Huesca

CRISIS DEL CORONAVIRUS

“Desayuno y ya sudo, y tengo que volver a la cama”

Dos personas que han pasado el coronavirus relatan las secuelas que les han quedado

“Desayuno y ya sudo, y tengo que volver a la cama”
“Desayuno y ya sudo, y tengo que volver a la cama”
EFE

José Luis Pérez, médico de Azanuy, y Nuria (nombre ficticio) son dos ejemplos de lo diferente que golpea el coronavirus. Ambos se contagiaron en la ola de otoño, pero a José Luis, aunque lo pasó mal y estuvo hospitalizado, le quedan pocas secuelas, mientras que a Nuria, con una neumonía doble con manchas en los pulmones, sigue sin poder respirar bien y sin poder retomar su vida anterior. "Aún no he salido a la calle salvo para ir al médico, a diez minutos, y tuve que pararme. Me cansó muchísimo", afirma.

Médico de familia que ha atendido a "decenas" de pacientes con covid, José Luis y su mujer, también médica de familia y que se presentó voluntaria para atender el brote en la residencia Riosol de Monzón, contrajeron el coronavirus con pocos días de diferencia. "He atendido decenas de casos, no me di cuenta de la enfermedad y no podía creerlo", recuerda del momento en que le dieron la PCR positiva.

Acabó cuatro días hospitalizado. Se ahogaba y no se daba cuenta: "El coronavirus es muy engañador. Es un mecanismo muy conocido en biología y engañaba la saturación de oxígeno". La disnea, el dolor de cabeza y la neumonía le llevaron cuatro días al Hospital de Barbastro. Reaccionó "muy bien" al tratamiento y pudo volver a casa. "Tras un cambio clínico, he pasado a estar bien, más despejado y respiro mejor", explica José Luis, quien afirma que la covid es "muy variable. Hay gente que se cura limpiamente y a otros les deja muchas secuelas".

Y advierte nuevamente sobre cómo engaña: "Yo me he sentido dos veces curado pero fue en una de esas veces, cuando estaba en el hospital, que casi me mata y entré en colapso cuatro horas", recuerda.

José Luis destaca, por encima de otros síntomas y sensaciones, el miedo. "Produce miedo físicamente y eso baja las defensas y el virus te come peor. Es impresionante y ya me llamó la atención con mis pacientes", antes de contagiarse él mismo.

Y Nuria, una oscense de 55 años aquejada ya antes de la covid por esclerosis múltiple, se contagió a mediados de octubre. Lo que empezó un día como un dolor de garganta se confirmó, con la PCR hecha al día siguiente, como coronavirus. Un día más tarde, "yo dormía, mi marido vio que no podía respirar y llamó al médico, que vino a casa y me mandó al San Jorge para hacer placas. Yo estaba convencida de que regresaba pero allí me quedé 10 ó 15 días. No recuerdo cuántos días porque se me ha borrado todo".

Aunque lo ha pasado "fatal" y aún arrastra secuelas graves, se considera "privilegiada" por poder contarlo y agradece el trato "superhumano" de "todo" el personal de la quinta planta.

Un mes tras su alta hospitalaria, le cuesta quitarse las secuelas. La neumonía doble le impide respirar bien, aunque los médicos creen que en unos meses la habrá dejado atrás. La fatiga es harina de otro costal. "Me cansó muchísimo", dice Nuria, tanto que es "desayunar y ponerse a sudar del cansancio y tener que volver a la cama". "Es un cansancio que no se puede describir. Todo lo que hago, que no es nada, es a cámara lenta y muy despacio. Me siento cada cinco minutos".

Tras lo que ha pasado y lo que aún padece, pide extremar la cautela esta Navidadpara que nadie viva lo que ella. "No se lo deseo a nadie".