Huesca

gente de aquí

Manuel Avellanas: “Cuidados Intensivos es de tomar decisiones importantes y rápidas”

Impulsó la atención médica en montaña y ha estado cerca de cuarenta años en varias ucis, 30 de ellos en la del “San Jorge”

Manuel Avellanas
Manuel Avellanas
D. A.

DE SIEMPRE QUISE estudiar Medicina, me gustaba lo que se hacía”, una titulación que le obligó a renunciar a “una beca en la residencia Blume de Madrid, porque los entrenamientos tres veces al día me iban a impedir estudiar esta carrera. De los 9 a los 21 años practiqué la natación, incluso fui campeón de Aragón de 100, 200, 400 y 1.500 libres y 100 y 200 mariposa”. No renunció a la piscina y los estudios en la Universidad de Zaragoza los compaginó con la práctica del waterpolo, con Helios.

"De los 9 a los 21 años hice natación incluso fui campeón de Aragón"

Este es Manuel Luis Avellanas Chavala (Huesca, 1952), que al acabar Medicina hizo la mili en el polvorín Sardón de Duero, de Valladolid; “era el mayor polvorín que había en España, túneles y túneles con miles y miles de balas..., no dejaban llevar ni armas a los que estaban allí”.

Acabó el servicio militar y se especializó en cuidados intensivos, “que era lo que me gustaba porque veía que era una especialidad muy dinámica, muy cambiante y de tomar decisiones importantes y rápidas”. Estuvo 5 años en la Unidad de Medicina Intensiva (lo que la mayoría llama UCI o UVI) en Zaragoza, después 4 en Ciudad Real -“allí entendí perfectamente que el Quijote se pasó un poco de cabeza porque no había montañas para orientarse”- y en enero del 88 llegó al Hospital de Huesca, donde estuvo hasta que se jubiló en enero del 2019.

Era socio de Peña Guara y no es extraño que con los años, medicina y montaña se fusionaran en su vida. Con la expedición de Peña Guara Everest 91 “inicié un trabajo de investigación sobre la medición del pico-flujo espiratorio máximo”. Luego continuó esta labor con más expediciones al Everest y la del Nanga Parbat de Peña Guara, “hasta reunir las mediciones de 34 montañeros de élite”. Además, participó como médico en las expediciones de Peña Guara al Nanga Parbat (1994) y K2 (1995). En esta última, al “pesar” por la muerte de tres compañeros tras hacer cima en el K2 -Javier Escartín, Lorenzo Ortiz y Javier Olivar- los otros cuatro miembros de la expedición añadieron “un estado de angustia vital del 13 al 19 de agosto, hasta que pudimos informar del nombre de los fallecidos, que a algunos sitios había llegado la noticia de que los siete españoles de la expedición habían muerto”.

Dirigió los primeros Cursos de Medicina de Urgencias en Montaña de la Universidad de Zaragoza; participó en la medicalización del Socorro en Montaña en Aragón; y coordinó el Servicio Aragonés de Medicina Montaña desde su creación en 1999 hasta su integración en el Salud (2002), y la Unidad de Congelaciones y Patologías de Montaña del Hospital de Huesca.

Después de casi 40 años en la UMI, se libró de la tensión que la covid-19 ha llevado a cuidados intensivos de los hospitales de España, aunque un artículo que publicó en una revista científica sobre “en qué se podía beneficiar el paciente grave de la UVI con mi experiencia de la hipoxia en la montaña”, hizo que la empresa iAltitude le ofrecíera la dirección científica. Una sociedad que cuando llegó la covid “estábamos empezando a diseñar respiradores, una respiración no por intubación sino una administración no invasiva a través de mascarilla”, que “tuvieron una demanda tremenda para residencias y para el hospital de Ifema”. “El covid me cogió de esta manera y estuve absolutamente implicado en el desarrollo de este sistema. Yo soy una persona que me implico en las cosas, y cuando digo me implico, me implico de verdad”. Y tienen en cartera otros programas como el que hay con el Hospital 12 de Octubre, que “con tratamientos de hipoxia muy cortos parece que mejora la insuficiencia cardíaca”, o con el Hospital de Veteranos de Estados Unidos, sobre la lesión medular.

Sobre las ucis añade que allí “es fundamental enfermería, que administra, está en contacto con el enfermo, maneja el aspirador... Uno de los grandes problemas que ha habido (con la covid) es que formar enfermeros intensivos cuesta mucho tiempo y ha habido que improvisar”.

"En cuidados intensivos la enfermería es fundamental"

Dice Manuel que “siempre me ha interesado la cultura”; no en vano, cuando estudiaba en Zaragoza, “era responsable de cultura en el Colegio Pignatelli; allí tuvimos un cinefórum muy potente, Andalán se reunía allí también y cuando nadie hablaba de Aragón, allí creamos la primera semana aragonesa”.

Explica que “el flamenco me ha gustado siempre, y me gusta todo, que tengo una mente abierta”. Viene de su parte Chavala, “una familia que estaba muy metida en el mundo de las variedades: ya en 1880 o así abrió el Café Canfranc, el primer café cantante de flamenco en Huesca, en la Correría; luego abrieron el Café Chavala, donde está Soler más o menos y después cogieron el Café Central, que estaba por el Coso Bajo. Y mi abuelo tuvo, el Café La Unión, de variedades, que fue el Sauras”. No es extraño, pues, verle en tertulias de gitanos de Huesca, y que fundara la Peña Flamenca la Gloria Bendita, con Javier Rojo, y colaborara con Cultura del Ayuntamiento en la creación de la Primavera Flamenca, en el 2000. Además, ha ayudado a la difusión de los grupos flamencos Lizana, Aramenco y Manuel Santiago y Alquibla. Y participó en la producción y las letras del disco ‘Manuco’, de NanJaz

"Me gusta todo el flamenco, tengo una mente abierta"

Y más: preside la Fundación del Festival Internacional de Cine de Huesca.