reclaman "ayudas y la hibernación total de sus impuestos y gastos hasta la primavera de 2021" para poder sobrevivir, tal y como expone Miguel Ollés, representante de los empresarios de ocio nocturno de Huesca.

"Cuando hablamos de hibernación queremos decir que nosotros podemos parar, reducir gastos, pero necesitamos que cuando retomemos la actividad tengamos unas reservas. Pedimos que los ERTE sean 100 % bonificables, que se nos reduzcan los alquileres, se nos exima de los gastos fijos, las tasas de basuras y parar todos los impuestos hasta que empecemos a generar ingresos", plantea.

De no ser así, asegura que los negocios no van a poder mantenerse y el sector va a cerrar, en su gran mayoría. "Es imposible aguantar un negocio sin ingresos en el que no te dejan paralizar los gastos, aparte los créditos ICO que se han dado, tendrían que tener más años de carencia y que nos ofrecieran ayudas a fondo perdido", considera.

Y calcula que hasta un 70 % de los bares de ocio nocturno de Huesca pueden cerrar para siempre, un porcentaje que sería superior teniendo en cuenta a los empresarios que no tienen el local en propiedad.

Con estas previsiones, la desesperación se ha adueñado de este sector para el que el Plan de Rescate de la Hostelería anunciado por el Gobierno de Aragón hace unos días es "completamente insuficiente" y les aboca a un futuro demasiado incierto en el que el flotador de sus ahorros, para el que los tiene, se deshincha por momentos. "Con una ayuda de 3.000 euros, después de llevar cerrados desde el 13 de marzo y abriendo semanas sueltas, no se consigue nada. Hay bares que ya se gastan eso solo en el alquiler mensual, la verdad es que está bastante crudo el asunto", valora.

Asimismo, considera que una vez que se atenúe la pandemia vendrá un cambio en los hábitos de consumo y habrá "cierto miedo". "Igual cuando abramos no resulta rentable y pasará mucho tiempo hasta que regrese la alegría. Estamos bastante negativos", confiesa.

Por el momento, después de ocho meses de pandemia en los que no ha pasado ni un cliente por sus barras, muchos se han aferrado a los ERTE en medio de una espiral de medidas restrictivas que les mantiene cerrados a cal y canto para frenar la transmisión comunitaria del virus.

Otros plantean que, tal vez, se podrían instalar purificadores de aire o detectores de CO2 en sus establecimientos para poder abrir sus puertas siempre que se aligeraran, claro está, unas restricciones que consideran excesivas para su sector.

"Si este tipo de sistemas valen para un avión, por ejemplo, por qué no va a servir para un establecimiento de hostelería", plantea Miguel Ollés.

Sobre este punto añade que, en cualquier caso, los locales tendrían que recuperar la inversión de la maquinaria.

"Estamos a favor de esta propuesta. Todo lo que nos digan que puede servir para reabrir al público estamos dispuestos a hacerlo, siempre que nos financien la inversión", reitera el representante del ocio nocturno oscense.

"Pensamos que no somos el foco principal de los contagios y si científicamente hay una fórmula de poder controlar eso, nada mejor que hacer todo lo que sea posible para retomar la actividad", añade.

También recuerda que estos empresarios ya tienen experiencias anteriores como por ejemplo la colocación de mamparas o de otras máquinas, como las de ozono, que al final no han servido. Sus persianas siguen bajadas ante las medidas impuestas en Aragón, que se mantiene en nivel 3 de alerta agravado debido a la pandemia.

Miguel Ollés comenta que en otras regiones como Madrid, donde estos locales pueden abrir hasta medianoche siempre que no se utilice la pista de baile y los clientes estén distribuidos por mesas, hay más consideración con estos negocios.

"Madrid es más tolerante con la hostelería y estos empresarios reciben un tratamiento mejor. Soy partidario de que las soluciones se apliquen de forma estatal para todos los sitios iguales. Tanto la rebaja de los alquileres en un 50 % que ha conseguido Cataluña como otras que puedan surgir. Nuestra queja es que vayamos todos a una", manifiesta.

Respecto a la ausencia de cualquier opción de apertura lamenta que el sector va a perder el puente de la Constitución, la Navidad, San Vicente, Carnaval, "y llegará Semana Santa y estaremos con lo mismo...".

Algunos de sus compañeros del sector del ocio nocturno oscense se manifiestan en esta misma línea de incertidumbre.

Juan Carlos Peralta, propietario del Street, Twister, Café Central y La Bohemia, comenta que con los 3.000 euros que ofrece el plan de rescate de la hostelería del Gobierno de Aragón "no hacemos nada".

"Solo al pagar la Seguridad Social de los trabajadores que tengo en ERTE mil euros me los como en quince días. Además, el Ayuntamiento va a seguir cobrando las tasas de aguas y basuras. Y el día 20 de este mes hay que pagar el primer trimestre del IVA y de ejecuciones, y claro... Estamos sin facturar desde marzo, cerrados y encima no podemos hacer nada", lamenta.

Ante esta situación comenta que muchos negocios del sector desaparecerán "o lo pasarán bastante mal". "Quienes no tengan saneadas las cuentas o tengan que pagar alquileres y altos gastos de mantenimiento lo tienen difícil. El estar cerrados va a ser la ruina de mucha gente", asegura.

Asimismo, hace referencia al escaso contagio que se registra en el ocio nocturno según algunos estudios. "Somos el sector que más está pagando la pandemia, cuando por ejemplo en Francia o en Alemania las ayudas que prometen son del 70 % del volumen de venta del año pasado, no como aquí", comenta.

También Andrés Bailo, propietario del Tararí, indica que la ayuda de la DGA es "completamente insuficiente". "Supone unos 20 euros al día desde que estamos cerrados. Te puede salvar un mes, pero llevamos ocho", advierte. Respecto al posible uso de detectores de CO2 y purificadores de aire como opción para poder abrir al público no lo descarta, y explica que este establecimiento cerró hace un par de semanas su terraza "porque abrir el local para poner seis mesas en la calle hasta las ocho de la tarde y con máximas de 12 grados no es rentable".

La situación, dice, está "complicada" y plantea que "de toda España la hostelería de Aragón ha sido la más perjudicada porque esta no es nuestra segunda ola sino la tercera ya". Recuerda en esta línea que el ocio nocturno pudo abrir en la Comunidad aragonesa en julio tres semanas, "y prácticamente todo el sector ha estado dando servicio este verano en toda España". Además, no entiende que en Madrid bares de copas, salas de baile y discotecas sigan abiertos, "y allí están bajando mucho los casos, lo que nos hace pensar lo que siempre hemos dicho, que el problema no es la hostelería. De hecho llevamos cerrados desde julio y la tercera ola ha llegado a Aragón igualmente".

Por su parte, Carlos García, de El Edén, expone el mal momento que atraviesan estos negocios. En un intento por mantenerse a flote, abrió unos días su establecimiento como cafetería, pero apenas hubo clientes, "lo nuestro es la noche", apunta.

Al igual que sus compañeros del sector considera que una ayuda de 3.000 euros "no es ningún rescate". "Pago 2.000 euros de alquiler del local todos los meses, no sé qué rescate es ese, para mí nada", comenta este empresario que ha vuelto a poner a sus trabajadores en ERTE.

"Lo que hace falta es que nos congelen todos los gastos e impuestos. No sabemos cuánto va a durar esto y los ahorros se van acabando", concluye.