Huesca

CORONAVIRUS

La letalidad por covid baja en Aragón del 3,5 % de antes de la vacuna al 2 %

Las residencias, donde ha habido más muertes, llevan cuatro semanas sin defunciones

La vacunación ha frenado la propagación del virus.
La vacunación ha frenado la propagación del virus.
Pablo Segura

Pese a la desesperante lentitud en la campaña de vacunación contra la covid, desde que se empezaron a pinchar las primeras dosis el 27 de diciembre la letalidad de esta enfermedad (el número de muertos cada 100 contagiados) ha bajado del 3,5 por ciento que había en esos momentos para la media de los 30 días anteriores al 2 por ciento a 2 de marzo (también media de los 30 días anteriores), última fecha con datos disponibles en el portal datacovid de la DGA.

Las residencias han sido desde el principio de la pandemia la cara más cruel del coronavirus. De los 3.341 fallecidos en todo Aragón por covid, casi la mitad (1.536) han sido en estos centros. Pero la vacunación, que empezó precisamente por residentes y trabajadores de residencias, ha frenado casi al máximo la propagación del virus en estos centros y las muertes.

De hecho, en las últimas cuatro semanas no se ha registrado ninguna muerte en las residencias de Aragón por esta causa, según informó el Departamento de Sanidad, cuando hasta antes de las vacunas las defunciones se podían contar por decenas cada semana. De igual manera, el número de brotes activos en estos centros ha pasado de entre los 40 y 61 que había semanalmente en el mes previo a la campaña de vacunación a los apenas 3 en la última semana.

Y además de menos brotes, estos son más pequeños. En las cuatro semanas anteriores al primer pinchazo en Aragón, de media había 1.726 positivos entre residentes y trabajadores por semana. La cifra se ha ido reduciendo a pasos agigantados conforme la vacunación avanzaba y esta última semana solo había 8 personas contagiadas entre residentes (5) y empleados (3).

La misma evolución se ha dado en el número de residentes ingresados en hospitales o en centros covid. En las semanas anteriores al inicio de la vacunación había 83 hospitalizados de media cada semana y otros 73 residentes derivados a los centros covid de la comunidad.

Esta última semana esos números habían caído a su mínima expresión: un único hospitalizado y un único residente derivado al centro covid de Casetas. Ampliando el foco a todos los mayores de 65 años -y no únicamente a los que están en residencias-, también el número de contagios ha decaído notablemente aunque no tanto como entre únicamente residentes. Pese a ello, el número de positivos entre aragoneses de más de 65 años ha disminuido a la mitad en este último mes respecto al mes anterior al comienzo de la vacunación. En las cuatro semanas previas a las primeras dosis inoculadas se contagiaron 1.337 personas de más de 65 años frente a las 667 en el periodo del 1 al 28 de marzo, lo que supone una caída del 50,1 por ciento.

Cabe destacar que desglosando por grupos más pequeños de edad (de 65 a 74 y de 75 en adelante) se observa una importante diferencia en la reducción. Entre los aragoneses de 65 a 74 años, entre los que la vacunación va más rezagada, las infecciones se han reducido un 29,1 por ciento, mientras que entre los mayores de 75 la caída ha sido del 60,2 por ciento.

La DGA confía en aumentar el ritmo de vacunación

Luis Gascón, el jefe del servicio de Prevención y Promoción de la Salud de la DGA y responsable de la campaña de vacunación en Aragón, afirma que el descenso en la letalidad es “un efecto muy evidente ya” de las vacunas y de “la protección de los más vulnerables”. “El ejemplo de las residencias es clarísimo: hay muy pocos casos y la mortalidad ha bajado de forma muy notable”, añade. Adelanta que cuando el ritmo de vacunación vaya a más y llegue a grupos de menor edad que los actuales, “también veremos que evitaremos casos graves, hospitalizaciones y muertes. Se irá comprobando paulatinamente”. Pero para que esos efectos lleguen, primero se tendrá que solucionar el ritmo de vacunación, por ahora lento (253.061 dosis puestas y 90.803 aragoneses ya inmunizados con las dos dosis a 30 de marzo, tres meses después del inicio la campaña).

Gascón admite que hay que incrementar el ritmo de vacunación pero recalca que “siempre hemos dicho que está marcado por los suministros”. Además, tiene confianza de que las dosis que se suministren por parte de las distribuidoras a partir de ahora se eleven, afirma en una entrevista realizada este lunes, antes de que el Ministerio de Sanidad aconsejara a las comunidades no detener la vacunación en Semana Santa, instancia que Aragón no siguió.

El responsable de la campaña de vacunación en Aragón señala, sobre los suministros recibidos de cada vacuna, que hasta ahora Pfizer ha sido “bastante constante tras algún pequeño problema inicial”, mientras que AstraZeneca ha sido “muy irregular” y ha cometido “incumplimientos” por demoras en la entrega y por proporcionar menos dosis de las acordadas. Finalmente, Moderna “hasta el momento ha sido testimonial, con un 5 por ciento del total” de vacunas.

“Esperamos que eso se corrija, que aumente y que podamos llegar a las 80.000 dosis a la semana, lo que permitiría otro ritmo y cumplir con las previsiones”, declara Gascón. Las expectativas también mejorarían si la fórmula de Janssen finalmente está disponible a finales de abril o mayo como se prevé. Con todavía la previsión de llegar al 70 por ciento de la población para verano, Gascón subraya que para alcanzar ese objetivo “es necesario que los suministros respondan”. De cara a abril, explica, se esperan 41.000 dosis semanales de Pfizer y otras tantas de AstraZeneca y Moderna.

Asegura Gascón, además, que el sistema sanitario aragonés tiene capacidad para suministrar 125.000 dosis semanales -es decir, la mitad de las que se han puesto en estos tres meses- “sin demasiadas dificultades” e incluso se podría aumentar esa cifra de inoculaciones a la semana “sin medidas excepcionales”.

Y si se cumple ese objetivo del 70 por ciento de población vacunada en verano, el estío “podría ser un punto de arranque” para iniciar el camino hacia la normalidad, “la normalidad que queremos todos, no la nueva, sino volver a las rutinas y las costumbres”.