Huesca

UN AÑO DE LA COVID 19

Del aula a la uci en 15 días justo al acabar la carrera de enfermería

Lorién Sierra, oscense de 22 años, pasó de ser estudiante en prácticas a tener contrato de trabajo a raíz de la pandemia

Lorién Sierra Luna.
Lorién Sierra Luna.
S.E.

Hace un año y una semana era estudiante de prácticas en un hospital de Madrid, y un tiempo después viví mi primer día de trabajo”, cuenta a este periódico el enfermero de 22 años, Lorién Sierra Luna. Y es que, a pesar de que la crisis sanitaria causada por la covid-19 ha traído una inmensa lista de aspectos negativos, también hay quien ha visto un rayo de luz dentro de esta tormenta.

Cuando Lorién hizo la maleta en enero para vivir un periodo de su época universitaria en Madrid, todavía no sabía lo que se iba a encontrar, aunque reconoce que no tardó mucho en verse “dentro del ojo del huracán”.

“Los días previos al Estado de Alarma todo el mundo hablaba de Madrid, por lo que toda mi familia y amigos estaban preocupados, y más todavía haciendo prácticas en un hospital”, explica el enfermero. Pese a ello, confiesa que él estaba “tranquilo”.

Lorién cuenta que de esos días previos recuerda comentarios en el hospital como que “este virus no es más que una gripe”, y define la situación como “una calma tensa”, donde los propios sanitarios “querían quitar hierro al asunto”.

Tan sólo un par de días antes de la comparecencia del presidente del Gobierno, y con la suspensión de las prácticas, Lorién regresó a Huesca.

Aquí vivió unos días del confinamiento, porque pese a que todavía no tenía el título que le acreditaba como enfermero, recibió una llamada para acudir a trabajar en el Hospital de La Paz en Madrid, y así fue como un día después -el 2 de abril-, Lorién vivió su primer día trabajando como enfermero.

El mismo día que le llamaron cogió un tren de vuelta a la ciudad que había sido su casa durante los meses previos, pero esta vez en una situación muy diferente, no sólo se tuvo que enfrentar a su primer día con contrato de trabajo, “que ya en condiciones normales es una situación de estrés para cualquier persona”, sino que además lo hacía en la primera ola de la pandemia. A todo ello, se le sumó que era en una ciudad que no era la suya, lejos de su familia, viviendo en un hotel, y “haciendo un trabajo que todavía no dominas por completo”, reconoce.

De sus primeros días en La Paz cuenta cómo “entraba temblando” y con el teléfono en la mano para “intentar darle las menos vueltas posibles a la cabeza”, pese a ello, reconoce que los nervios se le iban cuando comenzaba con su trabajo diario.

De esta época agradece a sus compañeras del hospital que, conociendo su situación personal, le arroparon en todo momento, “ya que ellas también valoraron que el gesto que llevé a cabo no tenía otra finalidad que ayudar al sector sanitario en esos meses tan complicados”.

Tras finalizar su época en La Paz, y tan sólo un día después de terminar la carrera, Lorién empezó a trabajar en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Jorge, donde sigue a día de hoy. De aquí cuenta que pese a que se ha enfrentado a situaciones de “mucha responsabilidad”, se queda con la satisfacción de encontrarse por Huesca con pacientes que han estado mucho tiempo ingresados y que actualmente llevan una vida normal.

Así mismo, a la pregunta de “¿cuál es la parte más positiva de tu trabajo actual?”, Lorién no duda, y confiesa que de la UCI se lleva “un grupo de compañeros que es para toda la vida”. “He compartido tantas cosas difíciles con mis amigas de la UCI que hemos establecido una conexión que no se consigue de ninguna otra manera”, concluye Lorién.