Huesca

QUIÉN SOY

José Miguel Sanz Lahoz: Restaurar patrimonio, más que un oficio

“Tengo muchos e interesantes amigos, siempre he tenido mucha suerte con los amigos”

José Miguel Sanz Lahoz: Restaurar patrimonio, más que un oficio
José Miguel Sanz Lahoz: Restaurar patrimonio, más que un oficio
S.E.

Dice José Miguel Sanz Lahoz (Torrevelilla, Teruel, 1956) que trabajando desde los 80 en la restauración de patrimonio público ha conseguido "muchos e interesantes amigos, siempre he tenido mucha suerte con los amigos".

José Miguel estudió en la escuela unitaria de Torrevelilla. Hijo único, resume así su infancia y adolescencia: "Me lo pasé bien, yo siempre digo que era hijo de minero pero estuve como si fuera hijo de un burgués porque ni me puteaban ni me hacían madrugar". Fue al instituto en Alcañiz y antes de marchar a Barcelona a estudiar Aparejadores, conoció en Torrevelilla a Cristina, una chica de Huesca con la que se casaría años después.

Acabó la carrera e hizo la "mili" en 1981 en Castellón, territorio de Milans del Bosch, uno de los protagonistas del fallido golpe de Estado del 23-F. "Yo estaba en Obras y tampoco sentí mucho eso, aunque sí fue un poco de acojono. En Castellón eran fusileros, unas fuerzas de choque que cantaban como si fueran legionarios pero sin cobrar, era un desespero". Él consiguió que los soldados a su cargo curraran, "negociando permisos, en lugar de un pago por cada obra".

Acaba la mili y se casa en Huesca en mayo del 82. "Me apunté al paro y me contrataron unos de Binéfar desde Alcañiz. Iba a Binéfar a trabajar pero nunca cobré". Al nacer su primer hijo, "entré en Construcciones Abadía, estuve sólo un año. Me contrató después una empresa para hacer catastro, para medir pueblos, a cinco duros casa medida". Paralelamente comenzó a hacer obras, "y cuando me llamó Joaquín Naval, conocí el mundo de la restauración y empecé a hacer iglesias: primero la de Ilche, luego la de Monesma...". Acabó el trabajo del catastro con otra empresa, cobró el paro y montó una oficina y empezó a trabajar por libre, aunque le llegaron otros trabajos como el de las dos primeras ediciones de la Escuela-Taller de la Catedral, "una experiencia que estuvo muy bien, salieron de allí muy buenos canteros". Eran años "en los que se construía mucho y en la restauración estábamos cuatro".

Con Quique Alagón fundaron la Asociación de Vecinos y Amigos del Casco Antiguo y como representante del Colegio de Aparejadores de Huesca, "conocí a gente que te marca y estuve en un montón de sitios donde aprendes muchísimo". Participó, por ejemplo, en las jornadas nacionales de rehabilitación de Patrimonio, que llegó a traer a Huesca. Luego hizo un Máster de Restauración y Rehabilitación en la Univesidad de Alcalá... Y seguía con la restauración de patrimonio en la Catedral de Huesca, en San Lorenzo, Santo Domingo, la Muralla, San Pedro..., y en el Bajo Aragón, donde el año pasado, con la arquitecta Angels Castellamau, restauró una masía que es un hotel de 5 estrellas.

Entre otras iniciativas, de él salieron los colores de las fachadas de López Allué, donde vive. "Ahora estoy en la Cartuja de las Fuentes".

De Huesca, lamenta "que se han perdido muchos edificios de interés".