Huesca

LA LITERA - #PUEBLOSACTIVOS

Baells, una población que mira al turismo y la caza como puntales de su futuro

La Asociación de Amas de Casa y Consumidores Santo Toribio es la gran dinamizadora de la población

Baells, una población que mira al turismo y la caza como puntales de su futuro
Baells, una población que mira al turismo y la caza como puntales de su futuro
S.E.

HUESCA.- La agricultura sigue siendo, hoy por hoy, el principal soporte económico de la localidad literana de Baells, cuyo alcalde, Antonio Solano, considera que el turismo y la caza pueden ser dos excelentes aliados para el futuro de la población. Y es que, encantos naturales y patrimoniales no le faltan, y la caza atrae hasta el municipio a cuadrillas de cazadores, sobre todo de Cataluña, para disfrutar de una afición que también tiene un importante referente en la población gracias a la incubadora de perdices asentada en el municipio, donde nacen animales que se distribuyen por cotos de diferentes zonas de España para su posterior caza.

A pesar de que son pocos vecinos y la población está envejecida, Baells cuenta con una asociación que actúa como dinamizadora de la vida del pueblo. Se trata de la Asociación de Amas de Casa y Consumidores Santo Toribio, que en la actualidad cuenta con 78 socias. Y el dato del número de integrantes de la asociación es llamativo si se tiene en cuenta que la localidad tiene unos 75 vecinos que "duermen" todos los días en el pueblo, señala el alcalde, que apostilla que, no obstante, empadronados hay alguno más.

"La mayor parte estamos jubilados", explica el alcalde al referirse a los habitantes de Baells, que añade que quienes están en edad laboral trabajan en el campo, en el cultivo de cebada, trigo, oliva y almendro, principalmente. La incubadora de perdices existente en la población da trabajo a tres personas, en la actualidad, que se encargan del proceso desde que llegan los huevos hasta que eclosionan y nacen los alevines, que se llevan entonces a los voladeros localizados en Albelda, donde crecen hasta que al cabo de siete y ocho meses se transportan a fincas donde se organizan cacerías de perdices. "El año pasado, con la pandemia, aquí nacieron 70.000 perdices, pero en años en auge, nacen 250.000, 300.000 o 400.000", relata Antonio Solano, que reconoce que hay una "afición enorme" por la caza y que es una actividad que genera movimiento en el pueblo.

El alcalde aboga por fomentar la práctica cinegética como elemento para frenar la despoblación y, por ello, el Ayuntamiento de Baells trabaja en la constitución de un coto intensivo de caza para poder cazar todo el año perdiz, jabalí o corzo. Explica que todos los cazadores que acuden al pueblo proceden de Cataluña y lamenta la lentitud en el proceso de creación del coto debido a la burocracia.

Antonio Solano considera que en pueblos como Baells, con poca población y envejecida, "lo único que nos puede salvar es la caza y el turismo, no hay más, porque la gente se está haciendo mayor", comenta, y añade que en la agricultura no hay relevo generacional, los precios "ya sabemos cómo están" y la rentabilidad, a no ser que sea regadío, no es atractiva para la incorporación de jóvenes.

Por ello, entiende que a través de la caza y el turismo puede llegar gente al pueblo a asentarse. Entre los atractivos patrimoniales, enumera el castillo, con su torre de 22 metros de altura, restaurada y que puede visitarse; la iglesia de la Virgen de la Asunción, del siglo XVI y que alberga cinco retablos y pinturas murales realizadas por Juan Ramírez de Arellano, arquitecto de retablos y decorador aragonés del siglo XVII ; tres pozos de hielo y hornos de cal en los que antiguamente se fabricaba cal.

También es de destacar las cuevas que alberga el municipio, como la cueva de la guitarra o la del aire, señalizadas y abiertas al público, o el "Castell", una roca de 22 metros de altura equipada como vía ferrata.

El alcalde alude a la ermita que existe en la Sierra de San Quílez, en la que convergen dos términos municipales. "La ermita pertenece al término municipal de Estopiñán, hay una cisterna que está en el término municipal de Baells y la zona donde se hacen se hacen los rezos, a Zurita (núcleo pedáneo de Baells)", comenta.

La localidad cuenta con un bar, el panadero va dos veces por semana y son Tamarite y Binéfar las localidades de referencia para hacer las compras. Antes, el médico iba dos días a la semana, pero con la pandemia tienen que llamar por teléfono al centro de salud de Tamarite para recibir atención médica, y acuden tanto al Hospital de Barbastro como al Arnau Vilanova de Lérida.

Como ya se ha dicho, la Asociación de Amas de Casa y Consumidores Santo Toribio es la gran dinamizadora de la localidad, ya que siempre ha colaborado con el pueblo para que Baells fuera un lugar de acogida para todos los que acerquen a él. Desde su constitución, en marzo de 1998, ha realizado y organizado cursos de restauración de muebles, charlas, teatro, chocolatadas, cenas de socias, viajes, etcétera.

Lidia Boix, una de las socias, explica que, ahora, una segunda generación de mujeres (las hijas de las primeras socias) forman parte también del colectivo, pero siguen siendo las fundadoras (ya jubiladas de sus profesiones) las que siguen organizando actividades e ideando muchas iniciativas que muestran el cariño que tienen a su pueblo. "Hace dos Navidades, nos dedicamos a recoger tablas de madera, estuvieran como estuvieran, para pintar en ellas "ángelas", y se hizo una por cada casa del pueblo para adornar las fachadas", relata Lidia, como ejemplo de una de las propuestas de la asociación, que otro año hizo un belén con figuritas de madera que pintaron posteriormente.

Una original iniciativa fue la confección de varios murales con tiras de bolsas de plástico de basura recortadas a modo de hilos y tejidas con ganchillo. Uno de ellos se cuelga en la ermita durante las fiestas patronales de abril en honor a Santo Toribio y otro, de 15 metros de altura, en la gran torre del castillo. Y el año pasado, antes de la irrupción de la pandemia hicieron adornos de Navidad con telas (estrellas, botas de Papa Noel, etcétera) para todos vecinos del pueblo.

Lo último que han hecho (también antes de la pandemia) fueron banderas para colgar en el castillo que llevan los símbolos que aparecen en el escudo de quienes fueron propietarios de la fortaleza en el siglo VXIII, y también del escudo de los últimos dueños. Desde marzo de 2020 no han hecho ninguna actividad ya que por las circunstancias no se han podido reunir con seguridad. Pero visto su empeño y cariño hacia Baells es de prever que volverán "al ataque" cuando la pandemia les deje.