Huesca

CRISIS DEL CORONAVIRUS

Pedro, exludópata: "No sabía cómo salir del pozo, que cada vez era más horrible"

Este exadicto ha superado una ludopatía con esfuerzo y el apoyo de Proyecto Hombre

Pedro, exludópata: "No sabía cómo salir del pozo, que cada vez era más horrible"
Pedro, exludópata: "No sabía cómo salir del pozo, que cada vez era más horrible"
EFE

HUESCA.- Pedro tiene 32 años. Con 22 empezó a jugar a las máquinas tragaperras, "no sabía cómo salir del pozo que cada vez era más horrible, cada vez se incrementaba la necesidad de jugar y era imparable", hasta que le pidió ayuda a su madre.

Fue ella la que solicitó cita con el Centro de Solidaridad de Huesca (Proyecto Hombre), quien desde hace una década atiende problemáticas de ludopatía y otras adicciones comportamentales además de a pacientes con dependencia a tóxicos o sustancias adictivas .

Pedro manifiesta que durante dos años pudo controlar la situación en terapias semanales individuales y grupales. "Durante este tiempo encontré trabajo y me enamoré de mi actual pareja, además de poder ayudar en las terapias de grupo a otras personas como yo", indica.

Pero Pedro volvió a recaer hace dos años. "Me decía a mí mismo que por jugarme un par de euros no tendría ningún problema, me engañaba", admite. Por su trabajo, pasaba mucho tiempo fuera de casa, "casi todo el día ya que me contrataron en una empresa de la provincia de Huesca" como repartidor de productos de almacén. "Aprovechaba y en los descansos de camino entraba en los bares para jugar", confiesa. "Mi problemática (porque soy ludópata y será un asunto con el que de por vida he de estar alerta) me llevaba a un estado de ansiedad permanente, pensando todo el día dónde y cómo sacar dinero para el juego", explica. El mayor error en su segunda recaída, dice, fue no decirle nada a su pareja ni a su madre, a las que les cogió la tarjeta de crédito. "Me da vergüenza decirlo, pero me gasté 2.500 euros en una tarde. Lo peor que hice fue no hablar, las personas jugadoras nos escondemos y nos callamos, hasta que me pillaron", señala. "No podía controlar mis impulsos. Las tragaperras pensaban por mí", añade.

Actualmente, Pedro se encuentra bien y está rehabilitado, pero recuerda que llegó a vivir con una ansiedad permanente. "Mentía compulsivamente, a veces incluso tenía conductas verbales violentas o irritabilidad y después de jugar y perder grandes cantidades de dinero me sentía muy culpable, me odiaba. Perdí muchos amigos y al final la soledad era tremenda, también estuve a punto de hipotecar mi vivienda", lamenta.

Finalmente, agradece el apoyo de los psicólogos de Proyecto Hombre, que le ayudaron a rehabilitarse y apunta que tuvo que adaptarse a un programa muy exigente.