Huesca

UN AÑO DE LA COVID 19

Un confinamiento con vermú, bingo, conciertos y Feria de Abril

Los vecinos de la calle Sebastián Martín Retortillo de Huesca recuerdan cómo estaban hace un año

Todos los balcones del edificio se engalanaron para celebrar su propia Feria de Abril.
Todos los balcones del edificio se engalanaron para celebrar su propia Feria de Abril.
S.E.

“Durante el confinamiento intentamos hacer que tanto los niños como los adultos pasaran unos días agradables, pero siempre desde el respeto a las víctimas y a sus familiares”, explica Luis Escudero, vecino de la calle Sebastián Martín Retortillo de Huesca. Y es que, cuando hace un año se paró todo, el único acontecimiento social sucedía a las 20:00 horas en las ventanas y balcones, momento en el que todo el país rompía en aplausos dirigidos al personal sanitario y trabajadores esenciales, pero lo que en un principio fue un gesto de apoyo a todos los sectores que luchaban contra la covid-19, pronto se convirtió en un rato de ocio y de establecer relaciones sociales con los vecinos más próximos, a pesar de que nunca antes hubieran mantenido una conversación entre ellos.

Ejemplo de esto fue la calle donde vive el protagonista de este artículo, ya que cada día comenzaba una auténtica fiesta cuando tanto Escudero, como el resto de sus vecinos, se asomaban a sus terrazas a última hora de la tarde.

Según explica Escudero, todo comenzó cuando uno de sus vecinos puso la “Danza de las Espadas” con un pequeño altavoz. Fue entonces cuando Escudero sacó su equipo de sonido para ayudarle, “por lo menos que se escuche un poco más”, pensó.

Conforme pasaban los días eran los propios vecinos quienes pedían a Escudero que tocara la guitarra, y tanto es así que se llegaron a organizar encuentros musicales donde gracias a una lista de canciones colaborativa, algunas noches realizaban “conciertos temáticos”.

Tras esto, y con la llegada del buen tiempo, Escudero cuenta que llegaron “los vermús de los domingos, el concurso de tapas, bingo todas las tardes y hasta la celebración de una Feria de Abril diferente”.

“Fue muchísimo trabajo, pero hecho todo desde el cariño”, reconoce Escudero un año después de que una calle de la ciudad fuera más feliz gracias a sus ideas e ilusión, a pesar de que, reitera, “los habitantes de esta zona no se conocían de antes”.

Sin embargo, Escudero se enorgullece de como ahora “los vecinos se saludan siempre”, ya que cuando pasó la situación del confinamiento domiciliario, Escudero pidió que “por favor, no volvieran a ser como extraños”.

Por su parte, la comunidad de vecinos, para agradecer que tanto Luis Escudero, como su mujer, hicieran de esa época tan difícil una situación más agradable, se organizaron para hacerle entrega de un regalo. Un gesto que emocionó a la familia Escudero, ya que él reconoce que “lo hacía para hacer felices a los convivientes de su calle, y en especial, a los niños”. “Yo quería pasar desapercibido en el barrio”, confiesa, pero finalmente no fue así.

Un año después, Escudero confiesa que ya no realizan actividades, porque “todos han vuelto a la rutina”, pero reconoce que se queda “con el buen recuerdo de las semanas que vivimos confinados”. Sin embargo, el grupo de Facebook ya recoge propuestas para realizar algún acto -desde los balcones-, con motivo de la Semana Santa.