Un paleontólogo halla una nidificación de dinosaurios en la sierra de Loarre mientras practicaba trail running

HUESCA.- Dice el refranero popular que la paciencia es la madre de la ciencia. Y también dice que la curiosidad mató al gato. En alguna ocasión se deben cumplir sendas afirmaciones, pero no en el tema que aborda el paleontólogo zaragozano José Manuel Gasca. En su caso, la curiosidad fue la madre de la ciencia y no fue la que mató al gato. Más bien lo descubrió.

A finales de 2019, José Manuel Gasca, paleontólogo y practicante de trail running, fue a entrenar a la sierra de Loarre con el Club Alpino Universitario. En una de las pausas, mientras sus compañeros descansaban, se hidrataban y se reponían para seguir, Gasca inspeccionó el terreno movido por su pasión y oficio arqueológico y por la curiosidad.

"Sin tener intención ni nada, en una de las pausas del recorrido me dio por inspeccionar el territorio del lado del camino, y me encontré con unos fragmentos de cáscara de huevo de gran tamaño. Entonces ya me di cuenta de que era algo bastante chocante y excepcional", apunta Gasca, añadiendo que ese tipo de fósiles "no son nada comunes".

Al llegar a casa telefoneó al oscense Miguel Moreno, doctor en paleontología, para comentarle la singularidad de lo que había visto, además de compartir su descubrimiento con sus compañeros de la Universidad de Zaragoza.

A partir de aquí, un equipo internacional de paleontólogos españoles del Grupo Aragosaurus-IUCA (Universidad de Zaragoza) y portugueses (Universidad Nova de Lisboa), organizaron la visita del yacimiento y propusieron la actuación paleontológica.

La primera actuación sobre el yacimiento se desarrolló entre los pasados meses de septiembre y octubre. En ella, el equipo paleontológicorecuperó más de 40 huevos de dinosaurio, algo inaudito en Aragón y excepcional a nivel nacional e internacional.

Un análisis preliminar apunta que los huevos, esferas de unos 20 centímetros de diámetro, pertenecen a dinosaurios saurópodos titanosaurios, unos herbívoros cuadrúpedos de largas colas y cuellos, que podrían alcanzar los 20 metros de longitud. Además, el estudio permite datar las rocas de la Sierra de Loarre en torno a unos 68 millones de años.

Los paleontólogos llevan años inspeccionando el territorio del Prepirineo aragonés en busca de yacimientos de dinosaurios. Sin embargo, hasta ahora solo se había encontrado algún hueso aislado, nada parecido al calibre de la zona de nidificación descubierta.

"Lo que más nos sorprendió del yacimiento es que no lo esperábamos encontrar, porque el equipo de la Universidad de Zaragoza lleva buscando yacimientos en esta parte de la sierra desde hace veinte años y habíamos hallado cosas sueltas, porque sabíamos que esas rocas tenían una edad aproximada a la época de los dinosaurios, pero nunca habíamos encontrado un yacimiento de tanta magnitud", comenta el paleontólogo oscense Miguel Moreno, actualmente afincado en Portugal.

A nivel nacional, hay pocos yacimientos que se puedan comparar al de Loarre. "Hace unos años se recuperaron unos huevos de dinosaurio en un área del Pirineo de Lleida, que también tuvo un gran impacto en su momento y, a partir de su estudio, se consiguieron unos datos muy relevantes en la comunidad científica paleontológica", explica Gasca.

El yacimiento de Lleida, aunque es anterior, "no le quita interés" al de Loarre. "A partir del yacimiento de Lleida se inició una línea de trabajo que abrió más preguntas sobre cómo era la gestación de estos dinosaurios, cómo eran los nidos, cómo hacían esas puestas...", señala el paleontólogo zaragozano. Estos interrogantes, que no se solventaron con el yacimiento catalán, pretenden ser resueltos con los nuevos datos que arroje el yacimiento de Loarre.

El trabajo de campo finalizó el pasado mes de octubre debido a las temperaturas, pero se reanudará una segunda fase de exploración de cara a la primavera. Durante estos meses, los científicos estudiarán en laboratorios los huevos encontrados para abstraer todos los datos posibles y, finalmente, poder exponerlos en museos.

FÓSILES DE HUEVOS

José Manuel Gasca descubrió los fósiles en un tipo de roca rojiza caracterizada por ser rocas de ríos de hace millones de años y que, normalmente, suelen contener fósiles en su interior. "Los huevos están metidos en una roca caliza muy dura. Los huevos están enteros y en estado de petrificación", señala Miguel Moreno. Los fósiles de huevo tienen un tamaño de alrededor 20 centímetros de diámetro y pertenecen a dinosaurios saurópodos titanosaurios.

TRABAJO DE CAMPO

El trabajo de campo terminó a finales de octubre debido a las condiciones climáticas que requiere la paleontología. "Para trabajar necesitamos utilizar pegamentos y otros químicos que, en general, no funcionan a bajas temperaturas. Llegó un momento en que teníamos que tener los materiales dentro de la furgoneta con la calefacción para poder trabajar", detalla el doctor oscense en paleontología, Miguel Moreno.

Por ello, protegieron el yacimiento, extrajeron más de 40 huevos para llevarlos al laboratorio y volverán cuando el clima sea propicio.

El área de exploración y de trabajo que abarcaron los paleontólogos era de alrededor 400 metros cuadrados, pero se encontraron huevos hasta a dos kilómetros del sitio.

HUESCA, ZONA DE NIDIFICACIÓN

"Lo que hemos identificado con este yacimiento es un área de nidificación. Es decir, una extensión de lo que en su día fue sedimento de un área costera que estaba aprovechado para crear diferentes nidos en un área concentrada", comenta José Manuel Gasca. De esta forma, la exploración demuestra que el Alto Aragón era una zona de llanura, próxima al mar, con ríos: "Era un territorio mucho más llano. No tiene nada que ver con el terreno que se formó a partir de que se comenzaran a levantar los grandes relieves del Pirineo"