Huesca

CRISIS DEL CORONAVIRUS

Una "anestesia emocional" para poder sobrellevar las muertes

El psiquiatra Javier Olivera y la psicóloga Bárbara Morer hablan del adormecimiento de ciertas emociones y prevén que surjan una vez se haya superado la pandemia

Una "anestesia emocional" para poder sobrellevar las muertes
Una "anestesia emocional" para poder sobrellevar las muertes
R.G.

HUESCA.- Primero, a mediados de marzo, fueron los ingresos en hospitales y UCI y después, a finales de ese mes e inicios de abril, llegaron los días de más muertes de la primera ola. Fue la época de los aplausos a los sanitarios en los balcones y de lemas como "Todo va a salir bien", colgados en muchos dibujos de niños en las ventanas. Nueve meses después y con muchos más muertos, sobre todo en noviembre -el más mortífero en la provincia-, poco o nada queda de ese ánimo inicial y parece que el goteo de muertes se ha vuelto algo cotidiano, una noticia como cualquier otra. Se trata de un cambio en la actitud que el psiquiatra Javier Olivera y la psicóloga Bárbara Morer atribuyen a una "reacción defensiva" para sobrellevar la situación. Una "anestesia emocional" y temporal cuyos efectos se notarán cuando acabe la pandemia porque, como recuerda Olivera, la covid ha estado, sigue estando, activa desde marzo. "El trastorno de estrés postraumático -compara- se produce al llegar a casa, no en la contienda, y ahora todavía estamos en una epidemia activa".

Con 393 altoaragoneses muertos por covid desde marzo, ahora "nos fijamos en las cifras (defallecidos), pero no en el muerto, e incluso hay familiares que piensan que ellos se han salvado. Son duelos muy diferentes a otras enfermedades que no son contagiosas, como el cáncer. Psicológicamente, es una situación diferente y compleja".

Por ello, el psiquiatra del Hospital Universitario San Jorge de Huesca sostiene que "no hay una insensibilización, sino una anestesia emocional". "Muchas veces el miedo, que es la emoción más poderosa, bloquea las demás emociones", argumenta.

Y con una enfermedad que se contagia por el aire y causa algo más de 3 muertes cada 100 enfermos, "el miedo a contagiarse flota en el ambiente y atenaza las demás emociones". "Ahora la sociedad está bajo el efecto global del miedo a la epidemia y eso influye en cómo asumimos los muertos". El miedo, profundamente ligado al instinto de supervivencia, es lo que lleva a esa reacción, insiste, y pone el siguiente ejemplo: "En cualquier otra circunstancia hay un accidente con 80 muertos y habría rabia, tristeza... Ahora hay muchos más pero no se ven (esas emociones) y es por esa sensación de miedo, que es superior".

Sobre el cambio de actitud desde primavera, explica que entonces "no sabíamos qué iba a suceder. Había una incertidumbre total y la sociedad se portó muy bien, nos unimos". Hoy, "el problema se prolonga y el ser humano gestiona muy mal la incertidumbre", más si es tan continua.

Bárbara Morer, psicóloga del Hospital San Jorge, da explicaciones similares. "Las personas nos preocupamos por lo más inmediato y cercano; si eso va bien, te puedes preocupar más por temas sociales". Dicho de manera más cercana: "Uno se preocupa por su trabajo, por la hipoteca, por dar de comer a sus hijos... y eso ya angustia mucho".

Deja claro que eso no significa, ni mucho menos, que la gente se salte las recomendaciones, sino que el problema sanitario se ve con algo más de distancia. Es un "mecanismo de defensa". A su vez, la óptica con la que se ve la pandemia "depende mucho de la realidad de cada uno. No es lo mismo ser sanitario y vivirlo a diario que las personas que solo lo ven por los medios o ser joven".

Y los largos meses de pandemia, como también indica Olivera, "afectan mucho" a la actitud con la que se encara. "En la primera ola, y en todo el mundo, hubo más apoyo colectivo y ahora cada uno vuelve un poco más a sus preocupaciones". Morer evidencia que "el agotamiento está pasando factura por todo el mundo". Y la gente, tras meses de malas noticias, "no quiere saber más", aunque "también están los hipersensibilizados, que lo viven con mucha angustia".

Para Morer, el "gran problema" es llegar al punto medio, "distanciarse emocionalmente un poco de las informaciones de muertes pero seguir respetando las indicaciones sanitarias", alcanzando a una vía "funcional" para salir de esto desde lo individual y colectivo. "Entonces venía el enemigo y ahora ya está aquí y convivimos", resume Olivera su comparativa entre primavera y ahora. Y esa coexistencia con el virus crea, por las repercusiones sanitarias y también económicas y laborales, "un agobio al qué pasará". "La gente ya no tiene ganas de salir a aplaudir, sino de solucionar sus problemas".

También el exceso de información es perjudicial y Olivera repite un consejo que ya ha dado en anteriores ocasiones, que es el de no seguir los datos constantemente. "Las cifras pueden convertirse en obsesiones y el consejo es verlas en global cada cierto tiempo, pero no todos los días porque genera obsesión y más angustia". En resumen, y por salud mental, ver noticias cada cierto tiempo, hacerse una idea global y no estar pendiente de las cifras diarias.

Comenta que mientras el virus está activo, "el estrés bloquea ciertas emociones, pero no la ansiedad, miedo y angustia -trastornos que han crecido-, y no es tan fácil expresar" esas emociones, que quedan en segundo plano. "Muy probablemente, el duelo venga después, los duelos diferidos, y allí se notarán las despedidas no deseadas", en alusión a esos entierros o incineraciones con solo tres personas. Eso en cuanto a las familias que han perdido un miembro durante estos largos meses.

Sobre la sociedad en general, Olivera afirma que "ahora está en alerta, en shock, y eso condiciona su respuesta". El menor impacto de los muertos por covid, sostiene, no se debe a que hayan dejado de importarnos, sino a esa "anestesia emocional" cuyos efectos desaparecerán cuando la pandemia acabe. "Cuando hay catástrofes o guerras, hay un shock y las emociones se manifiestan más tarde", dice antes de añadir que "eso puede estar sucediendo ahora".

Muchas entidades y profesionales de salud mental han advertido que tras la covid llegará otra ola, pero esta de salud mental. "Ahora estamos en una tensión generalizada, esperando a ver qué ocurre, y probablemente luego vendrá una etapa de depresión e incluso de euforia momentánea, de decir "ya ha pasado, nos hemos salvado". Eso ocurre tras las guerras y luego vienen las posguerras", señala Olivera.